Pocos grupos mantienen una relación de amor/odio tan intensa con sus seguidores como Weezer. Por eso, aunque muchos crean que sus últimos discos son flojísimos, también son muchos los que tienen su actuación en el Bilbao BBK Live, después de más de 15 años sin pisar España, como una de las citas ineludibles del verano. De la mano de su guitarrista Brian Bell nos adentramos en el inescrutable mundo de la banda.

Una vez un miembro de Radiohead definió el funcionamiento interno del grupo como una dictadura benévola. En el caso de Weezer podríamos hablar de una tiranía simpática. Desde sus inicios, Rivers Cuomo ha sido el que ha marcado el destino del grupo y es evidente que el éxito del combo durante más de dos décadas se debe, en gran parte, a su talento compositivo. Pero también lo es que la personalidad del grupo no se entendería sin la contribución del resto de la banda: las guitarras y coros de Brian Bell, la fuerza económica de la batería de Pat Wilson o el plus de musicalidad que les aportó el bajista Scott Shriner desde que entrara en 2001. No es casualidad que sus mejores discos sean cuando más suenan como una banda y que los peores, caso de su último trabajo The Black Album (Crush/Warner), cuando ésta queda relegada a un papel secundario. A pesar de su carácter introvertido y friki, de puertas adentro, Cuomo ejerce un liderazgo fuera de toda discusión, algo que sus compañeros han aceptado resignadamente como aquel empleado que no quiere tener problemas con el jefe y acaba dándole la razón, aunque sepa que se equivoca.

La realidad es que, con sus aciertos y sus cagadas, Weezer es una de las pocas bandas de rock de los 90 que ha logrado ir manteniéndose como parte de la cultura popular. Sin ir más lejos, el año pasado volvieron a colar un tema en las listas, ni que fuera una versión de ‘Africa’ de Toto, eran objeto de un sketch en Saturday Night Live protagonizado por Matt Damon, su actual gira por Estados Unidos junto a Pixies está siendo un éxito y siguen siendo reivindicados por formaciones mucho más jóvenes. Todo ello, al mismo tiempo que cada nuevo álbum se recibe con cierto temor por ver por dónde saldrán.

Gracias a su próxima participación en el festival Bilbao BBK Live, nos ofrecieron la posibilidad de entrevistar al grupo y aunque, naturalmente, me hubiera gustado poder charlar con Rivers, finalmente la opción fue hacerlo con Brian Bell, quien a la postre acabó siendo igual, o incluso más interesante. Su testimonio, después de unos generosos 50 minutos, deja al descubierto que ser miembro de Weezer es casi tan complicado como ser seguidor suyo.

Brian, es un placer hablar contigo. Pese a que no soy el típico fan old school que piensa que todo lo que habéis hecho después de Pinkerton no vale nada, desde luego ser fan de Weezer resulta muy confuso a veces. ¿Dirías que es igual de confuso desde dentro?
BRIAN BELL “Vaya, me gusta cómo les has dado la vuelta (risas). Confuso es una buena palabra… Desde luego estar en Weezer es… interesante. A veces es un poco frustrante porque aspirarías a que todo lo que hicieses gustase a los fans, y más cuando sabes todo el trabajo que hay detrás de cada canción, de cada nota, pero como artista no puedes estar haciendo siempre lo mismo. Me siento muy orgulloso de esta banda y de todos nuestros logros. Queremos ser una formación que siga avanzando y no una que sólo vive de su pasado. Creo que sólo hay un grupo que nadie quiere que nunca cambie, y es AC/DC. Pero a nosotros nos gusta experimentar, con los métodos de composición, de grabación, grabar todos juntos, grabar separados… porque hace que el resultado siempre sea distinto. Hay cosas que me gustaría haber hecho de manera diferente, pero la banda no soy sólo yo, hay otras tres personas, y luego está nuestro A&R, el productor… Todo el mundo tiene su opinión. Al final se trata de un trabajo colaborativo y todas las opiniones se tienen en cuenta”.

