Que Viven hayan tardado un lustro en darle continuidad a todo un discazo como Las Tripas Y El Lodo podría achacarse a una consecuencia directa de la pandemia. Sin embargo, esa larga espera se ha debido a otros factores. Entre ellos, su espíritu inconformista. Tras haber facturado un álbum tan bueno como Aquí En El Infinito, pueden sentirse orgullosos de haber vuelto a dar en el clavo.
Cuentan Carlos Aranda (bajo) y Rubén Martínez (voz y guitarra) que de haberse tomado Viven de otra manera puede ahora estuvieran antes su quinto trabajo de estudio y no el tercero. O que tal vez su música llegara a más gente. Sonará tremendamente egoísta, pero me alegra que no sea el caso, ya que probablemente de haber sido así no estaríamos disfrutando estos días de un pedazo de álbum como Aquí En El Infinito.
Es cierto que el cuarteto barcelonés que completan el batería Eloi Martínez (hermano de Rubén) y el guitarrista Daniel Soler ha tardado más de lo deseable en darle continuidad a su anterior Las Tripas Y El Lodo. Si bien en aquel dieron el salto al castellano con el que muchos aficionados comenzaron a interesarse por ellos, al menos mantuvieron el hilo conductor de la historia que ya aparecía en su debut de 2014, El Solitario. Una línea argumental que en esta ocasión han decidido desechar, pero manteniendo conceptos principales como la crítica al capitalismo, la religión o la sociedad moderna en general ante la que todos acabamos sucumbiendo.
Lo que sigue siendo igualmente inamovible es su capacidad para aglutinar una serie de influencias que van desde el rock progresivo a sonoridades pesadas próximas al stoner o añadir pinceladas de sintetizadores y arrebatos bailables a lo Daft Punk. Todo ello con un arsenal instrumental ejecutado con una personalidad propia difícil de igualar y que ha contado con la producción del propio Eloi, Jorge Mur y un sospechoso habitual como Santi García para llevarlo a buen puerto.
Hace un par de semanas, conectábamos vía Zoom con Rubén y Carlos para hablar largo y tendido de todo el proceso que les ha costado finiquitar, después de 5 años, su tercer LP. Si hace faltar volver a esperar tanto para escuchar un resultado tan sobresaliente, que así sea.
Han transcurrido cinco años desde que publicasteis Las Tripas Y El Lodo. En ese tiempo, pudisteis moveros bastante para presentarlo hasta que llegó 2020. Pero más allá de ese parón por el que pasó casi todo el mundo, desde fuera da la impresión de que habéis estado hibernando. ¿Lo veis también así o desde dentro le encontráis una explicación más lógica?
CARLOS ARANDA “La verdad es que el ciclo del anterior disco fue un tanto infortunado. Teníamos un par de giras atadas en 2020 que nos hacían bastante ilusión. Estaban preparados hasta los pósters. De hecho, hay temas de Aquí En El Infinito que ya estaban por aquella época. Nos pusimos a hacer los deberes con tiempo. Había la intención de sacar un EP lo antes posible. Pero con la pandemia de por medio nos fuimos liando y ha terminado resultando en el álbum que es. Tampoco nosotros somos los mejores administradores del grupo, todo hay que decirlo (risas)”.
RUBÉN MARTÍNEZ “El marketing no es lo nuestro”.
CARLOS “Hoy en día para ser músico has de tener muchas cosas que no manejamos. A nosotros lo que nos gusta es tocar”.
RUBÉN “En todas las bandas siempre hay alguien que pone orden en todo. Intento ser yo, pero no lo disfruto. Es un asco (risas). Ahora nos está echando una mano mi primo Sergi de Discos El Colmado, con quien hemos publicado el nuevo álbum. Aún así, compartimos tareas. Es como un tercero en discordia. Pero volviendo a tu pregunta, 2020 nos cortó en seco a todos. Cuando pudimos volver, ya era un poco tarde para seguir girando con Las Tripas Y El Lodo. Entonces decidimos acabar de componer lo que teníamos. Eso fue en 2021. Y la verdad es que componer un disco de Viven no es fácil para nosotros. Nunca estamos contentos. Somos bastante cabezones, sobre todo mi hermano y yo. Nos peleamos, deshacemos las canciones, las volvemos a hacer, nos volvemos a enfadar, dejamos de ensayar porque estamos peleados, volvemos juntos… Y al final acaba saliendo. Se encadenó que teníamos cositas a medio hacer para un EP y terminamos decidiendo tirar millas con un LP. En la primera semana de 2022, después de Reyes, comenzamos a grabarlo. Y ahí nos volvimos a liar (risas). Hicimos las baterías y los bajos, empezamos las guitarras, pero las voces y las letras no estaban acabadas… Que es otro asunto del que no disfruto demasiado. Me gusta cantar y tocar la guitarra, pero en las letras siempre veo fallos.Esta vez las hemos hecho entre Carlos y yo. Ha sido un trabajo de equipo. Pero claro, todos tenemos nuestras vidas y nuestros curros. Cada vez que había que quedar para hacer algo, pasaban semanas. Y así hemos llegado hasta 2023”.
