Pese a facturar canciones indudablemente pegadizas, Torche no han logrado romper el techo de la escena stoner. No es que a ellos les preocupe demasiado, pero su nuevo disco Admission podría, debería, cambiar las cosas.
En el mundo de la música es difícil inventar algo que resulte realmente original, pero cuando Torche publicaron su segundo álbum Meanderthal en 2008, como mínimo consiguieron llamar la atención. La mezcla entre riffs pesados, casi sludge, con melodías muy pop, hizo de aquel trabajo una bocanada de aire fresco dentro de una escena cada vez más orientada hacia el progresivo. Sin embargo, el éxito de crítica no se tradujo en una repercusión a nivel popular y desde entonces el cuarteto de Miami, actualmente formado por Steve Brooks (voz, guitarra), Jonathan Nuñez (guitarra), Rick Smith (batería) y Eric Hernandez (bajo), ha seguido publicando buenos álbumes, pero sin salir del circuito de clubes. El grupo ha encontrado en esa endiablada dicotomía entre ser demasiado duros para unos y demasiado blandos para otros su hábitat natural, y aunque han tardado más de cuatro años en dar salida a su reciente Admission (Relapse), los ánimos dentro de la banda están más arriba que nunca. Con el guitarrista Jonathan Nuñez tomando también las riendas de la producción, Torche han conseguido plasmar en disco toda la potencia de su directo.
Parece que este álbum está gustando más que Restarter. ¿Cuál es tu percepción?
JONATHAN NUÑEZ «Sí, creo que a la gente le está gustando mucho. Creo que es porque tiene un sonido más potente, pero a la vez es distinto. Han pasado muchas cosas desde el disco anterior, hemos tenido un cambio en la formación… Creo que Admission es el reflejo perfecto de donde estamos ahora. Como músico y productor mi trabajo era capturar exactamente dónde estamos, la energía y el sonido del directo, y creo que lo conseguimos. Tengo un socio con el que fabricamos equipos para nosotros y para otras bandas y también quería mostrar lo bien que suenan, que se pudiese distinguir cada instrumento, que fuera dinámico. Creo que cuando la gente lo escucha dice ‘vaya, suenan igual que en directo’”.
Habéis encontrado el equilibrio ideal entre saturación y claridad.
“¡Gracias! Para mí es un halago porque mucha gente sólo se fija en las canciones, pero para mí el sonido también es muy importante. La producción, la mezcla, el equipo… todo ha llevado mucho trabajo, así que me alegro de que se note”.
¿Sientes una responsabilidad extra como productor respecto a tus compañeros?
“Sí, claro, pero por suerte, estoy en un grupo al que es muy fácil grabar porque todo el mundo sabe lo que hace. Mi trabajo es más bien no hacer nada que lo estropee (risas)”.
¿Qué ha supuesto el cambio de formación con la salida de Andrew Elstner, Eric entrando como bajista y tú pasando a la guitarra?
“El núcleo del grupo siempre ha sido el mismo, así que no ha sido nada dramático. Pero ha estado bien que entrara alguien que comprendía el grupo y a quien conocíamos. En cuanto a mi papel, antes ya había ayudado con cosas de guitarra, así que simplemente ahora ha salido a la superficie lo que hacía quizá sólo de puertas adentro. Al principio sentí un poco de vértigo, pero luego todo fue bien”.
Una de mis canciones favoritas es la propia ‘Admission’, tiene como un aire más británico…
“Sí, puedo verlo. Para nosotros fue como entrar en nuevo territorio. Para este disco hice maquetas por mi cuenta programando nuevos ritmos, probando cosas nuevas… Me imaginaba lo mucho que molaría unir eso con el sonido del grupo y, realmente, cuando lo probamos, nos encantó cómo sonaba. La primera vez que la tocamos juntos, no podíamos parar, estuvimos como 12 minutos tocándola sin parar (risas)”.
«No sé si es por las redes sociales, pero hay mucha mediocridad que simplemente está bien empaquetada» JONATHAN NUÑEZ
Torche surgisteis en el mismo momento que Mastodon o Baroness, pero a pesar de que vuestras canciones son más pegadizas, no habéis llegado a tanta gente como ellos. ¿Qué piensas de eso?
“No es algo que me moleste. Nosotros vamos a la nuestra y sólo nos fijamos en la música. Quizá otros grupos han hecho cosas para llegar a nuevos fans, sea porque era lo que querían hacer o por obligación, no lo sé… A mí me gustan muchos grupos que hacen un gran trabajo, pero que quizá les cuesta más tiempo lograr un reconocimiento. Todo lo que puedo decirte es que disfrutamos mucho de lo que hacemos, de nuestra integridad, nuestro compromiso, y al final eso es lo que cuenta”.
Actualmente parece que cuente más tu habilidad para vender lo que haces que lo que haces en sí.
“Así es, no podría estar más de acuerdo. Pero yo creo que tu trabajo acaba hablando por sí mismo. No intentamos vender una idea, sino simplemente materializarla. No intentamos proyectar nada más que simplemente lo que somos. No sé si es por las redes sociales, pero hay mucha mediocridad que simplemente está bien empaquetada. Es como propaganda. Pero no creo que sólo ocurra en la música, sino que también lo vemos en la política”.
El otro día leí un post de Steve McDonald de Redd Kross y OFF! en el que se lamentaba que mucha gente considerara el underground sencillamente como un escalón transitorio hacia algo mejor, cuando en realidad permanecer en el underground puede ser una opción personal y algo totalmente satisfactorio.
“Estoy totalmente de acuerdo. Todo empieza en alguna parte y el underground es un gran vivero de ideas y tendencias, pero normalmente cuando una de ellas llega al mainstream se acaba diluyendo para poder llegar a la masa. Al final es una cuestión de márketing y, sinceramente, no es algo que me interese”.
Pero haciendo autocrítica, ¿crees que habéis cometido algún error que haya perjudicado vuestra proyección?
“No lo creo. Quizá en el pasado podríamos habernos organizado mejor, pero al final no estaríamos aquí si hubiésemos hecho algo distinto. No me arrepiento de nada. Es un viaje, eso es la vida, aprendes, cometes errores, tienes un golpe de suerte… No hay un método. Creo que cada uno de nuestros discos refleja el momento en el que estábamos con todas sus virtudes y defectos. No creo que hayamos hecho nada de lo que debamos avergonzarnos. No todo el mundo puede decirlo”.
JORDI MEYA