El próximo 27 de febrero Trivium y Bullet For My Valentine asaltarán el Palacio Vistalegre de Madrid para celebrar el 20 aniversario de los dos discos con los que se dieron a conocer al mundo. Hablamos con Matt Heafy, líder de los primeros, sobre esta gran cita y el impacto que tuvo Ascendancy en su vida.

Es indudable que cuando en el futuro se recapitulen los discos clave del metal del siglo XXI, Ascendancy de Trivium, su segundo álbum con el que debutaron en Roadrunner, estará ahí. Con su compleja combinación de melodía, agresión implacable y amor por el heavy metal clásico se convirtió en un favorito entre fans y críticos por igual, marcando el camino para el metalcore que vendría.

Algo parecido podría decirse de The Poison, el debut de los galeses Bullet For My Valentine, así que tiene todo el sentido del mundo que 20 años después hayan unido fuerzas en una gira conjunta para celebrar sus aniversarios. Cierto es que las expectativas generadas, sobre todo por parte de una prensa británica que los vendía como los nuevos Metallica, no han acabado de materializarse. Quizá era más un deseo que una realidad, pero por otra parte que dos décadas ahí sigan ahí, cuando tantos otros de sus coetáneos han desparecido, significa que algo especial tenían.

Pocos días antes de que iniciaran este ‘The Poisoned Ascendancy Tour’ en Cardiff el pasado 26 de enero, teníamos la oportunidad de charlar con Matt Heafy.

¿Cuál ha sido la relación de Trivium y Bullet For My Valentine a lo largo de los años?
MATT HEAFY «Siempre fuimos conscientes de la existencia el uno del otro. En 2005, cuando empezamos a crecer en el Reino Unido, ellos también lo estaban haciendo. Siempre salíamos en las mismas revistas. En los últimos años, he podido conocer mejor a Matt y a los chicos de Bullet, y ha sido genial. Lo interesante es que ambos hemos recorrido caminos similares. Cuando empezamos, no había una escena para bandas como nosotros en Estados Unidos. Hicimos nuestras giras por el mundo y al volver a casa enfrentamos críticas, pero eso nos fortaleció como banda. Ahora estamos trabajando juntos en esta gira y siento que la conexión es más fuerte que nunca. Trivium y Bullet girando juntos es como uno más uno igual a tres, pero con esta gira, con The Poison y Ascendancy como protagonistas, es como uno más uno igual a cinco. Va a ser algo fantástico”.

¿Cuál es tu álbum favorito de Bullet For My Valentine?
«The Poison, sin duda. Es un álbum donde puedes escuchar unos segundos de la guitarra rítmica y saber que es Bullet. Eso es algo especial”.

Entiendo que vais a tocar Ascendancy entero.
«Sí, sí. Tocaremos todo el disco entero y alguna cosa más que seguro gustará a los fans. Mientras hablo contigo ahora, estoy en camino a ensayar el set completo de Ascendancy. Hemos estado ensayando desde marzo del año pasado. Aunque es un disco de hace 20 años, todavía lo ensayamos como si fuera nuevo».

¿Y tenéis planes para un nuevo álbum cuando termine la gira?
«No puedo confirmar ni negar si estamos trabajando en nueva música. Lo que sí puedo decir es que tenemos un estudio de grabación de primer nivel en nuestro cuartel listo para cuando queramos hacer un disco”.

«La primera vez que tocamos en España fue en Moby Dick, y había unas 17 personas, pero fueron las personas más apasionadas que he visto» MATT HEAFY

La mayoría de gente descubrió a Trivium con Ascendancy en 2005 y mucho pensaban que era vuestro debut, pero lo cierto es que ya habíais sacado un primer disco dos años antes, Ember To Inferno. ¿Qué recuerdas de aquella época?
«Ember To Inferno salió a través de Lifeforce Records y era imposible encontrarlo. La distribución fue muy mala, no se hicieron entrevistas, y solo hicimos tres shows en Europa. Es normal que nadie se enterase de que existía (risas), pero al menos sirvió para que Roadrunner mostrase interés en nosotros y nos fichara».

