Si venías siguiendo la trayectoria de Vulk es posible que el nuevo disco te sorprenda. Si te acercas a ellos por primera vez, también. En Vulk Ez Da, la banda dejan de ser lo que eran para seguir siendo ellos mismos.

Nunca sabremos con exactitud en qué porcentaje la pandemia ha cambiado nuestras vidas, pero esta claro que para muchos ha sido una oportunidad para replantearse ciertas inercias. En el caso de Vulk -el cuarteto formado por Andoni de la Cruz (voz, guitarra), Julen Alberdi (guitarra), Alberto Eguíluz (bajo) y Jangitz Larrañaga (batería)- esto ha significado un cambio de idioma, del inglés al euskera, y la apuesta por un sonido más crudo grabado en directo en Atala Estudioa (Bera, Navarra) por Íñigo Irazoki.

Si bien su estilo de raíz post punk sigue siendo reconocible, en Vulk Ez Da (Vulk No Es en castellano), su tercer álbum y primero que publican con el sello Montgrí, los vizcaínos se acercan a ratos al post hardcore primigenio de la escuela Dischord a través de unas canciones más viscerales que según explican «nos hablan de la amistad y el amor desde una visión existencialista y que nos acercan a la violencia de la humanidad desde la impotencia de la realidad».

Desde fuera da toda la impresión que con este disco se inicia una nueva etapa para el grupo. ¿Lo estáis viviendo así desde dentro o para vosotros es simplemente un paso más? El propio título del disco parece invitar a borrar ideas preconcebidas que se tuvieran de la banda. ¿Era esa la intención?
ALBERTO EGUÍLUZ «Totalmente. Es una manera de reivindicar que somos dueños de nuestro destino, de nuestras creaciones. Aunque de fuera no se haya visto como un ‘cambio radical’, para nosotros era clave llegar a este punto para poder seguir adelante. Para nosotros no es un paso más, es un montón de pasos pequeños tanteando el terreno, sin miedo a retroceder si es lo que toca».

Obviamente un cambio muy evidente es el cambio de idioma. ¿Fue simplemente una decisión estética o había alguna otra intención detrás?
«Es una mezcla. Todos hemos escuchado música en euskera desde siempre, entonces nos suena natural, entiendo que a la gente de fuera de Euskal Herria esto se le haga más impactante, pero para nosotros ha sido una transición bastante natural y necesaria en ese momento, había perdido un poco de sentido continuar con el inglés. De repente, el euskera hacía el mensaje más directo, quizá por la naturalidad con la que lo hablan Andoni y Jangitz. Cantar en un idioma que no es el propio, el inglés en este caso, te puede hacer caer en lugares comunes y despersonalizar tu mensaje».

Foto: Aitor Mendilibar

«Decidimos respirar hondo y tomarnos esta etapa con tranquilidad, viendo como avanzaba la pandemia y nuestras vidas con ella» ALBERTO EGUÍLUZ 

A nivel de sonido, se aprecia una mayor crudeza y agresividad. ¿Buscabais una representación más ’fiel’ de cómo sonáis en el local o en directo?
«Así es, llevábamos un tiempo muy contentos con nuestro sonido natural, el del local y los conciertos, y además, con la manera de trabajar ese sonido, que no es otra cosa que tocando todos a la vez. También trabajar así, acelera los procesos de grabación, grabar por pistas supone grabar la instrumental al menos cuatro veces, una por instrumento. En cambio, con todos a la vez, cada toma buena es una canción menos».

Tengo entendido que grabasteis en analógico. ¿Qué reto supone frente a las grabaciones digitales?
«No existen tantas diferencias como se presupone, tanto lo digital como lo analógico son solo soportes donde registrar, en ambos casos necesitas un/a operario/a que sepa manejar el soporte, la banda y las canciones. En el caso de nuestro técnico, Iñigo Irazoki, él trabaja mejor en ese formato. La clave de todo es sonar lo mejor posible y, sobre todo, tener buenas canciones. Nos da la risa cuando escuchan la grabación y dicen que oyen el ‘grano’ de la cinta y cosas así. Hay demasiado fetiche con el tema de las grabaciones y poco conocimiento real de cómo funciona una grabación y sus dinámicas de trabajo».

