Cinco años y dos semanas después de que HIM ofrecieran su último concierto antes de separarse, Ville Valo reaparece bajo las siglas VV con su primer disco en solitario, Neon Noir. Un nuevo comienzo, pero con muchas sombras del pasado.

A menos que fueras un fan acérrimo de HIM es muy posible que el nombre único miembro que conocieras de esta banda finlandesa que lo petó con su rock gótico para todos los públicos, fuera Ville Valo. Su sedosa voz grave y su atractivo físico le convirtieron en una de las estrellas del rock más reconocibles de la primera década del siglo XXI. Pero además de ser su cara visible, Vallo era también el cerebro musical del grupo, lo cual explica que musicalmente su debut como VV, Neon Noir (Spinefarm), no suene muy distinto a lo que hacía con la banda. Es algo de lo que Vallo es totalmente consciente y que ni pretende disimular. De hecho, el repertorio de su actual gira, que recalará el 24 de febrero en Barcelona (Razzmatazz) y el 25 en Madrid (La Riviera), se reparte al 50% entre temas viejos y nuevos.

La decisión de disolver HIM en 2017, cuatro años después de publicar su último disco Tears On Tape, tuvo más que ver con su momento vital que con una incompatibilidad musical o su deseo de cambiar de estilo. Tras tontear con la banda retro Agents, con la que ya había colaborado antes, y publicar un disco en 2019, Valo decidió que había llegado el momento de ponerse a trabajar en la primera piedra sobre la que edificar su carrera en solitario. Aislado por la pandemia, grabó el disco por su cuenta, haciéndose cargo de todos los instrumentos. Un proceso que le llevó su tiempo, pero del que se siente totalmente orgulloso. Así nos lo transmitió durante la charla que mantuvimos hace unas semanas.

¿Después de este tiempo alejado del negocio estás listo para tu regreso?
VILLE VALO «No sé si lo llamaría un regreso. Nunca me fui, era solo que no podíais verme. Supongo que estoy listo porque estoy aquí, el disco va a salir, y ya no hay vuelta atrás. Estoy contento porque todo ha salido de manera orgánica, un poco como se hacía antes, tanto el disco como los conciertos que vamos a dar. Me alegra mucho saber que todavía hay gente que quiere verme. En Alemania ya se han agotado las entradas para todos los conciertos. Estoy abrumado por tanta atención».

Lo preguntaba porque ahora vas a volver a la luz pública, tu vida va a cambiar respecto a la que has vivido a los últimos años. ¿Te apetece?
«No me lo había planteado, la verdad. Supongo que el gran interrogante es si todavía ‘lo tengo’, y con eso me refiero a si la música es suficientemente buena. Supongo que volver con todo lo que implica me provoca algo de ansiedad, pero también es un tipo de vida que llevé durante muchísimos años. No debería ser muy complicado. La verdad es que tengo una buena banda y estoy contento con cómo suena todo. Me preocupa más saber si el mundo está listo. Con la pandemia, la guerra… son muchas cosas en poco tiempo que han tenido un gran impacto, también en mí. Lo últimos años han sido un desastre para todos a muchos niveles».

«A veces digo como broma que HIM era mi Hobbit y esto es El Señor De Los Anillos» VILLE VALO

Quería empezar hablando del álbum por su título, Neon Noir. Vuelves a usar el mismo contraste de luz y oscuridad que tenían los títulos de los discos de HIM. ¿Querías que hubiera una cierta continuidad?
«Creo que tiene que ver con la continuidad de quién soy. Yo escribí el 90% o incluso más de la música de HIM. Excepto en las versiones, claro, yo escribía las letras y la música. Solo hice un par de riffs con el guitarrista al principio, el resto era todo material mío. Así que este disco es una continuación, una evolución de ese mundo contradictorio que creé, que como dices, tiene luz y oscuridad. A veces digo como broma que HIM era mi Hobbit y esto es El Señor De Los Anillos. Todo forma parte de un mismo universo, con un mismo lenguaje, pero espero que nos lleve a un lugar nuevo. Pero toda parte de la misma fuente. No quería forzarme a hacer algo completamente distinto, o a cortar con mi pasado. La música siempre ha sido una expresión de mi instinto de supervivencia en este mundo horrible».

