Las canciones de Duplo, el segundo disco de Yawners, están destinadas a convertirse en unas compañeras perfectas para este verano. Hablamos con su creadora, Elena Nieto, para conocer mejor de dónde las ha sacado.
Tres años después de sorprendernos con su debut Just Calm Down, un álbum que destilaba frescura, pero también presentaba algunas carencias, Yawners vuelve a la carga con un trabajo en el que muestra cuánto ha crecido artísticamente en este tiempo. Sin renunciar a ese estilo sencillo y directo entre el indie rock y el punk pop, su artífice, Elena Nieto, ha conseguido afilar mucho más las melodías y un sonido con más pegada.
Además de suponer su primer lanzamiento para el sello Montgrí de sus amigos Cala Vento, Duplo también se ha publicado en Japón por Inpartmaint Inc., en Europa y Reino Unido por Big Scary Monsters, y en Estados Unidos y Canadá por Counter Intuitive. Una proyección internacional que Yawners apoyará con una extensa gira internacional. Parece que el que Rivers Cuomo levantara el pulgar a favor de la canción que Elena le ha dedicado, es solo el principio de todo lo bueno que está por llegar.
Me gustaría empezar hablando sobre qué es Yawners para ti. ¿Es un proyecto en solitario, una banda sin personal estable…?
ELENA NIETO “Yawners es un poco mi alias. Es mi proyecto personal y la vía que tengo de dar forma a las canciones que compongo. Sí que es verdad que, a nivel de directo, la formación ha ido cambiando un montón. Y a nivel de grabación, del primer disco que las baterías las grabó el chico que tocaba conmigo, Martín Muñoz, también ha cambiado todo mucho. Por ejemplo, las baterías de este disco las ha grabado Joan de Cala Vento, y luego en directo voy con Teresa que es otra batería, y Tomás que es un amigo mío que toca el bajo. Así que a nivel de definición es básicamente mi proyecto, pero tengo la suerte de poder compartirlo en diferentes escenarios con diferentes personas”.
¿Pero tenías esa idea desde el principio o tu intención era montar una banda?
“Yo antes había tenido varias bandas, y la realidad es que Yawners empezó en 2015 como un dúo con un amigo mío de Salamanca, Oliver, que ya hace 1000 años que salió de la ecuación. Pero sí que empezó más como una banda de dos personas. Pero en el momento en el que yo, coyunturalmente, me fui a vivir a Alemania y él dijo, ‘Bueno, pues ya está’, ya lo hice como algo mío».
¿A nivel creativo te gustaría poder tener a alguien al lado o disfrutas mucho de esa libertad de hacer exactamente lo que te apetece sin tener que discutirlo con nadie?
“De momento, a nivel formal, si lo hago así es porque es lo que más me apetece. Yo también toco la batería, bueno lo toco todo ¿sabes? Entonces lo hago así porque es lo que quiero hacer en este proyecto en concreto. Supongo que si en algún momento me apetece que haya inputs de otros músicos, o de otros artistas, seguro que lo hago. Pero ahora mismo estoy súper bien así, componiendo en el ordenador, con en el Logic, grabando 1000 cosas, haciendo las baterías… Eso me flipa”.
«Me parece bastante surrealista imaginarme a Rivers Cuomo cantando mi canción en su casa» ELENA NIETO
¿Cómo funciona el laboratorio de canciones Yawners? ¿Empiezas directamente a grabar o compones primero con una acústica?
“Depende bastante de cada canción. Siempre hay algo que hace que un tema empiece a desarrollarse. A lo mejor es un riff de guitarra que se me ocurre, o una melodía de voz, o una letra, o a lo mejor un ritmo de batería… Entonces en base a eso, tengo en casa mi home studio, y voy componiendo y produciendo las canciones. Componiendo las baterías, los bajos, las guitarras, las armonías, voces, segundas voces…”.
Una mujer orquesta.