CARLOS “Hay que añadir que en general hemos tenido un poco de mala suerte en todas las fases del proceso. Además de lo que ha contado Rubén, durante la grabación de los bajos terminamos cogiendo todos el COVID y se lo pasamos a Santi”.
RUBÉN “Bueno, esto todavía no está claro si se lo pegamos a él o al revés . Yo no tenía COVID y salí de allí enfermo, así que… (risas)”.
CARLOS “Cuando reagendamos para acabarlos, fue en marzo. Y luego ya comenzamos las guitarras. Siempre hemos tenido tropezones durante el desarrollo. Todo lo que podía salir mal, salía mal. Eso ha terminado haciendo que todo se dilatara mucho”.
«Hay una parte de marketing que no se nos da bien. Pero es que tampoco nos importa demasiado» CARLOS ARANDA
¿Pero diríais que el retraso que habéis sufrido se debe más a las circunstancias o por que queríais cuidarlo todo al detalle? Porque el disco denota un curro importante. ¿Pecáis de perfeccionistas?
RUBÉN “Un poco de todo (risas). A ver, hemos tenido mala suerte, pero es que también somos cabezones. En 2020 teníamos escritas ‘La Calma’, ‘Maldita’ que acabó siendo ‘Aquí En El Infinito’, que empezó siendo un tema de tres minutos y lo terminamos transformando en esa especie de odisea de ocho (risas). ‘Realidades Paralelas’ también estaba”.
CARLOS “De hecho, al principio, ‘Aquí En El Infinito’ y ‘Realidades Paralelas’ iban juntas, aunque acabaron haciendo funciones totalmente separadas. Una formaba parte de la otra”.
RUBÉN “Realmente, el final de ‘Aquí En El Infinito’, cuando empiezo a cantar en falsete con las guitarras más tranquilas antes de que entren los sintes, toda esa sucesión de acordes, salvo una nota, es la misma progresión que en ‘Realidades Paralelas’. El final de una enganchaba con el inicio de la otra. También ‘Blanco’ fue de las primeras que escribimos. Todo lo demás se ha ido en acabar de pulir las canciones y empaquetarlo. ‘Era Pasividad’ en aquel momento se llamaba ‘Alemana’, por razones obvias (risas), y ‘Hora Supernova’ se llamaba ‘Kvelertak’. Normalmente yo suelo ser el último eslabón porque me cuesta escribir las letras. Hacer un estribillo me sale bastante rápido, pero coger el tema entero y darle el cariño que se le tiene que dar, que todo tenga sentido y coherencia, me suele llevar mucho tiempo. Ahora que Carlos se ha encargado de buena parte de las letras, sobre todo en lo que se refiere a la visión, ha sido una ayuda a la hora de ponerle a todo un concepto. Pero igualmente le hemos dado muchas vueltas”.
Por otra parte, he estado revisando vuestras redes sociales y durante ese periodo de creación de los tres últimos años, apenas subisteis contenido ni documentasteis todo el proceso. Lo habéis llevado bastante en secreto, lo cuál no es muy habitual de ver hoy en día. Hay bandas que parece que te estén mostrando hasta lo que desayunan cuando están en el local o en el estudio.
CARLOS “Lo ha dicho Rubén antes; hay una parte de marketing que no se nos da bien. Pero es que tampoco nos importa demasiado. La media de edad del grupo está cerca de los 40. Yo recuerdo un mundo sin teléfonos móviles”.
RUBÉN “Si miras nuestros perfiles personales de cualquiera de los cuatro en Instagram, que al final es la única red que utilizamos, verás que por ejemplo el último post que subí fue el de nuestro disco. Todavía tengo pendiente de hacer el de Montenegro de Ànteros. Y el anterior debió de ser Y En Paz La Oscuridad…, así que imagínate (risas). Uso las redes para echarme unas risas y apagar la cabeza, pero me produce hasta cierta ansiedad andar pensado en que tengo que hacer una publicación”.