¿Cómo fueron esos primeros conciertos en Europa?
«Tocamos en Zalfeld, Alemania; en Jet, Bélgica; y en Eindhoven, Países Bajos. En Jet, había unas 30 personas. En Eindhoven, quizás unas 500 personas, pero estaban allí por otras bandas. Y el show en Zalfeld fue con Heaven Shall Burn, un pequeño festival para alrededor de mil personas. Para nosotros era toda una aventura tocar en otro continente porque seguíamos siendo una banda local”.

¿Cuándo escuchas esos dos primeros discos reconoces a los Trivium que sois hoy en día?
«Creo que la mejor manera de rastrear la evolución de Trivium es escuchando Ab Initio, que contiene nuestras primeras demos. Si lo estudias cronológicamente, estaría la demo Roja, la Azul, la Amarilla y luego Ember to Inferno. Puedes ver realmente los saltos que dimos en la composición de canciones, pero hay elementos como los solos locos de guitarra que ya estaban ahí. Con Ascendancy, con Ember y con cada disco que hemos hecho, el objetivo ha sido hacer la música que sentimos que no existe, la música que nos gustaría escuchar”.

¿Qué hizo que el salto entre Ember to Inferno y Ascendancy fuera tan grande?
«El tiempo. En Ember To Inferno, algunas de las canciones las hice cuando tenía 15 años. Algunas, incluso antes. Algunas del demo Azul, las escribí cuando tenía alrededor de 13 años y medio. Para Ember, tenía 15 o 16. Para Ascendancy, 16, 17, 18. Es solo cuestión de más tiempo. Cuando alguien pasa más tiempo tocando la guitarra, mejora en la guitarra. Cuando pasa más tiempo cantando, mejora como cantante. Cuando pasa más tiempo componiendo, mejora en la composición. Es lo mismo con el ejercicio o con el jiu-jitsu, cuanto más lo haces, mejor eres. Es así de simple”.

Y para escribir buenas canciones, también tienes que haber vivido un poco. Con 13 años, igual no tienes mucho que contar.
«Totalmente. En esa primera etapa trataba de escuchar tanta música como pudiera y absorberla. Yo era el único chico en mi escuela que escuchaba metal extremo. Era el único que sabía algo sobre black metal, sobre death metal, y que se interesaba por esas cosas. Era el único con cabello largo, botas militares y pantalones de camuflaje. El único. Recuerdo cuando estábamos haciendo Ember to Inferno que la gente se estaba interesando en las primeras formas de algo como el metalcore. Cosas como Dillinger Escape Plan y The Locust estaban en auge. Había nu metal, pop punk, ska, y nosotros éramos la única banda de metal. Yo era el único que podía decirte la diferencia entre una banda de metal noruego y una banda de metal sueco (risas)«.

¿Y qué pensaban tus padres de tu obsesión por la música?
«Mis padres me apoyaron muchísimo. Con 13 años, en el instituto nos daban una hora libre para hacer prácticas en algún trabajo, y mi trabajo era Trivium. Mi padre me dijo que si quería dedicarme a la música, tenía que practicar mucho, me motivaba a mejorar. Cuando empezamos a dar nuestros primeros conciertos, siempre estaban ahí. Se portaron genial».

¿Te acostumbraste de inmediato a la vida en la carretera cuando empezaste a hacer giras?
«Cuando era un chaval, me encantaba. Pensaba que una vez firmáramos con un sello, tocaríamos en arenas, viajaríamos en un autobús… pero fue todo lo contrario. Viajábamos en una furgoneta, tocando para personas que no conocían el grupo ni les importábamos. No teníamos dinero. Nos duchábamos en gasolineras una vez cada dos semanas. Pero lo amábamos. Era genial. Teníamos 17, 18, 19 años, viajando en una furgo, haciendo lo que queríamos. No teníamos dinero y comíamos mal. La primera vez que tocamos en España fue en Moby Dick, y había unas 17 personas, pero fueron las personas más apasionadas que he visto. Cantaron cada nota de cada canción. Todo era muy diferente a lo que es ahora (risas). Ahora tenemos autobuses, camiones, catering y todo está organizado. Es más fácil, mejor y más divertido”.