Pero la impresión que da es que estáis a merced de los caprichos de Rivers. Si se obsesiona por el pop actual, vais en esa dirección, si quiere hacer un disco más guitarrero, hacéis eso… Realmente, ¿qué peso tiene tu opinión o la de Pat o Scott?
“Bueno, la verdad es que no mucho (risas). Pero al final, nadie sabe lo que va a funcionar y lo que no. Puedes repetir algo que ha tenido éxito, y la siguiente vez no funciona. Es muy impredecible. Por ejemplo, el Teal Album está funcionando mejor que el Black Album. Y ese disco lo grabamos Pat, Scott y yo, y Rivers sólo cantó. Podría ser una fórmula. Pero ahora estamos de gira y Rivers está disfrutando mucho tocando los solos de guitarra y quizá eso influya en el próximo trabajo. No lo sé. Todos somos conscientes de que Rivers es el cerebro del grupo y mi trabajo es encontrar la manera de encajar en su esquema. Desde luego, eso me mantiene alerta”.

Pero siguiendo con lo que te decía de la confusión, hace poco en una entrevista Rivers decía que se sentía un poco frustrado por haber tenido tanto éxito con ‘Africa’ porque era una versión, no un tema propio. Y vais, y acto seguido lanzáis The Teal Album, un disco entero de versiones. Es muy contradictorio.
“Ya… Estamos llenos de contradicciones (risas). Lo que sé es que, si ‘Africa’ no hubiera sido un hit, nunca hubiéramos grabado el Teal Album. Y digo la palabra hit de manera relativa, porque depende de con qué lo compares. Pero en cualquier caso ha sido un tema popular, seguramente porque ya lo había sido antes; el tema original ya tuvo mucho éxito en los 80. Creo que, en parte, nuestra ‘Africa’ ha sido un hit por la historia que había detrás, ya sabes, esta chica, Mary, que nos pidió que grabáramos ‘Africa’ a través de Twitter… Los medios nacionales lo convirtieron en noticia, hasta tuvieron a Steve Lukather (guitarrista de Toto -ndr.) y Ringo Starr hablando de ello. Así que la gente ve eso y le parece interesante. Pero son cosas que no puedes planear, simplemente ocurren. Eso fue el catalizador para grabar un disco entero de versiones. En ese momento estábamos grabando el Black Album y parecía mucho esfuerzo aprenderse esos temas en profundidad para poder grabarlos. Pero la verdad es que aprendí mucho. Todos lo hicimos. Rivers grabó todas las armonías vocales, y había un montón, e hizo un gran trabajo. Y creo que eso nos puede ayudar de cara al próximo disco”.

¿No crees que a las versiones les falta un toque más Weezer?
“Las versiones son muy fieles, casi copias, pero también añadí partes de guitarra o sintetizadores que no están en las canciones originales, pero suenan como si hubieran estado ahí siempre. Están abajo en la mezcla, pero están ahí. No soy un guitarrista exhibicionista, me gusta trabajar para lo que es requerido. Mi enfoque para este álbum lo comparo a cuando reconstruí mi casa de estilo español, quería que conservara su belleza de los años 70, pero también que fuera moderna. Para mí eso era el Teal Album”.

Algo más que te pondría como ejemplo de confusión para los fans fue la gira del Red Album en 2008. Fichasteis a Josh Freese como batería, Pat pasó a tocar la guitarra… ¿De qué iba todo eso?
“No lo sé. Es mi periodo menos favorito de la banda en directo. No tengo nada en contra de Josh porque es un gran batería y Pat es un gran guitarrista, pero para mí parecía otro grupo. Para mí el secreto del sonido de Weezer es la batería de Pat. Lo que pasa es que es muy buen músico y es muy inquieto. Y en ese periodo coincidió que Pat se aburrió de tocar la batería y Rivers quería dejar de tocar la guitarra. Y propusieron cambiar la formación y Scott dijo que sí, y yo… no dije nada. En mi canción de ese disco, ‘Thought I Knew’, Rivers tocó la batería. Parecía una cuestión de cambiar las cosas porque sí, no porque fuera mejor. Fue una experiencia extraña”.