CARLOS “Encima se nos da como el culo. Cuando tenemos que anunciar algo, siempre acabamos discutiendo mil detalles y nos volvemos locos. Pero a mí esa es una parte que me gusta mucho de Viven, porque al final todo lo que hacemos es muy de verdad. Nosotros somos así. Caeremos mejor o peor, pero nadie va a ser de una forma distinta para gustar más. Y con la música ocurre igual. Todo lo que hacemos es un producto de nosotros cuatro y de nuestro entorno. Eso tiene sus cosas buenas porque yo veo la gente con la que estoy tocando y todos son buenísimos, pero luego hay otras cosas que no se nos dan tan bien, como es el caso de gestionar las redes. Si cogemos a un tercer guitarra, procuraremos que tenga 25 años y que se haya criado en la era digital (risas). Nosotros hacemos esto porque nos gusta, no porque nos suponga un esfuerzo o tengamos un compromiso con nadie. No hacemos nada por obligación. Seguramente si manejáramos la banda de otra forma llegaríamos a otros sitios y tendríamos más repercusión, pero como no lo hacemos por eso…”.
¿El haber estado también ocupados con Playback Maracas, en el caso de tu hermano, y con Ànteros por tu parte, Rubén, os ha frenado un poquito?
RUBÉN “Creo que aquí Carlos y yo vamos a tener respuestas distintas”.
CARLOS “Bueno, yo en este impass también monté un grupo de grindcore. Conseguimos grabar un EP y nos disolvimos (risas)”.
RUBÉN “En mi caso, no creo que me haya frenado. Pienso que el hecho de que también toquemos en otros sitios ha logrado que no acabara odiando a Viven. A veces puedo ser una persona un tanto obsesiva. Cuando me pongo a currar, intentar tirar del carro y veo que el grupo orgánicamente no me sigue… puedo llegar a ser un poco imbécil. Ya me pasó con la anterior formación que tuve con mi hermano, The Black Rose Road. Quise hacer que funcionara por todos los medios y al final aquello implosionó. Eso me hizo coger un poco de distancia y vivir las cosas de manera más relajada”.
CARLOS “De hecho, Rubén y yo estuvimos viviendo juntos durante la época Las Tripas Y El Lodo. Pasó que me mudé de piso justo una semana antes de la pandemia y se comió el confinamiento él solo (risas). Pero ahora somos vecinos. Estemos tocando o no, nos vemos todas las semanas. Hay veces que quedamos pero simplemente porque somos amigos y nos gusta ir a los conciertos, tomarnos una cerveza… o demasiadas (risas). Si usáramos ese tiempo para Viven quizás tendríamos cuatro discos o daríamos más conciertos. Pero también si no cuidáramos nuestra amistad, probablemente acabaríamos apuñalándonos los unos a los otros y el grupo desaparecería”.
Siguiendo por ahí, te quería preguntar precisamente, Rubén, por el último EP que acabáis de sacar Ànteros. Creo que Víctor ha llegado a comentar que no pudiste meterte del todo en tareas de composición porque estabas centrado en Viven.
RUBÉN “Correcto. Víctor nos propuso una serie de temas ya estructurados. Él es muy bueno organizando las canciones. Yo le pasé el riff de ‘La Hoguera’ y sobre eso estuvimos trabajando. Pero como yo estaba liado con nuestro disco, le dije que le podía echar un mano en la parte técnica, pero que no me podía comprometer con la creativa porque estábamos en mitad la grabación de Aquí En El Infinito. Emocionalmente no pude dedicarle demasiado tiempo. Justo fue mandarlo a mezcla y entrar a grabar las voces de Ànteros. Al final Santi se retrasó con el disco porque andaba con mucho curro y acabamos teniendo antes el de Ànteros que el de Viven. Es lo que te decíamos del infortunio (risas)”.
Como dices, la grabación la habéis realizado entre Santi García, Jorge Mur y Eloi. Podéis explicarme el por qué de este rompecabezas en la producción.