“(Risas) Claro, claro. A mí eso me encanta. Me quedo ahí absorbidísima durante ocho horas y no me doy ni cuenta. Eso me flipa. Entiendo que la gente que compone en el local con otros músicos, pues también mola mucho. Pero yo de momento hago esto y me encanta”.
¿Cuántas noches te has pasado en vela trabajando en canciones y sin darte cuenta has visto salir el sol?
“¡Un montón! Además, como este disco lo compuse durante el confinamiento, ahí no había ley porque tampoco tenías que ir a ningún sitio por la mañana… Lo único es que a según qué horas tenías que apagar los altavoces y ponerte los cascos”.
¿Cuál fue la primera canción que escribiste para este disco?
“La primera canción fue la que abre el disco, ‘No Me Digas’. Esa la compuse bastante antes de la pandemia, probablemente casi un año antes”.
¿Y el resto te salió fluido o tuviste que picar mucha piedra?
“La verdad es que las ideas de base, como el caldo de cultivo de cada canción, sí que fue muy de repente y muy fácil. Pero luego como tuve mucho tiempo para pre-producirlas, le eché muchas horas a cada canción en casa. Ha sido una mezcla de cosas espontáneas y luego meterle mucho detrás”.
Yo creo que se nota. Aun siendo muy directo, se nota más trabajado.
“Me considero súper afortunada por haber tenido tanto tiempo para poder pre-producirlo todo. No digo que las canciones sean súper complejas, pero de haber seguido con el ritmo de vida ‘normal’, estoy segura de que no hubiera podido llegar a ese nivel de desarrollo. Al menos de una situación horrible, he podido sacar esto bueno”.
¿Tener la mente ocupada en el disco te ayudó a llevar mejor el confinamiento?
“Para mí se convirtió en mi rutina, lo que daba un poco de sentido a mis días. En plan, ‘Me levanto, desayuno, y me pongo a hacer esto’. En ese sentido, genial. Me dio la estabilidad que todos necesitábamos”.
Bueno, como fan de Weezer te tengo que preguntar por ‘Rivers Cuomo’. ¿Cuál es la historia de esa canción y cómo llega a escucharla el propio Rivers?
“Fue una de las primeras del disco. Básicamente fue en un día en el que me faltaba bastante la inspiración, y ese día, o el anterior, había leído una entrevista con él, en la que contaba que tiene un Excel en el cual va metiendo frases y ruedas de acordes y armonías… Tiene un programa que cuando necesita una canción nueva, más o menos
como que le une cosas que casan bien. Y como ese día no me salía nada, escribí una canción sobre eso. Como el tema lleva su nombre, les insistí un poco a los del sello de Estados Unidos, Counter Intuitive, a ver si podían hacérsela llegar. Simplemente para que la escuchara, porque me hacía ilusión, sin mayor pretensión. Resulta que el tío la escuchó, comentó en el vídeo de YouTube, habló en su canal de Discord de la canción, y les contesto al mail a los del sello en plan, ‘Me encanta esta canción, no me la puedo sacar de la cabeza’. Fue la hostia porque tenía bastantes pocas expectativas de que dijera nada, y al final dijo un montón de cosas. Me parece bastante surrealista imaginarme a Rivers Cuomo cantando mi canción en su casa (risas)”.
Si te llamará para irte de gira con Weezer, harías la maleta ya…
“Joder, voy gratis (risas)”.
De todos modos, como fan y como músico, ¿qué te parece esta manera tan analítica, tan fría de componer con un Excel?
“Sobre todo lo veo algo súper friki. ¿Pero cuántos discos tienen Weezer? Creo que, llegados a este punto de su carrera, todas las ideas, ya las has tenido. ¿Qué vas a hacer? No me parece mal, es una manera más. Hay gente que en vez de hacer eso, trabaja con compositores que les compongan las canciones. Me parece una idea contemporánea de hacer canciones”.
Este disco va a ser publicado por distintos sellos en distintas partes del mundo. ¿Es algo que has buscado, que ambicionabas, te lo has encontrado…?
