En unos pocos días, el 19 de enero, Viva Belgrado publicarán su nuevo disco Cancionero De Los Cielos, un cuarto trabajo con el que los cordobeses abren una nueva etapa que promete ser igual o todavía más emocionante que la anterior.
Faltan unas pocas horas para que Viva Belgrado se suban al escenario de la sala Paral·lel 62 de Barcelona. Este 11 de noviembre Aloud Music ha organizado un concierto para celebrar su 20 aniversario con bandas como Lisabö o (lo:muêso). La participación del grupo cordobés no es baladí: cuatro meses antes anunciaban su desvinculación del sello catalán y que editarían su siguiente disco a través de su propio sello, genialmente bautizado como Fueled By Salmorejo (un guiño a Fueled By Ramen, antiguo hogar de Jimmy Eat World o Lifetime). Que aceptaran la invitación, y que además lo hagan haciendo un set especial con versiones de At Drive-In, dice mucho tanto de Cándido Gálvez (voz, guitarra), Ángel Madueño (bajo) y Álvaro Mérida (batería) como de quien hizo la oferta, Sergio Picón de Aloud. Algunas rupturas sí pueden ser amistosas.
Sentados en una terraza dos calles de la sala, todavía arrastran el cansancio después de su reciente viaje a México sin apenas tiempo para haber ensayado, pero desde luego si hay algún tipo de nervios, los disimulan muy bien. Ausentes están tanto Jaime Acosta, su nuevo guitarrista, ocupado con su otra banda Aiko El Grupo, como su sustituto en casos de emergencia, ni más ni menos que Jaime Ladrón de Guevara de Catorce. Pero al final es el core de Viva con quien queremos hablar sobre El Cancionero De Los Cielos, un cuarto álbum que incluye sorpresas como un rapeo de Erik Urano en ‘Jupiter and Beyond the Infinite’, su primer tema sin guitarras ‘Elena Observando la Osa Mayor’, o muchas más melodías en canciones como ‘Perfect Blue’, pero que sigue teniendo al 100% la esencia del grupo.
Cuando se publique Cancionero De Los Cielos habrán pasado casi cuatro años desde Bellavista. A excepción de un par de temas, no sois una banda que esté constantemente lanzando material nuevo o singles para estar todo el rato presentes. ¿Hacéis un esfuerzo consciente para dosificaros y que cada vez que salga un álbum sea algo especial?
CÁNDIDO GÁLVEZ “No sé si es algo consciente o es que somos de esos grupos que todavía mamamos otra forma de consumir la música. Al menos en mi cabeza la manera de consumir es a través de álbumes, no tanto de singles. Actualmente es como si todos trabajásemos para Meta, para YouTube, sacando contenido continuamente porque sino parece que dejas de estar vigente”.
ÁNGEL MADUEÑO “Todo está diseñado para favorecer a un algoritmo, pero nosotros intentamos evitar eso de una forma orgánica. Creo que la gente lo agradece. Somos una banda de nicho, pero es que también hay gente en ese nicho”.
CÁNDIDO “Aunque confieso que me gustaría sacar música más asiduamente”.
Yo creo que está bien dosificarse.
ÁNGEL “Lo que pasa es que desde fuera parece que nos lleve mucho tiempo preparar las cosas, pero en verdad siempre vamos con la hora pegada al culo. En realidad, hemos estado seis, siete meses con este disco”.
CÁNDIDO “Yo siempre acabo con la sensación que si nos hubiesen dado seis meses más hubiera quedado mejor. Pero también esa urgencia es la que te hace trabajar”.
Los partos de los discos de Viva Belgrado siempre son difíciles. ¿Lo tenéis asumido o cada vez os sorprende en plan ‘volvemos a estar en la mierda’?
ÁNGEL “Cada vez son más complicados. Llevamos una vida adulta, tenemos trabajos que demandan y cada vez tenemos menos tiempo para dedicarle a la banda. Lo ideal sería tener todo el tiempo del mundo, pero la realidad es que tienes que vivir trabajando en otras cosas”.
