Con su potente mezcla de death metal y hardcore, Venom Prison consiguieron conquistar el underground. Ahora con su tercer álbum, Erebos, la banda galesa aspira a ir un paso más allá, pero sin renunciar a sus principios.

En un mundo tan competitivo como el que vivimos es bastante inusual que alguien llegue lejos sin ni siquiera haberse planteado dónde quería llegar. Venom Prison, el quinteto formado por Larissa Stupar (voz), Ash Gray y Ben Thomas (guitarras), Mike Jefferies (bajo) y Joe Bilis (batería), empezó en 2015 de manera muy casual. Sin embargo, cuando al año siguiente publicaron su primer álbum, Animus, la respuesta superó todas sus expectativas. Algo tenía su deathcore que los diferenciaba de otras bandas de la escena. Y no solo por el hecho de que tuvieran al frente a una mujer, sino porque su música transmitía una honestidad libre de artificios.

Las cosas aún les irían mejor con su segundo álbum, Samsara, publicado en 2019. Las críticas fueron fabulosas, y la banda tuvo la oportunidad de girar por toda Europa junto a Trivium, algo que iban a volver hacer con Parkway Drive al año siguiente dándose a conocer a todavía un público más amplio. Naturalmente, esa gira tuvo que cancelarse por la pandemia, y con ella, todos los planes que tenían previstos.

Lejos de hundirse, el nuevo orden mundial les inspiró. Larissa encontró un filón para plasmar sus sentimientos en las letras, y Ash y Ben, contaron con el tiempo necesario para experimentar mucho más con nuevos sonidos y buscar nuevos horizontes musicales. Incluso, el nombre de su tercer álbum, Erebos, un dios griego nacido del caos, es el resultado directo de lo que vivieron durante el último año.

Para hablar sobre todo ello, la semana pasada contactamos vía Zoom con su guitarrista Ash Gray, quien empezó disculpándose por un pequeño retraso porque acababa de llegar de su otro trabajo.

¿Dónde trabajas?
ASH GRAY «Trabajo en un centro artístico en el que se hacen talleres y clases para que universitarios puedan aprender sobre sonido o producción escénica. Y para los que quieren hacer periodismo también hacemos cosas de radio».

¿Te ha reconocido allí algún fan de la banda?
«Por suerte no (risas). Intento mantener un perfil bajo en el trabajo. Si te soy sincero, no creo que nadie sepa quien soy».

Muy bien. Erebos me ha parecido un disco más grande, más ambicioso. ¿Fue un reto hacer un disco así sin perder la esencia del grupo?
«Sí, eso fue lo más difícil. No hace mucho le comentaba a alguien que componer el disco no fue difícil, pero sí encontrar el equilibrio entre evolucionar añadiendo capas y profundidad sin poner en peligro nuestras señas de identidad. Muchas bandas van a por todas y el cambio resulta demasiado drástico. Personalmente creo que nada en este disco suena forzado, cada vez que añadíamos algo era de manera natural. Es un reflejo del momento en el que estamos. Hubo momentos en los que nos enfrentamos hacia ciertos dilemas, sobre todo Larissa».

Portada Venom Prison¿Podrías concretarlo un poco más?
«Por ejemplo, le dije a Larissa que si le salía una buena melodía, y quería que alargara alguna sección para desarrollarla, podía hacerlo. Creo que la principal diferencia es que estructuramos mucho más los temas. Samsara es un disco muy técnico, con estructuras muy oscuras, cambios de ritmo… y en cambio Erebos, aunque conserva eso, es más directo. Y eso nos costó. Queríamos algo más parecido a una canción con estrofas y estribillos, pero con la personalidad de Venom Prison. Quería ir en esa dirección, pero no quería que la gente pensara ‘¿Pero qué han hecho estos tíos?’«.

Muchos grupos, como supongo que habrá sido vuestro caso, al disponer de un mayor presupuesto de grabación se les va la pinza. Es como si pensaran que es su única oportunidad de hacer todo lo que habían soñado y se pasan de frenada. Y luego los ves en directo, y no son capaces de reproducir lo que han grabado.
«Sí, y por eso, aunque en este disco añadimos muchos elementos, todo están tocados por la banda. No podíamos aceptar nada que no surgiera de nosotros. Fue en plan, ‘Venga, tenemos tiempo, vamos a aprender sobre electrónica, vamos a aprender sobre sintetizadores y tocarlos en el disco’. Tanto Ben como yo tenemos pequeños estudios en casa, y si no éramos capaces de plasmarlo en las maquetas, entonces no íbamos a contratar a alguien para hacerlo en el disco. Ese fue el pacto. Y creo que por eso aunque hemos intentado hacer algo nuevo, no hemos puesto en peligro lo que es Venom Prison».