RUBÉN “A Santi no le consideraría un productor. Es un buen ingeniero y un magnifico técnico de mezcla. Pero la producción artística del disco es nuestra. Eloi tiene mucho que decir ahí. Llevamos ya muchas grabaciones a nuestras espaldas para saber como queremos sonar y lo que queremos decir. Pero Santi es quién técnicamente es capaz de hacer que eso ocurra. Y Jorge al final es nuestro técnico de sonido de toda la vida y también el de Ànteros. Es más, fue el primer bajista que tuvimos en Viven. Grabó ‘Clouds And Horses’ en El Solitario. Pero el resumen es que las baterías y los bajos los hicimos con Santi porque nos flipa como suenan con él. Las guitarras pensamos que ya teníamos suficiente experiencia para poder hacer bien el tracking en el estudio que tiene mi hermano con Playback Maracas. Y ahí también metimos voces y sintes. Jorge nos echó una mano en todo el tema de microfonía y demás. Ha sido simplemente ir añadiendo capas”.
CARLOS “Pero al hacerlo todo en estudios distintos, cuando se retrasó tres meses el terminar los bajos con Santi, no pudimos empezar las guitarras en el estudio de Eloi hasta que los tuvimos finiquitados”.
RUBÉN “Luego ocurre que Santi trabaja con Cubase, en el estudio de Maracas usan Pro Tools y en casa teníamos las sesiones en Logic (risas). Ahí es cuando te hace falta un project manager que te marque como trabajar de una determinada manera. En cuanto a las guitarras, Dani y yo necesitábamos espacio para poder pensar que es lo que queríamos plasmar. Eso también retrasó un poco todo. Por ejemplo, en ‘El Palmar’ teníamos muy clara la estructura del bajo y la batería, pero no tanto las guitarras. Y no queríamos ir con Santi a palmar el dinero que cuesta una sesión de un día en Ultramarinos. Ya que tenemos un estudio propio, ¿por qué no usarlo y darle un poco de voz? Al final es la familia. También tiene sus cosas buenas y malas, porque cuando ves que algo no está funcionando, acabas mirando al responsable del estudio (risas). La idea era poder producir mientras grabábamos”.
A nivel conceptual, Aquí En El Infinito cierra la trilogía que empezasteis con El Solitario y Las Tripas Y El Lodo. Sin embargo, aquellos dos trabajos compartían una historia como nexo común que aquí no habéis continuado.
CARLOS “Había ideas para seguir con el arco narrativo. Sobre todo Rubén tenía varias propuestas para líneas temporales. Lo que pasa es que llegó un momento en el que estábamos empujando para concluir las canciones y las letras siempre las dejábamos para el final. Y no terminábamos de ver clara la idea. Montar una historia requiere de un tiempo extra que en ese instante no teníamos o que nos iba a añadir mucha más presión. Paralelamente a esto, salió una crítica de Las Tripas Y El Lodo, creo que en un blog, en la que se decía que el disco era un cuento de piratas. Y aunque había algo de eso, me molestó porque no era realmente así. No somos Mago De Oz (risas). Me dio la impresión de que no se acababa de entender lo que estábamos intentando contar. De modo que lo hablé con Rubén y le dije que hiciéramos un disco de canciones, en el que cada tema hablara de lo que sea que tuviera que tratar, aunque rompiéramos el hilo de toda la historia anterior. Las temáticas que tocamos tanto en Aquí En El Infinito como en Las Tripas Y El Lodo se parecen bastante. Básicamente somos nosotros encontrándonos en el mundo y sufriéndolo. Así que acordamos coger todas esas temáticas y despojarlas de la parte narrativa para tratarlas como piezas individuales. Pensaba, y parece que está siendo así, que la gente podría empatizar un poco más. Cuando Rubén está cantando según que cosas, el oyente no está escuchando una historia, sino a él expresarse como persona. Creo que eso nos acerca un poco más al oyente”.
RUBÉN “La historia que estábamos contando temporalmente empieza con El Solitario, y Las Tripas Y El Lodo era una precuela de éste dónde queríamos hacer ver que el personaje principal es en realidad el villano que se muerde a sí mismo. Todo eso es una crítica al capitalismo, el sistema que se come a sí mismo, etc… Y cada una de las canciones de Aquí En El Infinito son una consecuencia de ello. ‘El Rey Esqueleto’ es cualquier mandatario al que le quieras poner cara. Para mi es el rey Juan Carlos (risas). En ‘Blanco’ hay una frase muy potente que es “pero estoy bien pateando al caballo muerto”. El caballo muerto puede ser el sistema, pero en ese momento para mi era Viven. Es lo que me mantenía cuerdo. Y para mí la frase del disco es “¿qué más vas a cambiar?” en ‘Aquí En El Infinito’”.