CÁNDIDO “También es que las expectativas están cada vez más altas. Antes hacíamos un disco con lo que nos iba saliendo y ahora descartamos mucho más”.
¿El nivel de exigencia os provoca más agobio?
CÁNDIDO “Más que agobio es lentitud. Al final queremos sentir que la banda progresa y ofrece algo nuevo, y eso con los trabajos que decía Ángel es complicado. En la época de Ulises ensayábamos todos los días, girábamos un montón… Ahora los ensayos son más esporádicos, no tocamos tanto, trabajamos más en casa”.
¿Cuándo os pusisteis a trabajar a fondo con el disco?
CÁNDIDO “A principios de año. Teníamos muchas ideas porque algunos riffs tenían año y medio o dos años, y hemos ido rescatando cosas que teníamos sueltas. Pero el esqueleto hasta diciembre, enero no nos pusimos ya a darle forma”.
¿Cuándo tenéis una canción más o menos terminada se la enseñáis a alguien externo a la banda para ver si vais por el buen camino?
ÁNGEL “Alguna vez la tocamos para alguien en el local de ensayo, pero generalmente no”.
CÁNDIDO “Yo a veces se la enseño a mi pareja o a algún amigo muy cercano. En este disco que hay un salto más evidente de estilo, sí que le fui mostrando los temas a Sergio de Aloud, antes de que dejáramos de estar con ellos, para ver si las voces más melódicas las veía como Viva Belgrado o como algo fuera de Viva”.
¿No creéis que todo puede entrar en Viva Belgrado?
ÁNGEL “Pero siempre tiene que haber un punto de coherencia, no puedes meter un reggae porque sí”.
CÁNDIDO “Yo es que he sido muy inseguro con el tema de la voz de intentar cantar melódico. Aunque sepas por dentro que lo vas a hacer, buscas esa validación externa que te haga sentir más cómodo”.
¿Qué te llevó a ese cambio de registro? ¿Estabas cansado de gritar, pensabas que cantar te abría nuevas posibilidades musicales?
CÁNDIDO “Por un lado está lo de no intentar repetir fórmulas. Me he cansado un poco de la verborrea de letras tan extensas, me parecía más bonito intentar explicar las cosas con menos palabras. Me parecía más atractivo”.
¿Siempre vienen de ti los embriones de las canciones?
CÁNDIDO “Depende. Hay muchas que la estructura viene de casa, pero otras cosas salen en el local y luego las estructuramos en casa”.
ÁNGEL “Compramos un sinte, y estuvimos varios días improvisando con eso. Fueron saliendo cosillas y de ahí moldeamos algunos temas del disco”.
ÁLVARO MÉRIDA “Y obviamente salieron cosas distintas, porque no es lo mismo improvisar sobre un riff de guitarra que sobre uno de un sinte. Te da otra chispa, otra perspectiva. Te pones más electrónico a la hora de hacer ritmos, al menos en mi caso”.
CÁNDIDO “Estábamos un poco saturados porque cuando improvisamos siempre tendemos mucho al post rock. El hecho de probar con instrumentos que no sabes tocar muy bien ya te abre la puerta de la inspiración. También compramos un Fender VI, el bajo este de seis cuerdas, y lo hemos metido en un par de temas. Aunque tocaras lo mismo en una guitarra, solo por el simple hecho de sonar diferente te triggea algo diferente en la cabeza”.
«Ahora parece que los grupos trabajen para esas aplicaciones creando contenido para que la gente vea más anuncios. No es nuestra movida” CÁNDIDO GÁLVEZ
¿El cielo como elemento conceptual del disco cuándo aparece?