¿Con qué ánimo afrontasteis el nuevo disco? Porque con Samsara habíais dado un gran paso, teníais muchas giras programadas para 2020, y entonces, todo se paró. Supongo que tuvo que ser un golpe muy duro.
«Sí, fue muy duro porque teníamos muchas cosas planeadas. Pero curiosamente, me recuperé muy rápidamente. Todavía no sé cómo, pero como en una semana, le mandé un mensaje a Ben diciendo, ‘Vamos a empezar a componer’. Total, tampoco podíamos hacer otra cosas. Y como más avanzaba el proceso, más me enamoré de la música que estábamos creando. Supongo que en parte fue porque no tenía ninguna otra preocupación que esa, no había que pensar en giras, ni compromisos. Ben y yo estuvimos meses y meses trabajando las canciones, pero con una actitud muy abierta. El primer día que fuimos al estudio le dije al productor Scott Atkins que si pensaba que teníamos que cambiar algo, alargar una parte o quitar otra, me parecía bien. Muchos músicos sufren de ‘demo-titis’ y se aferran totalmente a lo que han grabado en las maquetas, pero yo estaba totalmente abierto al cambio. Era la primera vez que no teníamos que salir corriendo de gira, y sin desmerecer nada de lo que hemos hecho antes, porque amo esos discos, esta vez pudimos trabajar en Erebus con total tranquilidad. No quiero hinchar el globo, pero esto es lo de lo que somos capaces cuando tenemos tiempo. Todo el mundo estuvo a tope».

¿Qué canción es la que sufrió una mayor transformación de la maqueta a lo que escuchamos en el disco?
«Oh, hubieron unas cuantas. Creo que hicimos como siete versiones de ‘Pain Of Oizys’, y ninguna de ellas se parece a la del disco. Uno era incluso en plan black metal (risas). Cuanto más escribíamos, más cosas nuevas nos salían. Y si sentíamos que funcionaban, tirábamos adelante».

Cuando os entrevistamos a Larissa y a ti cuando salió Samsara, mencionasteis que no teníais ninguna ambición de éxito con esta banda. Pero para ti que venías de Brutality Will Prevail, supongo que estar ahora en un grupo que es tan  apreciado por los fans y los medios, tiene que resultar muy gratificante. ¿Es realmente así o te sientes más agobiado…?
«Han sido dos experiencias totalmente distintas. El caso es que con Brutality Will Prevail aprendí muchísimo. Era muy joven y para mi ir o tocar en shows de hardcore era como saber que estarías en un entorno muy familiar, sabías que tus amigos iban a estar ahí. En cambio, con Venom Prison, a veces tocamos en un festival y no conozco a nadie. Yo no vengo de ahí. Al principio de Vemon Prison solo queríamos hacer algo que nos molara, y una cosa llevó a la otra, y hemos llegado hasta aquí. Pero no tengo una explicación.

Creo que quizá esa falta de pretensiones puede ser parte del motivo por el que habéis conectado con la gente. A veces dentro del metal, las bandas aparecen como demasiado estiradas o pretenciosas.
«Sí, totalmente de acuerdo. Nosotros nos vemos al mismo nivel que nuestro público. No somos distintos a nuestros fans. Yo sigo yendo a trabajar cada día, vuelvo a casa y tengo que pagar las facturas. A veces, ves a músicos que van de estrellas, y es en plan, ‘Tío, no te flipes que sé que trabajas de otra cosa’. Que no pasa nada, pero no quieras vender una realidad que no existe'».

«Creo que hay que normalizar que una cantante de metal pueda ser madre y seguir con su carrera como hacen los hombres» ASH GRAY

Y tampoco hay que desestimar el poder hacer dos cosas que te llenen a la vez. Recuerdo hablar con Heaven Shall Burn, que es una banda grande, y explicaban lo importante que era para ellos trabajar en otras cosas porque era importante para mantener un equilibrio en sus vidas. Y que cuando salen de gira lo disfrutan porque para ellos no es una obligación. 
«Sí, sí. Es muy importante hacer las cosas porque quieres, no porque tengas que hacerlas. Venom Prison tiene una cierta carga política, ¿y cómo podría expresar algo válido si sólo me preocupara por la imagen que proyecto en Instagram? Nunca hemos intentado vender nada de glamour, y de hecho nos da bastante rabia cuando vemos otros grupos que lo hacen».