Ciertamente se nota que hay menos de ficción y más de realidad. Escuchándolo a fondo me atrevería a separar las canciones en dos bloques. Por un lado, las que hablan desde el punto de visto colectivo sobre como afrontamos ciertos peligros que habitan en la sociedad como puedan ser el capitalismo en ‘El Rey Esqueleto’, la religión en ‘Grande La Cruz’, el fascismo en ‘Era Pasividad’ y la manipulación de los medios de comunicación en ‘Hora Supernova’. Y luego está la temática más personal de temas como ‘Blanco’ o ‘Aquí En El Infinito’, dónde intuyo que habéis volcado todos vuestros temores y demonios interiores.
RUBÉN “’Aquí En El Infinito’ te la explicará mejor Carlos. Es una letra co-escrita por los dos. Es su historia, pero hay una parte de cómo yo veo su historia. ‘La Calma’ habla de los muertos republicanos en las cunetas. El narrador es un cadáver. “Sea la nieve, el calor. La brisa, el frescor, la humedad”. Eso son los lustros y las décadas pasando. Como te decía, son las consecuencias de Las Tripas Y El Lodo. En cierta manera, lo que queríamos explicar en esas fábulas de los dos primeros álbumes, es lo que está en Aquí En El Infinito. No sé lo que haremos en el siguiente, o siquiera si habrá un siguiente, pero se nos empiezan a acabar los argumentos (risas)”.
CARLOS “Para mí Rubén es casi como un hermano, así que entendía muy bien de que iba la temática de Las Tripas Y El Lodo. Cuando me abrió el melón para escribir, me encontré una disyuntiva en la que no podía hacer letras que fueran de “me cago en esto y aquello”. Así que empecé a buscar situaciones que compartieran esas temáticas, pero que me ayudaran a sacar letras que fueran interesantes. La idea de ‘Grande La Cruz’ me vino porque yo estudié en La Salle de Premia de Mar y salieron a la luz todos los casos de abusos sexuales a menores por parte de los curas. Todavía tengo amigos que estudiaron allí conmigo y a ninguno nos pasó nunca nada, pero no nos sorprendimos porque todos vimos cositas. Me di cuenta de que si hablaba de la escuela a la que fui resultaría muy personificado y anodino. Pero si cogía la forma argumental de Las Tripas Y El Lodo, podía hablar de como nos afectan las religiones. Y de paso en el estribillo mandarle un mensajito a Dios, ya que a veces parece que hay sitios en los que no está. Y ‘Aquí En El Infinito’ básicamente habla de como acabé en Viven. Yo estaba viviendo en Francia y por cuestiones familiares me surgió la oportunidad de volver a España. Habla del viaje con el coche cargado y de cómo aterricé aquí. Lo dejas todo atrás esperando estar mejor, deseando que toda la aventura salga bien, para luego descubrir que no ha sido así. Es un tema que llevaba tiempo escribiendo como un ejercicio mental para desahogarme. Hasta que llegó un día en el que se lo dí a Rubén y a Dani y les gustó. Rubén recogió la canción para darle el girito. Para mi es muy especial, porque estoy en plan lastimero, quejándome, pero luego llega él para decirme “Venga, despierta. Tenemos que seguir”. Es como un diálogo entre los dos. Hay cosas en mi vida que solo me las puede decir Rubén y en ese tema me lo está diciendo dentro de una canción. Es como tirar la cuarta pared”.
RUBÉN “Para mí también es una parte muy emocionante. Cuando canto “Un arranque final. Joder, ya casi estás”, me acuerdo del primer ensayo que hicimos donde salieron todas esas guitarras machaconas que van subiendo y subiendo y vuelven a empezar. Llegué a casa, cogí la acústica y me salió la melodía de la voz. Y ahí recordé que Carlos me explicó que, volviendo de Francia, en el momento que pasó el cartel de Cataluña fue como decir: “estoy en casa”. Fue un momento de desahogo”.
Pasando al terreno musical, veo que habéis partido de lo que hicisteis en Las Tripas Y El Lodo, pero añadiendo más ingredientes. Por ejemplo, me ha sorprendido la cantidad de teclados y efectos que habéis incorporado. Se nota que no os gusta quedaros en el mismo sitio.
RUBÉN “Mi hermano y yo sí somos así. Carlos es quién nos tira para atrás y nos devuelve al rock (risas). Pero la realidad es que lo hacemos porque podemos y sabemos cómo hacerlo. En El Solitario no teníamos sintes, por eso no los había. Mi hermano toca en Playback Maracas que para mí es la mejor banda de electrónica rock del país. Entonces, ¿por qué no voy a usarles dentro de una canción de Viven cuando estamos trabajando en su estudio con su equipo? Mismamente, el saxo de ‘Era Pasividad’ es de Julián de Playback. Ese tema se acabó transformando porque en un momento dado alguien tocó un efecto que era un filtro envolvente y dijimos: “vamos a meter a Playback Maracas en esta parte””.