Antes contabas el interés que generó la historia de ‘Africa’, y la verdad es que si algo no se puede negar es que tenéis un olfato especial para hacer que Weezer haga cosas virales. ¿Son ideas que surgen del grupo o más de vuestro management?
“La verdad es que la mayoría de estas cosas pasan por casualidad. Lo de la historia de Mary, el sketch en Saturday Night Live… son cosas que no planeamos nosotros. De hecho, hablé con uno de los guionistas de SNL y me dijo que lo tenían escrito desde hace un año, y querían grabarlo con Jonah Hill, pero no pasó el corte. Y seguramente, si lo hubieran emitido entonces, no habría tenido ningún efecto porque no estábamos promocionando nada. Pero luego lo grabaron con Matt Damon y tuvo mucha repercusión porque volvíamos a estar en el escaparate con ‘Africa’. Ese skectch fue como un anuncio perfecto para el nuevo disco. Lo gracioso es que no se burlaban de nosotros, sino de nuestros fans tan polarizados (risas). Pero en el fondo, que alguien se moleste en escribir sobre eso, demuestra la pasión que despertamos (risas). Es como los comentarios negativos en Yelp: son mucho más divertidos que los positivos (risas). Así que la mayoría de cosas virales pasan por casualidad, pero también tenemos un nuevo management en el que trabaja gente muy inteligente y que nos ofrece cosas nuevas, aunque nosotros tengamos dudas, como publicar cinco avances antes de que salga un álbum. Supongo que saben mejor cómo funciona el negocio de la música en el presente que nosotros. La verdad es que está bien saber que alguien tiene un plan. Cuando sacamos el Blue Album, sabía que era un gran disco, pero no había un plan. En los 90 todos los grupos teníamos un contrato y los sellos sacaban los discos y esperaban a ver cuáles funcionaban y cuáles no. Tuvimos suerte de que el nuestro lo hizo, pero hubo muchos que no. No sé qué año fue, pero llegó un momento que en Geffen Records se deshicieron de todos los artistas, excepto Beck y nosotros. Los sueños de muchos artistas se fueron a la porra, pero… creo que me estoy yendo de tu pregunta…”.

“Ése es el secreto de Weezer, somos lo mejor y lo peor al mismo tiempo” BRIAN BELL

Tranquilo, es interesante. Pero te iba a decir que en cierta manera vosotros erais virales antes de que ni siquiera existiera internet con vuestros vídeos. Siempre fuisteis muy creativos. De todos ellos, ¿cuál es del que tienes un mejor recuerdo?
“Para mí el vídeo de ‘Buddy Holly’ fue mágico desde que entré en el plató y vi el decorado de Happy Days. Me quedé boquiabierto y no pude parar de sonreír durante todo el rodaje. Cuando hicimos la primera toma, supe que sería un hit. La genialidad de Spike Jonze, la manera en que incorporó las imágenes originales de Happy Days… supe que era algo icónico. Lo gracioso es que Rivers apenas había visto Happy Days, y cuando en el montaje, antes del puente, se interrumpía el vídeo y salía el cartel de ‘Continuará…’, a él no le gustó nada de nada, quería que lo quitaran. Pero le rogué que lo dejaran porque era muy gracioso, y al final lo dejaron. Ahora, de hecho, estamos usando la intro del vídeo para los conciertos. Es muy gracioso. Weezer siempre han tenido ese punto de humor, incluso de antes de que yo me uniera al grupo, y también ese punto de rock’n’roll de los 50 en temas como ‘Susanne’ o ‘Buddy Holly’ que simplemente te hacen sentir bien. Quizá haya gente que lo considere un poco ñoño, pero también es cool. Y creo que en parte ése es el secreto de Weezer, somos lo mejor y lo peor al mismo tiempo (risas)”.

¿Crees que Weezer fuisteis un antídoto al grunge?
“Nosotros surgimos justo al final del grunge, en 1994. Kurt Cobain se había suicidado, todo el mundo estaba deprimido… Nosotros también. Recuerdo estar en el local de ensayo, tristes porque él había muerto en abril y nuestro disco no salía hasta mayo, así que nunca llegaría a escucharlo. Y, modestamente, pensábamos que le hubiera gustado. Así que creo que en parte esa faceta más alegre fue lo que llamó la atención de nosotros”.

Hablando de ‘Buddy Holly’, en esta gira estáis interpretando una versión a capella justo antes de empezar el set.
“Sí, no puedes ser más real que eso. Es como volver a… no sé… 1910 (risas). Ese estilo a lo ‘barber shop’ precedió a los grupos de do-woop. Recuerdo que cuando entré en Weezer pasábamos cuatro horas practicando nuestras armonías vocales con un piano, y yo pensaba ‘nadie más hace esto’. Así que estoy muy contento de haber recuperado ese aspecto. No sólo es divertido, sino que es muy musical. Tienes que escucharte el uno y el otro, la voz humana no es perfecta, y cuando lo haces en directo, el público cambia la duración del tema, las pausas, porque depende de dónde aplaudan o griten, tienes que esperar a que se vuelva a hacer el silencio. Me gustaría que la música en general fuera más así. En cierta manera es aterrador, porque estás totalmente desnudo, pero es muy reconfortante”.

