Con la excusa de la reedición de Radical Sonora, el debut en solitario de Bunbury, este 2024, nos sumergimos a fondo en un disco que marcó todo lo que estaba por venir…

Tu primer disco en solitario Radical Sonora, era un disco que bebía del Bowie de Outside, NIN, Massive Attack, pero también tenía las estructuras de canciones y letras de Héroes, y un cierto sabor árabe. “Para mí has definido ese álbum perfectamente. No añadiría, ni quitaría, nada”.

Esa escueta respuesta me dio Bunbury en una de tantas entrevistas que le he realizado, sobre mi descripción de su ópera prima. Radical Sonora es un disco que no se entendió en su momento, que vendió bastante por ser el debut de Bunbury en solitario, y que en realidad no rompía tantos lazos con el pasado como la marabunta de fans de Héroes pensaban. Sí, había innovación, pero más por la parte de la producción y los arreglos. Recuerdo escuchar publicada como demo años más tarde ‘Servidor de Nadie’, de sonido industrial en el álbum, aquí tratada con guitarra acústica, y pensar que perfectamente podía haber sido una canción más de un hipotético quinto álbum de la banda. Pasa con más canciones, como la erótica e insinuante ‘Encadenados’, y casi se podría citar todo el listado de temas. Teniendo en cuenta las limitaciones inherentes a este país, Bunbury sobrellevó un proyecto junto a Phil Manzanera, valedor de tres momentos importantes en la carrera del zaragozano, haciéndolo a lo grande, es decir, bien. Tiró de ingenieros anglosajones para las programaciones, instó a Alan Boguslavsky a tener la libertad de dibujar guitarras etéreas, marcó un cambio drástico de imagen, actualizándose, mimetizándose con las propuestas de entonces de Bowie o U2. Formó nueva banda.

Recuerda Phil Manzanera que  “En ese momento Enrique quería experimentar completamente, con una banda nueva. Usamos unos músicos de programación ingleses. Intentamos  sacar algo completamente radical, así me lo dijo. Y claro, a mucha gente no le gustó, querían lo mismo. Era una parte de su viaje musical, de aprendizaje para saber lo que puede hacer y le gusta y lo que no”. Hay un cierto paralelismo con Brian Eno en la decisión de Bunbury, en cuanto al autor de bandas sonoras para aeropuertos abandonara Roxy Music. Les dio la posibilidad a Héroes de grabar un disco de esas características con ellos (eso sí, faltó diplomacia en cómo se lo dijo) y el resto, excepto Boguslavsky que no estaba en las reuniones importantes, no les gustó el planteamiento. Tanto a Juan Valdivia, Santi Rex o Joaquín Cardiel (al que quiso como bajista Bunbury para su carrera solista en primer lugar) les he preguntado cómo hubiera sido ese hipotético disco de Héroes. Soñar no cuesta nada y las guitarras hard rockeras y arpegiadas de Valdivia podían haber cohabitado perfectamente con la producción del álbum. Pero, como escribí, es una simple hipótesis. De hecho, un año después de la pregunta que le hice a Bunbury, le dije cómo hubiera sonado en Héroes y contestó de manera más tajante. “Radical Sonora es un disco que fue posible gracias a la conjunción de varios elementos. El primero, sentirme libre de lo que era políticamente correcto dentro del grupo y sus seguidores. Después la complicidad de Phil Manzanera y el carácter de los músicos implicados. Para bien o para mal, de ninguna de las maneras, ese disco hubiera sido posible con Héroes del Silencio”.

Foto: Ricky Dávila

Es cierto que el tratamiento fue bastante distinto a la hora de cómo enfocar el proyecto. No es algo que haya comentado Manzanera, también el ingeniero de sonido Ash Howes, que había trabajado con Bunbury en Senderos de Traición y El Espíritu del Vino. “El inicio fue mucho más rápido. La parte de la banda fue más rápida, con Héroes siempre había mucho que hacer, pasamos mucho tiempo juntos, vivimos juntos durante meses. Sin embargo, con Radical Sonora la producción tuvo un enfoque más moderno. No dedicábamos un día entero a la batería. Todo estaba más planificado, era la época del libro de instrucciones sobre cómo grabar un disco. No había que hacerlo todo tan metódicamente en la grabación, uno podía lanzarse y probar cosas, y podríamos empezar grabando un bucle en lugar de grabar la batería y el bajo. Y eso da más libertad porque se pueden seguir cambiando cosas conforme se avanza”. Howes también subraya las inquietudes de Bunbury por trascender del puro rock básico. “Tenía ambición y esa magnitud, pero de una forma distinta, menos roquera, más del estilo de los discos de U2 de entonces. Fue una grabación fantástica, me encantó trabajar en ese álbum. Fue muy creativo, desde el primer día tuve la sensación de que era algo especial”.