“La verdad es que yo tenía más o menos claro que quería cambiar de sello. En el momento en el que ya tenía hecho todo el trabajo de composición y de grabación, y tenía el disco para enseñar, me senté y me planteé cómo quería sacarlo. A raíz de que el disco es en castellano, pero también en inglés, una cosa que puede parecer un hándicap, yo lo vi como una oportunidad muy grande de poder presentárselo a sellos tanto de España como internacionales de los que soy fan. No tenía nada que perder porque genuinamente creía que seguro que a alguno le podía interesar. Fueron varios meses de un curro que te cagas, de brujulear, de moverme, de mandárselo a sellos, a gente con la que ya tenía contacto… Y al final conseguí montar esta ecuación de cuatro sellos. Ha sido una locura para poner de acuerdo a todo el mundo a nivel de contratos y acuerdos, pero estoy encantada”.
Muchas veces los músicos solo quieren hacer música, y todo lo demás les parece muy complicado o les da muchísima pereza, que también lo entiendo. Existen mánagers, pero al final nadie va a saber venderte mejor que tú.
“Eso es verdad, y además también ten en cuenta que estamos a unos niveles en los que Yawners no es el grupo más grande del mundo. Si ya es mucho trabajo para un mánager hablar con un sello, imagínate con con cuatro, que cada uno es de su padre y de su madre. Tampoco me iba a volver loca buscando un mánager que me hiciera todo ese curro. Yo más o menos lo tenía claro y me veía capaz de hacerlo. Ahora sí estoy trabajando con Nore de Montgrí a nivel de booking y un poco de asesoramiento. A ver, todo son cosas que llevan mucho curro, pero si te ves capaz de hacerlo, yo creo que nadie lo va a hacer mejor por ti”.
Una de las cosas que me gusta de ti es que nunca has ocultado tus influencias. En otras bandas se nota como que citan cosas para quedar bien, cuando en realidad sabes que vienen de otro palo. ¿Crees que hay un poco de hipocresía?
“Creo que un poco sí. Da la sensación que hay artistas o grupos que crean un discurso y lo maquillan un poquito ¿sabes? No digo que sea todo mentira, pero un poco de maquillaje para alimentar tu discurso y tu estética, sí que hay. Luego hay otros casos en los que todo es genuino y ya está. En mi caso, siempre que me han preguntado he dicho la verdad; para bien o para mal. Me acuerdo a lo mejor alguna entrevista que me habían hecho cuando empecé el proyecto, y decía que mis influencias eran el punk rock, el punk pop de los 2000, que eso como que queda un poco más de cringe… y la gente se quedaba en plan ‘Aaah, lo reconoces’. Pero ahora, que hay un poco un revival de todo eso, la gente como que se empodera y lo cuenta aunque no sea ni verdad… que manda huevos (risas)”.
¿Y qué te parece ese revival del punk pop?
“Creo que es un género que de hace un par de años para acá se ha intentado llevar a lo comercial. Muchos artistas pop han cogido el género y se lo han llevado a sus discos, como por ejemplo Aitana. Su disco nuevo es puro Avril Lavigne, tanto de sonido como de estética. A mí mal no me parece. Me parece bien que la gente coja herramientas y las utilice. Ha pasado siempre, es algo cíclico. La música es música, y que la gente la haga, y que la consuma quien la tenga que consumir. Al final la base de la música mainstream sigue siendo mainstream, aunque coja cosas de eso. Es diferente de la música de nicho que es genuinamente así. Quien escuche el disco de Aitana lo va hacer porque es de Aitana, no porque suene una guitarra. No creo que eso ayude a que a que esa persona vaya y escuche a Joyce Manor de repente (risas). Son cosas muy diferenciadas. Pero nada es mejor ni nada es peor, son géneros diferentes y culturas diferentes”.
¿Te gustaría dar ese paso y llegar al mainstream?
“Claro (Risas). Sin renunciar a lo que hago y las canciones que me vienen, cuanta más gente lo escuche, mejor”.
JORDI MEYA