Si la música es un lenguaje universal, Envy son uno de los mejores embajadores de tal afirmación. No hace falta saber ni una sola palabra de japonés para sentir, que no entender, lo que expresan Tetsuya Fukagawa y sus compañeros en cualquiera de sus canciones.
Eso no quita la sensación que si la banda hubiera procedido de Nueva York o Los Angeles en lugar de Tokyo, su reconocimiento sería mucho mayor. Su rompedora mezcla de hardcore, shoegaze, post rock y metal ha influenciado a bandas como Thursday (con quienes compartieron un split en 2008), Deafheaven o La Dispute, y sin embargo todavía siguen siendo unas grandes desconocidos para gran parte de un público que fliparía con su música. Si eres de ellos, The Fallen Crimson puede ser una buena puerta para adentrarse en su mundo.
En su primer disco en cinco años -en los que la banda ha pasado por varios cambios de formación, incluida la ida y vuelta de Fukagawa-, Envy no presentan nada especialmente novedoso, pero en lo suyo, siguen haciéndolo como los mejores.
La base de su sonido sigue surgiendo de la fricción entre la belleza de sus cristalinos pasajes instrumentales y la rabia controlada de los arrebatos más duros. ‘Statement Of Freedom’, el tema que abre el disco o ‘A Step In The Morning Glow’, que lo cierra, son buenos ejemplos de esa fórmula que vienen puliendo desde los 90.
La banda despliega toda su majestuosidad en ‘Swaying Leaves And Scattering Breath’ con una deliciosa melodía de guitarra a lo Explosions In The Sky combinada con pasajes de spoken word, ‘Memories And The Limit’, la feroz ‘Fingerprint Mark’ o esa ‘Hikari’ en la que el batería Hiroki Watanabe despliega su potencial.
‘Rhythm’, comanda por una voz femenina quizá es la única que no me acaba de convencer, y la casi instrumental ‘Eternal Memories And Reincarnation’ no aporta demasiado, pero no deja de ser intrascendente, porque, una vez más, Envy han sabido encontrar y moldear la calma dentro de la tormenta o la tormenta dentro de la calma. Otro tanto para estos maestros japoneses.
JORDI MEYA