CÁNDIDO “Llevaba un tiempo ya rondando, pero hasta diciembre, enero estaba abierto. El origen surge hace años porque mi hermana me regaló la biografía de Eduard Limónov escrita por Emmanuel Carrère que lo petó bastante, fue un best seller. En ese momento yo estaba muy metido en mi trabajo que está orientado al soporte al cliente, y me vino muy bien para reactivar el lado creativo de la banda. Este escritor tiene un libro que se llama El Libro De las Aguas, y básicamente hemos intentado copiar esa idea. El libro tiene el agua como hilo conductor para hablar de cosas muy distintas de su vida. Utiliza la lluvia, los lagos, la sauna, la ducha para contar diferentes historias que no tienen nada en común. Me parecía muy guay la idea de utilizar un único concepto como hilo. Y mirando en la libreta donde voy apuntando las ideas para ver qué elemento podíamos sacar, me pareció que el cielo se mostraba en muchas de ellas, ya fuera de forma literal o metafórica. El cielo tiene muchas vertientes, la religiosa, espiritual, la astrología… Tampoco le dimos muchas vueltas porque no había otro concepto que compitiera con él”.
En el disco hay ciertas obsesiones, angustias o sentimientos que se arrastran de Bellavista como es el reflexionar sobre el acto creativo. La palabra canción o canciones se repite mucho a lo largo del disco, es como si en ellas empezara y acabara todo.
CÁNDIDO “Siempre hemos dicho que no escribimos sobre lo que no conocemos. Nuestras letras siempre van sobre cosas que nos pasan o que sentimos. Al final tener una banda es la parte primordial de nuestras vidas. Las hemos moldeado alrededor del grupo. Es inevitable tocar ese tema en las canciones. También me da un poco de morbo el exhibicionismo emocional y esa ‘desromantización’ de la vida del músico. Ahora hemos vuelto de México y la gente ve las fotos y dice ‘qué guay, qué envidia’, pero no ve que detrás hay una matada increíble…”.
ÁLVARO “…las horas de espera en el aeropuerto, los viajes en carretera que son iguales de pesados o más que aquí”.
CÁNDIDO “Nosotros intentamos ser una banda humilde, pero la música al final es como una exaltación constante de la vanidad. Tenemos una relación de amor/odio con todo esto porque intentamos que la banda sea un reflejo de nuestra personalidad sin caer en las trampas del ego y la vanidad, pero al final estás jugando a eso: estás jugando a exponerte y a crear contenido todo el rato donde eres el protagonista”.
Al final cualquier músico que se sube a un escenario tiene un punto narcisista. Es necesario.
ÁNGEL “Sí, es necesario. Pero nosotros tampoco nos ponemos de cara al público. Con la forma en la que tocamos en el escenario también intentamos transmitir algo. Y mucha gente no lo entiende. Lo achacan a timidez, o se lo toman como una ofensa que yo toque de espaldas”.
ÁLVARO “Al final en las redes todos somos narcisistas. Mi Instragram es yo, yo, yo y mi batería. Ellos dos casi ni salen (risas)”.
¿Creéis que las bandas más jóvenes tienen otras prioridades que no las que teníais vosotros?
CÁNDIDO “Veníamos hablando de eso en la furgo. Cuando yo empecé en 2009, 2010 con MySpace, Facebook, yo pensaba en hacer canciones y girar, y no en hacer un vídeo y pelearme con la aplicación. Es que no me interesa. Es lo que decía antes, ahora parece que los grupos trabajen para esas aplicaciones creando contenido para que la gente vea más anuncios. No es nuestra movida”.
ÁNGEL “Las bandas no quieren picar piedra y los que llevan a esas bandas tampoco les interesa que piquen piedra, quieren maximizar beneficios. Hay bandas que tocan en un festival para 1000 personas, y luego van a una sala y meten 20, porque no se ha hecho un trabajo de base”.
CÁNDIDO “Con Fueled By Salmorejo nos hemos dado de bruces con esta realidad. Hemos montando un ciclo de conciertos en Córdoba y no había manera de conseguir bandas porque no quieren arriesgarse a venir a taquilla. Y al final es porque no generan lo que piden. Están acostumbrados a que les paguen 3000 pavos por tocar en un festival, a tener una subvención de la Comunidad de Madrid, y al final, a nosotros que estamos acostumbrados a tocar por la gasolina y un bocata, nos choca. También todo el tema de los seguidores o los oyentes mensuales de Spotify engaña mucho. Un grupo como Toundra, si miras esa ratio, tiene pocos, pero allá donde van meten gente, y en cambio, otros con muchos, van a Córdoba y meten 50 personas. Creo que muchos promotores caen en esa trampa”.