¿Es verdad que tuvisteis que regrabar Ascendancy prácticamente entero?
«Sí, sí. Recuerdo llegar al estudio y Jason Suecof, el productor, estaba con la cabeza entre las manos en plan ‘¡Oh, no!’. Resulta que habíamos grabado todo en Drop D bemol y todo el disco estaba ligeramente desafinado porque una guitarra no mantenía su afinación. Así que afinamos la guitarra medio tono arriba y volvimos a grabar todo el álbum. Tuvimos que empezar desde cero, pero gracias a Dios que lo hicimos (risas)«.

A vosotros os tocó de pleno el cambio del formato físico al digital. ¿Cómo os afecto?
«Tuvimos suerte de estar atentos a esos cambios. Tuvimos presencia en MySpace cuando era muy importante. Luego todo cambió a Napster e iTunes, y después a Spotify y el streaming. Siempre hemos tenido que adaptarnos. Cuando empezamos en Roadrunner Records, la compañía era independiente, luego pasó a ser una multinacional, y los cambios nunca se detuvieron. Adaptarse ha sido clave. Yo fui uno de los primeros músicos en saltar a Twitch, y lo llevé a otro nivel. Ahora se ha movido hacia TikTok, aunque no es algo que realmente me interese. Nos enfocamos en lo que tiene sentido para nosotros, y nunca hacemos algo que no sea auténtico. La tecnología cambia, el mundo cambia, la gente cambia, y es importante mantenerse al día y evolucionar con ello”.

Tengo la sensación que Ascendancy tuvo más impacto en el Reino Unido y Europa que en Estados Unidos. ¿Fue realmente así?
«Cada disco ha tenido un impacto diferente en distintos países. Ascendancy explotó realmente en el Reino Unido, no tanto en Europa en general. En el Reino Unido llegó a disco de plata y luego de oro. Salimos en todas las portadas de revistas, ganábamos premios y agotábamos las entradas de los bolos. Pero luego ibas a Europa y en lugares como Moby Dick en España, había 17 personas. Alemania también fue muy difícil y recuerdo la primera vez que tocamos en París y tal vez había diez personas. En Varsovia había unas veinte personas la primera vez. Ahora, Polonia es uno de nuestros mercados más grandes, igual que España, Francia y Alemania. The Crusade abrió las puertas un poco en Europa, In Waves explotó en Alemania, Shogun en Australia. En Estados Unidos, diría que realmente no despegamos hasta Silence In The Snow y The Sin And The Sentence”.

¿Crees que ha sido más saludable para la banda este crecimiento constante, en lugar de explotar con el primer disco?
«Supongo que cada camino es diferente, pero creo que el crecimiento lento y constante ha sido la mejor manera para nosotros. Si miras esta gira que comienza la próxima semana, es la más grande de nuestra carrera. Y eso no habría ocurrido si no hubiéramos tenido una base sólida. Muchas bandas explotan con un disco, se vuelven enormes y luego desaparecen. Nosotros tuvimos que trabajar muy duro al principio como te contaba antes. Es importante pasar por esos momentos para disfrutar realmente los frutos del trabajo».

¿Te ves tocando música a los 70 años como Iron Maiden o AC/DC?
«Absolutamente. Cuando tenía 12 años, estaba viendo un concierto de Metallica en Seattle de 1989. Señalé la televisión y le dije a mi mamá: ‘Eso es lo que quiero hacer cuando sea mayor¡. Y ahora estamos a punto de tocar en arenas de Europa haciendo metal. Ya estamos en camino, y todavía tengo mucha pasión por todo esto. Aún tengo aspiraciones de dominación mundial, todavía quiero conquistarlo todo. A medida que algunas de las leyendas se retiren, van a dejar un espacio para bandas que realmente lo quieran. Y nosotros obviamente lo queremos. Llevamos haciendo esto durante mucho tiempo. Obviamente, tenemos hambre y lo queremos”.

JORDI MEYA

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