Larissa ha sido muy abierta a la hora de hablar de sus problemas de salud mental. ¿Cómo es trabajar con ella? Porque en una banda a veces tienes que empujar o forzar la máquina para que las cosas salgan adelante. 
«Bueno, otras personas del grupo también han pasado por cosas parecidas, con ataques de ansiedad o lo que sea. Creo que todos entendemos muy bien las circunstancias de cada uno y actuamos acorde a eso. Y la verdad es que cuando estamos de gira, esos problemas no se han manifestado. Podemos tener nuestros momentos, pero ¡qué banda no los tiene!».

O una familia cuando se va de vacaciones…
«Exacto, es lo mismo. Pon a una familia siete semanas en una furgoneta, a ver qué pasa (risas). La verdad es que cuando sales de gira aprendes mucho sobre las personas que te rodean. Incluso no hace falta que hablen, sólo con su expresión corporal ya sabes cuál es su estado de ánimo. Después de tantos meses de girar con Samsara, podíamos estar en silencio en la furgoneta, pero todos sabíamos lo que el resto estaba sintiendo».

Ahora quería preguntarte por algunos de los momentos que más me han llamado la atención del disco. El primero es el solo al final de ‘Comfort Of Complicity’. Es muy, muy melódico e inesperado.
«Sí, sí. Ese lo escribió Ben. Me dijo que tenía una joya, y le dije que lo mandara. Me alegro que lo hayas destacado porque es uno de mis favoritos. Nos divertimos mucho grabándolo en el estudio».

Antes, las mencionado, pero uno de los mejores temas es ‘Pain Of Oizys’, por lo diferente que es.
«Sí, como te decía es un tema que podría haber ido en muchas direcciones distintas. Teníamos la demo desde hacía tiempo, y por un lado Ben tenía una línea de piano con la que queríamos jugar, pero por otro Mike, el bajista, quería hacer algo super metal. Al final creo que ha quedado como nuestra propia versión de lo que podría ser ‘One’ de Metallica o ‘Killer Of Giants’ de Ozzy».

Sí, pero no suena como una power ballad.
«Sí, es más como nuestra propia versión de eso, pero sin ir al extremo. Hay voces limpias, pero también tiene muchos elementos de Venom Prison, al final hay una parte más death metal. Creo que está situada en el momento justo en el álbum, para que puedas coger un poco de aire, porque la segunda mitad es bastante brutal.

Así es. También me ha encantado el breakdown de ‘Gorgon Sisters’. Se nota que está ahí con una intención, no gratuitamente.
«Oh, muchas gracias. Es curioso que lo menciones porque fue una parte que escribí yo. Es un breakdown, pero es bastante complejo. Todos me decían que era muy yo (risas). Es un breakdown casi progresivo. Scott, el productor, estaba un poco preocupado porque no sabía decirle en qué tempo estaba, pero le dije que tranquilo, que Joe, el batería, sabría qué hacer. Y así fue, empezamos a tocarlo, y salió a la primera. Pero tienes razón, este disco no está repleto de breakdowns, así que cuando aparece este es algo especial».

Luego llega ‘Veil Of Night’ que para mí sería el tema perfecto para cerrar el álbum. Para mí ‘Technologies Of Death’ es casi como que os vais del escenario y volvéis para hacer el bis.
«(Risas) Sí ‘Veil Of Night’ podría haber sido un buen tema final, pero ‘Technologies Of Death’ termina con la sección de cuerda que aparece en la intro de ‘Born From Chaos’, así que tenía que ser el último tema por narices. Creo que ‘Technologies…’ es un tema super épico, y hace que el disco termine muy a lo grande».

Para terminar quería preguntarte por el concierto que disteis en verano en el festival Bloodstock. Tuvo que ser algo muy especial.
«Lo único que me importaba es que íbamos a tener fuego (risas). No me había dado cuenta de lo fácil que es tener llamas en el escenario; solo tienes que mandar un email (risas). Recuerdo que lo puse en el grupo de WhatsApp de la banda: ‘¡¡¡Eh, podemos tener fuego!!!’. Así que lo pedimos, nos mandaron la factura, y fue en plan ‘Guay’ (risas). Pero bromas aparte, fue genial poder tocar de nuevo en directo y ante tanta gente. Fue muy, muy emocionante».

¿Cómo os planteáis la próxima gira estando Larissa embarazada? 
«Bueno, va a tener el bebé en marzo, así que nuestra idea es empezar a tocar en verano, y seguir después. No creo que vaya a ser un problema. Todos la hemos apoyado, y no ha supuesto ningún problema. Creo que hay que normalizar que una cantante de metal pueda ser madre y seguir con su carrera como hacen los hombres. Nos alegramos mucho por ella, y haremos lo más conveniente en cada momento».

JORDI MEYA