El disco me ha transmitido, por algunos sonidos más ochenteros, que quizá buscabas volver un poco a la pureza, a tus primeras influencias.
«Así es. Supongo que es resultado de tener un enfoque muy poco intelectual, no tenía que verbalizar a una banda cuáles eran mis necesidades o mis ideas, simplemente cogía la guitarra y lo ejecutaba. Tampoco tenía que lidiar con una discográfica, así que sentía mucha libertad. Supongo que también tiene que ver con la edad, me sentía muy en paz. Creo que el disco suena muy relajado. No suena como un chaval de 18 años gritando desde una barricada, y me alegro de que así sea. Mi objetivo era sonar como Leonard Cohen mezclado con Black Sabbath, o Nick Cave con Black Sabbath, no me refiero a su estilo, sino a la naturalidad con la que suenan. Nick Cave es alguien que también ha creado su propio mundo, y siempre ha sido muy consistente, por ejemplo, usando metáforas religiosas. No quería hacer exactamente lo mismo. Tampoco mi banda de directo es clavada a HIM. Vienen más del rock alternativo y no tanto del metal, tiene otra sensibilidad. A mí me gusta tanto el rollo más new nave como el rollo Sabbath, y creo que ahora, tanto en disco como en el directo, puedo poner todas esas influencias al frente. Sin que suene como algo contra HIM, pero la gente del metal solo suele escuchar metal. Es agradable poder hablar de los Talking Heads con alguien para variar».

Cuando empezaste a componer y viste que musicalmente era una continuación de HIM ¿pensaste en algún momento en reunir a la banda o no te pasó por la cabeza en ningún momento?
«No, nunca lo pensé. Hablé con Mige (Mikko Paananen – ndr.), el bajista, en varias ocasiones, por si estaría interesado en girar conmigo, pero lo hicimos tantos años que también tenía sentido seguir separados. Era mi mejor amigo en la banda, pero también tiene su propio proyecto, así que psicológicamente, después de 25 años, para mí es bueno trabajar con otra gente. La verdad es que nunca pensé en reunir al grupo, pero reconozco que a veces se me escapaba una sonrisa pensando lo mucho que se parecía a HIM. La verdad es que fue una sorpresa para mí porque nunca estuve seguro de qué parte del sonido de HIM era por mí o era por la banda. Pese a eso, creo que a nivel de producción y de las letras, también estoy ofreciendo algo nuevo».

«Llega un punto en el que tienes que decidir si quieres ser un alcohólico o un cantante» VILLE VALO

Es llamativo que grabaras todos los instrumentos del disco. ¿Disfrutaste haciéndolo o fue tedioso?
«Las dos cosas. En 2001 empecé a usar Pro-Tools para grabar maquetas, y sabía como grabar las voces, pero si hubiera sabido la cantidad de trabajo que me iba a suponer grabar el disco yo solo, posiblemente nunca hubiera empezado. Así que fue bueno no saberlo. Fue un aprendizaje, y cometí muchos errores. Grabar las baterías es lo más difícil. Hasta cierto punto fue un poco cómico. Para mí lo importante es que es algo que nunca había hecho antes, y después de 25 años de carrera profesional, hacer algo por primera vez fue estimulante. Pero lleva mucho tiempo hacerlo todo tu solo».

¿Hubo alguna canción que te hizo sudar más que el resto?
«Te diré cuál fue lo contrario, ‘Heartful Of Ghosts’. Nunca había grabado y producido una canción de manera tan fácil. Fue mágico. Empecé a grabarla, y menos de una semana la tenía terminada, casi sin darme cuenta. Pasé del silencio, de no tener ni una pista, a tenerla terminada. Pero la primera que grabé ‘Run Away From The Sun’ fue una tortura. La batería sonaba como una mierda, y no sabía por qué. Hay muchos factores a tener en cuenta, la habitación donde grabas, la afinación, la colocación de los micros… Fue desesperante. Durante la pandemia perdí la esperanza en varias ocasiones. No sabía si alguien llegaría a escuchar estas canciones, pero al mismo tiempo no podía dejar de trabajar. Cuando hice ‘Loveletting’ y ‘Neon Noir’ lo pasé fatal. Igual me tiré una semana durmiendo para poder coger fuerzas y continuar. Fue duro».