¿Cuándo decidisteis que el disco lo ibais a sacar vosotros y cómo fue la conversación con Sergio de Aloud para decírselo?
CÁNDIDO “En noviembre partimos caminos con Aloud. Fue más o menos mutuo. La vida de Sergio ha cambiado mucho en los dos últimos años, con los hijos tiene menos tiempo para las bandas. La realidad es que Aloud es un proyecto muy Do It Yourself de Sergio, y en función de su disponibilidad la actividad de nuestra banda se veía resentida. Sergio era nuestro mánager, nuestro booker, nuestro técnico de sonido, y cuando no estaba disponible se notaba mucho. Él era muy consciente de eso y como buen amigo nos lo hizo saber y decidimos buscar otras opciones sin tener muy clara cuáles iban a ser. Estuvimos hablando con algún sello, pero siempre habíamos tenido el picorcillo de hacerlo nosotros. Siempre hemos sido una banda muy autónoma y ya habíamos gestionado las ediciones en vinilo, la distribución digital, porque yo curro en eso y Ángel curra en merchandising, así que nos sentíamos capaces de hacerlo. Darle el trabajo a un sello era como darle un corte de nuestros beneficios de cosas que ya sabemos hacer, y al final somos muy control freaks, así que preferimos hacerlo nosotros. Referentes más cercanos como Berri Txarrak o Standstill acabaron haciendo sus sellos, o Cala Vento, otra banda que nos flipa mucho. Es verdad que está siendo más trabajo del que creíamos, pero está mereciendo la pena. Si viéramos que no nos cuadra, siempre podemos sacar el siguiente disco con un sello”.
Hablando ya del disco en sí, me gusta mucho como suena, es una buena mezcla entre un disco muy de estudio y el de una banda tocando. ¿Cómo fue trabajar con Santi Garcia y Raúl Pérez como productores?
CÁNDIDO “La premisa era que no queríamos tanto un sonido hi-fi, sino que tuviera algo especial. A mí los discos que me gustan no son los que suenan tan bien, sino que tienen algo característico. Una cosa curiosa es que el estudio de Raúl no tiene ningún tratamiento acústico, pero tiene algo mágico. Es una casa, una especie de chalet, donde te puedes sentir muy cómodo. La segunda planta tiene un techo muy alto como de cuatro metros, y eso da pie a colocar muchos micros, que Santi es muy freaky de eso. A Raúl le mola también mucho el rollo Albini y se pusieron de acuerdo en eso”.
¿Cómo se repartieron los roles?
CÁNDIDO “La idea es que Santi hiciera más de ingeniero y Raúl más de productor, pero al final los dos hicieron de todo. Fue curioso ver trabajarlos juntos”.
ÁLVARO “Era la primera vez que se conocían y se notaba que se admiraban mutuamente”.
ÁNGEL “Algo que hace el disco todavía más especial es que ya no se volverá a grabar en ese estudio. Fue el penúltimo que hizo porque se ha mudado a Motril”.
CÁNDIDO “También es la vez que hemos hecho más pre-producción. Preparamos un documento con referencias, sonidos para cada tema, hicimos llamadas previas, nos dieron sus ideas… Nos hemos dejado llevar más que otras veces que simplemente llevábamos los temas y los grabábamos”.
Si no te importa, me gustaría hablar un momento de Elena, tu pareja, que aparece en el primer single del disco, ‘Elena Observando la Osa Mayor’. ¿Cómo os conocisteis y por qué decidiste usar su nombre en lugar de poner otro?