Por eso me sorprende tanto la dirección del Black Album, que es todo lo contrario de eso. Tiene una producción muy de ahora, en lugar de buscar algo más orgánico.
“Ya, ya… Quizá deberíamos recordar eso en los próximos discos. No deberíamos olvidar de dónde venimos, del rock’n’roll”.

Además, teniendo a Dave Sitek de TV On The Radio, esperaba algo más experimental y oscuro. Pero al final el resultado es muy ligero y sin riesgo.
“Bueno. Dave desde luego estropeó ‘The Prince Who Wanted Everything’ dándole un toque swing (risas). No sé por qué lo hizo. Es la única canción que aporté a este álbum y me encontré en la encrucijada de decirles que no la pusieran porque la habían cambiado demasiado o confiar en el criterio de los demás. Pero creo que el disco es experimental para ser Weezer. Hay sonidos que no hubiéramos usado de no ser por Dave. No sé, cuanto mejor músico eres, menos conforme estás con las cosas que no te gustan, pero al final también queremos sonar en la radio, ¿sabes? No es un equilibrio fácil. Para mí ‘The Prince Who Wanted Everything’ era un tema muy directo, animado, divertido, pero le metieron ese rollo swing y quedó mucho más ligero”.

Quizá deberías filtrar tu versión.
“Quizá sí (risas). Creo que tengo una maqueta por ahí”.

En este disco sólo has aportado ese tema, y en The White Album tuviste ‘L.A. Girlz’ y ‘Endless Bummer’, pero tu presencia compositiva en la discografía de Weezer ha sido muy limitada. ¿Cuántas canciones por álbum sueles presentarle a Rivers?
“En los 90 solía presentar algunos de mis temas en el local, pero me costaba mucho que las tocaran y todavía más que acabaran en un disco. Durante mucho tiempo todo era cosa de Rivers. Pero en el Red Album metí ‘Thought I Knew’ y a partir de ahí empecé a presentar más temas, pero necesitaba escuchar lo que se estaba cociendo para poder presentar algo que encajara. Sobre todo, cuando Rivers empezó a colaborar con compositores externos, pensé ‘Si ellos pueden, ¿por qué yo no?’”.

Es una pena porque creo que Rivers y tú tenéis mucha química cuando tocáis. Creo que podrías hacer grandes cosas si colaborarais más.
“Estoy totalmente de acuerdo. Pero creo que tiene que ocurrir sin forzar las cosas. Rivers sigue un método muy estricto. Primero tengo que presentar los temas al management, luego pasan por el productor y, si hay luz verde, llegan a Rivers. Tienen que pasar esos filtros antes de que ni siquiera los escuche”.

Ves, para mí eso es de locos. Lleváis 25 años juntos, ¿no le puedes simplemente pasar un tema y ya está?
“Sí… Bueno, es como conseguir una cita con el Presidente, no todo el mundo puede. Rivers colabora con gente que escribe hits, y yo no tengo hits que presentar. Hasta que no tenga un hit por mi cuenta, nadie llamará a mi puerta para ver qué puedo ofrecer. Pero no me quejo. Supongo que suena muy loco desde fuera, pero las cosas funcionan así”.

Deduzco que todo lo que no puedes grabar con Weezer acaba en tus discos de The Relationship. Tienes canciones muy buenas ahí.
Oh, te lo agradezco mucho. Pero he parado ese grupo. Estoy intentando volcar mi energía en otras cosas. Hice unas clases de interpretación y me gustó mucho, y empecé a hacer alguna cosita como actor. Y en cuanto a música, prefiero poner toda mi atención en Weezer, en lugar de en dos grupos. Uno de los motivos por los que pudimos hacer el Teal y el Black Album tan rápidamente fue porque estaba muy centrado en Weezer. The Relationship era divertido, pero me costaba mucho tiempo y dinero. Saqué dos discos con ellos y estoy contento de haberlo hecho, pero, posiblemente, ahora mismo vivo el momento de mayor satisfacción con Weezer que he sentido nunca. Antes necesitaba un proyecto paralelo para sentirme satisfecho, pero ahora no es el caso. Quiero que Weezer seamos tan buenos como podamos”.