CARLOS “Yo que llevo ya unos cuantos años en el grupo, lo sigo viendo con distancia. Como si estuviera desde fuera. El primera ensayo con ellos en 2015 lo hice fatal porque acababa de llegar y no me dio tiempo ni a prepararme las canciones (risas). Pero me impresionó mucho como tocaban y la actitud que tenían. Son muy multidisciplinares. Eloi de repente me cogía el bajo y se sacaba una línea. Me gusta tocar con ellos porque me obligan a ser mejor músico. Lo que he aprendido en todo este tiempo ha sido gracias a eso. Como ha dicho Rubén, lo hacemos porque podemos. El signo de Viven es este. No sé si en el próximo disco será completamente electrónica o bossanova. No lo sé, pero no me preocupa. Mi aportación no es frenarles. Si se proponen hacer un álbum triple de pirubirus con la guitarra y cosas loquísimas, son capaces de ello. Entonces mi función es relajarles un poco en ese sentido (risas). De hecho, la parte final de ‘Aquí En El Infinito’ la hicieron sin mí. Llegué un día al estudio y estaban los tres con una mirada picarona en plan: “esto no te va a gustar”. Pero como les vi tan ilusionados les di el OK (risas). Pero les dije que eso tenía que ser una outro. El disco no podía tener una intro porque tanto El Solitario como Las Tripas Y El Lodo la tenían. Y a mi no me gustan. Pudiendo empezar con una canción directamente, no me hagas una intro. Así que me colaron una outro de 4 minutos en ‘Aquí En El Infinito”. Pero debo decir que me gusta”.
Habladme de las colaboraciones que hay en el álbum.
RUBÉN “Con Kantz nos conocemos desde hace tiempo. El cabrón canta muy bien, así que prefiero tenerle cerca porque siempre le da una vuelta a algo que yo no me he imaginado. Cuando estamos un poco bloqueados con las voces, me gusta preguntarle que haría él. Y ya tenía clarísimo pedirle que volviera a colaborar porque lo que hizo en ‘Debes Mandar’ era un espectáculo. En el caso de Alain fue él quien me pidió que colaborara en ‘International Feel’ de Todd Rundgren para el EP de versiones que hicieron Qverno durante la pandemia. Precisamente la gira que se cayó en 2020 iba a ser con ellos y nos hacía mucha ilusión. Así que ya teníamos el vínculo creado. Aparte, Alain mola porque tiene una voz fina y sedosa pero siempre está rodeado de mucha contundencia. De hecho, sus voces en ‘Era Supernova’ son un recambio de las mías. Le pedí que me rehiciera todas las melodías y los coros y pasó de ser el tema menos favorito de Eloi a ser su preferida (risas). Cuando Santi nos pasó las mezclas, mi voz estaba por encima de la suya y le dije: “No. Bájame a mí. Esta canción es de Alain. Que mande él””.
Para terminar, ¿que perspectivas tenéis de llevar estas canciones al directo? Tanto a nivel de logística en cuanto a artillería sobre el escenario como de agenda.
RUBÉN “Lo que es la producción del directo, de momento hemos estado ensayando y sacando los temas. Hay muchos que se han compuesto en el estudio y nos los tenemos que aprender. Estamos preparando un setlist que no va a ser como lo que hicimos con los dos anteriores discos, que los tocábamos enteros más alguna cover. Supongo que saldrá una mezcla. Estamos intentando construirlo aún. En cuanto a instrumentación, hay muchos sintes y arreglos que creemos que tienen que estar y otros que pensamos que podemos reemplazar. Hay partes que no sabemos si las tocaremos o acabaremos lanzándolas. Esto es un curro que está haciendo ahora mismo Dani por detrás. De fechas, Barcelona y Madrid están cerradas, y el resto a ver que va saliendo porque nos está costando encontrar salas para girar. Está difícil. La idea es empezar a tocar a partir de marzo, que es cuando nos llegarán los vinilos, y haremos los que podamos hasta el verano. Lo que estamos cerrando ahora mismo es ya para otoño de 2024. Llevamos tres años sin tocar, así que podemos esperar un par de meses más (risas)”.
GONZALO PUEBLA