Sí, conozco varios casos de gente que empezó proyectos durante la pandemia con mucha ilusión, pero los acabaron dejando porque no sabían si después podrían hacer algo con ellos.
«Si, tuve charlas parecidas con muchos artistas. Creo que también ayudó a que la gente se diera cuenta de por qué hacen las cosas. Para algunos es simplemente por crear algo, para otros es para poder tocar en directo… Así que fue como ir a la raíz de tu motivación. En mi caso me di cuenta que la música ha sido la única constante en mi vida, y que tenía que hacerla porque si no hubiera estado todo el día mirando Netflix. También tuve días así, pero el disco me ayudó a tirar adelante. Desde luego la pandemia tuvo un impacto en el disco».

Fue un periodo de mucha autoevaluación y reflexión. ¿Hiciste ese ejercicio de pensar en cómo había sido tu vida hasta ese momento?
«Creo que ya había hecho ese ejercicio en 2010, por varias razones. Y creo que es lo peor que pude hacer. Es mucho mejor mirar al futuro porque no puedes cambiar el pasado. Pensar en el pasado, no te provoca más que dolor de cabeza, al menos en mi caso (risas). Estoy contento por todas las experiencias que he tenido y la gente que he conocido, por toda la música que hicimos. Fue increíble lo que conseguimos desde un pequeño país, especialmente en los 90, no era lo habitual que una banda finlandesa pudiera tener un éxito internacional. Pero prefiero no pensar demasiado en ello, ni racionalizarlo, me gusta pensar que fue por arte de magia, aunque trabajamos mucho. Supongo que también tiene que haber algo de talento, pero no me gusta esa palabra, prefiero usar la palabra sensibilidad. Necesitas eso, mucho trabajo y mucha suerte para triunfar. Pero ya te digo que prefiero no pensar en ello».

Tienes un sentido de la melodía muy reconocible. ¿Es la parte de componer una canción que te sale de manera más natural?
«Siempre he sentido que cuando no he podido expresar algo en palabras, podía hacerlo cantando. Me resulta más fácil expresar cómo me siento a través de acordes y melodías. Escribir letras me resulta muy difícil, porque son algo específico, pero las melodías pueden ser mucho más sutiles, pueden tener mensajes ocultos, sentimientos entre líneas. Pueden ser alegres y tristes al mismo tiempo, como lo es la vida. Pueden parecer nostálgicas y agridulces, pero albergar mucha felicidad. En mis peores momentos es cuando me salen las mejores melodías».

Siempre que pienso en ti, tengo la imagen de verte fumando un cigarrillo tras otro. ¿Sigues fumando tanto o lo has dejado?
«Lo dejé hace seis o siete años».

¿Te costó?
«No. Tuve dos intentos. Estuve tres años sin fumar y luego volví. Lo único que puedo decir es que si decides dejar de fumar es que te tomes tres días libres y no quedes con nadie porque vas a estar de muy mala leche. Necesitas tu espacio para bajar el nivel de nicotina. Tuve que hacerlo porque tengo asma desde que era pequeño. Cuando estás de gira estás en muchos espacios cerrados, camerinos, autobuses con aire acondicionado, y siempre hay alguien enfermo que contagia al resto. Tener asma y fumar no es buena idea. Y además soy cantante (risas). Llegué a fumar cuatro paquetes al día. Fumaba mientras comía, incluso en restaurantes. Me encantaba fumar. La verdad es que me ha ido muy bien dejarlo. Puede cantar más tiempo y más días seguidos. Pero me sigue gustando el olor a tabaco y creo que estéticamente mola. Me gusta el rollo James Dean (risas). Lo mismo me pasó con la bebida, me molaba el rollo de banda de rock y fiesta, pero llega un punto en que deja de funcionar, y tienes que decidir si quieres ser un alcohólico o un cantante. Fue un poco como lo de dejar HIM. Fumé lo que tenía que fumar, bebí lo que tenía que beber, y toqué lo que tenía que tocar, pero llegó un momento en el que tenía que dejarlo todo».

JORDI MEYA