De hecho, ya estáis preparando dos discos nuevos más. ¿Qué me puedes contar de ellos?
“Sí. Estamos trabajando con Jake Sinclair, el productor de The White Album, pero tiene su propio método y ninguno está escuchando nada de lo que estamos grabando, ni siquiera Rivers. No lo entiendo… pero es otro experimento. Creo que no escucharemos nada hasta que vayamos a grabar las partes finales, porque quiere que reaccionemos de manera muy espontánea. No sé. Igual sale algo genial o igual sale un desastre. Y luego también se está hablando de otro álbum más rock que se llamaría Van Weezer, que supongo que grabaremos de manera más tradicional”.

Porque los últimos tres discos los habéis grabado por separado, sin estar nunca juntos en el estudio. ¿Te gusta hacerlo así?
“Perdona… Se me ha dormido el brazo, voy a cambiar de posición… Ya está (risas). Creo que todo tiene sus ventajas. Grabar todos juntos mola porque te estás mirando, y ocurren cosas en ese momento que nunca ocurrirían si estuvieras solo. En el otro caso, también mola porque yo me preparo mucho y para cada canción tengo nueve o diez ideas. Y estando a solas con el productor puedo ir probándolas y ver qué es lo que funciona mejor. O puedes usar la mitad de la idea 3 con la mitad de la idea 9. Cuando grabo solo, es mi día, todo se centra en mí, y eso me gusta. A veces, si está todo el mundo en el estudio, es difícil ser productivo, porque te pasas medio día escuchando un sonido de caja, luego, vas a comer, y luego, uno se quiere echar una siesta (risas). No es fácil mantener el nivel de energía alto esperando a que llegue ese momento mágico. La última vez que grabamos de la manera estándar, con los cuatro en el estudio, fue con Everything Will Be Alright In The End con Rick Ocasek. Voy a intentar manipular el proceso de grabación para que podamos volver a hacerlo. Coger ese espíritu del ‘barber shop’ y meterlo en un disco de rock (risas)”.

¿Te gustaría volver a trabajar con Ocasek?
“Nunca digas nunca jamás. Todo puede ser”.

¿Hasta qué punto eres consciente de la influencia actual de Weezer? Pinkerton fue un disco muy influyente en la escena emo, pero ahora también hay grupos como Wavves o PUP, o Fidlar, que tienen algo de vosotros.
“Soy consciente, más o menos, y me siento orgulloso, pero tampoco creo que nuestra banda deba llevarse todo el mérito porque es una combinación de cosas. En cualquier caso, me hace muy feliz”.

Para acabar como hemos empezado, hablaremos de confusión y contradicciones. Al principio decías que Weezer no queréis repetiros, pero en directo soléis centraros únicamente en vuestros hits. Con la cantidad de temazos que tenéis, como fan es una pena que no variéis más los setlists.
“Lo sé, lo sé… Eso tiene mucho que ver con el tipo de conciertos que estamos dando y el público para el que tocamos, que es más casual. Vamos metiendo algún tema de Pinkerton por ahí, pero hoy en día la industria se fija demasiado en las métricas, y al final los temas más populares en Spotify son ‘Island In The Sun’, ‘Hash Pipe’, ‘Buddy Holly’, ‘Say It Ain’t So’, ‘Perfect Situation’, ‘Pork And Beans’… Así que eso es para lo que la gente paga por escuchar”.

Quizá deberíais tocar tres horas para que todo el mundo estuviera contento.
(Risas) Quizá. Créeme: antes de esta gira, hicimos una lista de 75 canciones que debíamos poder tocar en cualquier momento. Y me pasé muchas horas aprendiendo todos los temas para estar a punto. Pero al final, hemos acabado tocando lo de siempre”.

Brian, muchas gracias por tu tiempo. Este verano os veremos en el Bilbao BBk Live, pero espero que volváis de nuevo para tocar en salas.
“Lo mismo digo. Me encantaría volver pronto y quizá así podríamos tocar temas menos conocidos”.