CÁNDIDO “Lo pensé y lo hablé con ella, pero al final se quedó su nombre. Nos conocimos en Moscú hace unos años y poco a poco fue surgiendo la relación. Pero la situación del COVID y de la guerra de Ucrania afectó directamente la relación de cómo y dónde podíamos vernos. Nosotros con pasaporte europeo no nos planteamos estas cosas, pero con ella te das cuenta que no todo el mundo tiene esa suerte. Ahora estamos todavía con gestiones para que pueda quedarse indefinidamente. Yo como letrista hablo de las cosas que me pasan, y ese era un tema muy importante en ese momento. Me gustaba dejarlo escrito como si fuera un diario. La canción se la pasé a ella el día de su cumpleaños, como un regalo. También tiene ese punto entre homenaje y exhibicionismo que hablábamos antes que nos molaba. De hecho, el título tiene que ver con una canción de The National, ‘Carin At The Liquour Store’, y Carin es la mujer del cantante. Cuando una canción o un poema tiene un nombre propio me parece que le da mucha más fuerza. Deja constancia histórica”.
Independientemente de la situación concreta de Elena, los músicos estáis destinados a mantener relaciones a distancia. ¿Es algo a lo que te acostumbras?
ÁLVARO “Te acostumbras y te cansas. Te cansa hablar tanto con una persona a través de una pantalla. Cuando hablas cara a cara te resulta hasta extraño. Yo termino muy quemado”.
CÁNDIDO “La dinámica es diferente. No sales del trabajo y vas a buscar a tu pareja y os vais al cine. Igual estás tres días, 24 horas juntos, y eso también es peligroso porque te puedes llegar a cansar”.
Hablando de relaciones, en este caso internas, de nuevo habéis pasado por un cambio de formación. ¿Cómo lo habéis vivido esta vez? Y por otra parte, Jaime toca también en Aiko El Grupo, que también van hacia arriba. ¿Cómo os lo vais a montar para compatibilizarlo?
ÁLVARO “Yo creo que está bien porque tiene 10 años menos que yo y aporta esa ilusión juvenil, y además viene de ser fan de la banda desde que estaba en el instituto. Es verdad que ahora tiene más fechas con Aiko que con Viva, pero creo ha sido un acierto”.
CÁNDIDO “Estamos muy contentos. También ha sido algo más progresivo. Con Álvaro nos dijo que no quería seguir y fue más de un día para otro. Con Pedro (Ruíz), lo fue dejando poco a poco, se mudó de ciudad, lo íbamos viendo venir. Primero probamos con Jaime de Catorce porque venía de una banda parecida a la nuestra, pero también se mudó y no pudo ser. Pero con Jaime acertamos. Tenemos esta coña de que para estar en Viva tienes que ser un pringado y él lo tiene (risas). Ha encajado super bien y el ambiente en la furgo es super guay. Nosotros vivimos el punto en el que está él ahora con Ulises, viajando y girando un montón, y nos da este punto de hacerle de hermano mayor, pero también te contagia su ilusión”.
Para acabar te quería preguntar por la letra de ‘Gemini’. Es una autoflagelación muy bestia. ¿De dónde sale?
CÁNDIDO “Sale de esa neurosis de los diferentes aspectos de cuando estás en una banda. Cuando estás arriba y crees que vas a ganar un Grammy, y cuando estás abajo, te crees una mierda. O cuando crees que lo que te hace falta para sonar mejor es otra guitarra. Me gustan mucho las canciones que son listas de cosas. Iván Ferreiro o Berri Txarrak tienen varias que son así, y me apetecía hacer una con Viva porque nunca la habíamos hecho. Yo soy Géminis y siempre se dice que tenemos esa dualidad de personalidad. Cuando se la enseñé a Ángel me dijo que era arriesgado enseñarlo, pero creo que también mola porque al final todos nos sentimos un poco así”.
ÁLVARO “Todos nos sentimos reflejados en alguna frase. ‘El que quiere estar sobre el escenario hasta los 60’, ese podría ser yo. A veces pienso, ‘¿Cómo puede haber escrito esto si yo no le he contado nada?’”.
ÁNGEL “Al final todos estamos en el mismo barco, pasamos muchas horas juntos y acabamos teniendo los mismos sentimientos”.
JORDI MEYA