Han pasado tres años desde Ground For Dogs. ¿Hasta qué punto os ha cambiado los planes la pandemia o de antemano os querías tomar un descanso largo del grupo?
«El confinamiento nos pilló con las instrumentales grabadas y las voces a punto de grabar, entonces tuvimos que posponer la grabación de voces un buen rato. Esto provocó efecto dominó en el resto de procesos. Por eso decidimos respirar hondo y tomarnos esta etapa con tranquilidad, viendo como avanzaba la pandemia y nuestras vidas con ella, para así sacar el disco en el mejor momento posible».

¿Cuál es el enfoque a la hora de escribir las letras? Algunas parecen muy salidas de las entrañas, mientras que otras casi podrían ser escenas de una película, como una descripción más desde ‘fuera’.
«El enfoque varía, había letras compuestas desde hacía tiempo y otras que se compusieron en el estudio minutos antes de grabar. Andoni plantea cada canción de manera distinta, normalmente componemos un boceto de la instrumental y él busca por dónde puede ir el mensaje, aunque a veces también componemos sobre una letra con melodía y una sucesión sencilla de acordes y luego lo transformamos. Para este disco también ha sido clave la aportación de Jangitz en las letras, ya que ha ayudado bastante a Andoni con qué palabras elegir, cómo organizar frases, etc».

El tema ‘Agurra’ suena como si se hubiese grabado al revés. ¿Cómo surgió?
«Estábamos repasando las últimas canciones que habíamos grabado ese día. Cuando rebobinas la cinta para ir al comienzo de una canción, se escucha la canción al revés, esto con un ordenador no sucedería ya que te mueves por la pantalla con ‘clicks’. En cuanto la oímos al revés nos miramos todos sabiendo que eso podía ser interesante, y le pedimos a Iñigo que lo grabara. A eso le añadimos un ritmo de batería que grabamos con micrófonos de contacto que a su vez pasaban por efectos y salían por amplificadores de guitarra, consiguiendo ese sonido ‘roto’. ¡Ya teníamos una canción nueva! Andoni creó rápidamente una melodía de voz y una letra y se la cantaron Julen y él al unísono».

En los últimos años hemos visto una especie de nueva ola de grupos post punk. ¿Os sentís cómodos con esa etiqueta? ¿Os molan bandas como Shame, Fontaines DC…? Porque en este disco casi os veo más cerca de Lisabö por ejemplo.
«Seguramente transitemos entre ambos. Dentro del grupo nos gusta más Lisabö, la verdad, pero no puedo negar que nos han relacionado con esas bandas que nombras. El mundo de las etiquetas es complejo, y el de las referencias aún más. Nosotros tenemos algunas referencias muy concretas que compartimos y otras que no compartimos en absoluto, pero que todas flotan en el ambiente. Desde luego para nosotros las más importantes son las más cercanas, no porque les demos más importancia, si no porque la cercanía te da esa sensación más ‘tangible'».

Con este disco debutáis con el sello Montgrí que gestionan Cala Vento. ¿Qué relación teníais y cómo surge la idea de trabajar con ellos?
«Tenemos una relación de amistad y compañerismo con ellos muy buena, nos conocimos hace años en el Dabadaba y conectamos rápido. Desde entonces hemos hecho giras juntos, hemos coincidido en festivales, incluso una vez nos subimos al escenario con Cala Vento a tocar una canción. Ellos se han embarcado en este proyecto de hacer un sello discográfico y lo están haciendo muy bien, hay una confianza mutua muy sólida que se está traduciendo en un trabajo del que nos podemos sentir orgullosas ambas partes. Tenemos ganas de dejar de mandarnos emails con ellos y echar unas cervezas, por favor».

¡Nos apuntamos!

MARC LÓPEZ

Vulk estarán presentando el álbum en las siguientes fechas:

Vulk poster gira