Las programaciones electrónicas cayeron sobre Nigel Burtler, en cuyo currículo está Bananarama o Tom Jones. Ramón Gacias, batería de la banda que había creado Enrique para el disco, dijo en el libro de Juanjo Ordás Bunbury Experimental que “La banda nos limitábamos a grabar y cuando tuvimos nuestros arreglos grabados volvimos a casa. Nigel añadió el resto de programaciones sobre nuestra estructura de canciones. Es bastante atípico, se suele hacer al revés, es decir, sobre las programaciones se graban los arreglos de la banda por ajustes de groove, espacios, etc. Pero haciéndose como se hizo se consiguió un resultado curioso”. Hizo bien Bunbury en darle ese papel a un inglés. Mientras aquí la electrónica triunfó en la infame ruta del bakalao, en Inglaterra empezó el rock industrial con Throbbing Gristle en los setenta, el trip hop con grupos como Massive Attack, la famosa escena Madchester. No es que aquí no hubiera programadores buenos, pero eran excepción en comparación con Reino Unido. A nivel de guitarras, Phil Manzanera comenta que “habíamos escuchado el disco de Bowie de aquel entonces y Enrique quería algo similar. Estábamos hablando de guitarristas como Adrian Belew, los de Tin Machine… Le tocó a Alan tocar otra cosa, empujar adelante nuevos sonidos. Buscábamos otro espíritu de guitarra”.

Junto a Alan y Ramón Gacias, estaba el bajista Del Moran y el pianista Copi. El pianista había sido colaborador de conciertos esporádicos de Bunbury y en algunos temas del álbum de Héroes del Silencio El Espíritu del Vino. Curiosamente, la primera opción que quería Bunbury al bajo era su compañero en Héroes Joaquín Cardiel, que llegó a estar en un ensayo. Joaquín recuerda que “me lo comentó, y yo estaba metido en un proyecto, donde vivo ahora. Un sitio donde no había nada, hacer una casa, cosa que requería mucho tiempo, te involucras y no paras. Mi participación en la banda de Enrique… porque era estar en la banda de Enrique, no en un grupo. Me lo pensé y la dinámica de que tú eres el que haces las cosas y nosotros tocamos, no me va. Enrique supongo que contaría conmigo a nivel de composición. No iba a ser lo mismo que con Héroes, decidimos entre todos, que ahora estamos contigo y tú decides con nosotros”. De hecho, una de las caras b, La Fatiga, es una composición de Cardiel, Bunbury y Boguslavsky en su retiro en Benasque en 1994 para preparar canciones para Avalancha. La demo original nunca se ha oído, pero según el libro Héroes de Leyenda, dista bastante del resultado final, con cariz electrónico.

El álbum se abre con ‘Big-Bang’, un título más que significativo para dar el pistoletazo de salida. Empieza con sonido ambiente de una especie de bazar, y una voz marroquí anuncia al cantante y el título del álbum. Firmada por Bunbury y Alan Boguslavsky, el guitarrista comenta sobre su génesis que “nos habíamos juntado en casa de Enrique para estar en nuestras sesiones que teníamos, Ramón, Copi Del y yo, Y precisamente ese día por alguna razón, Del Moran no había llegado o no iba a poder llegar así que a mí se me ocurrió tomar el bajo y empezar a tontear con él, como hacemos mucho. Esa jam que de repente sale de la nada. Yo de alguna manera empiezo con la línea del bajo de Bing Bang (tararea la línea de bajo) Y Ramón empieza a seguirme, Enrique agarra la guitarra y de ahí sale la idea de la canción. Grabamos la maquetilla con un mini disc. Luego con Del Moran yo agarro la guitarra y Del Moran se basa un poquito en esa línea de bajo para construir esa canción. Una de esas canciones que nacen de una jam, del trabajo, de jugar en el local de ensayo”.  Negativo la firma Bunbury en solitario y la letra es un sucinto repaso a sus diferentes etapas desde que decidió dedicarse a la música, aparte de mencionar acontecimientos como la Muestra de rock, pop y otros rollos (donde tocó con la banda Proceso Entrópico siendo casi un preadolescente) o los álbumes de sus dos mayores ídolos, Bowie y Elvis, rayados de tanto escucharlos. Bunbury se abre a enseñar su pasado pero con un punto en el presente, como quien realiza un ejercicio de memoria para afrontar mejor lo que ha de venir.

Foto: Ricky Dávila

Después de tan enérgicas canciones, es el turno de Encadenados, de lenta cadencia,  firmada por Bunbury en solitario y que parece el último eslabón de canciones dedicadas  a un primer amor verdadero al estilo de ‘La Chispa Adecuada’ o ‘Bendecida’, estas dos de Héroes. Tras esa oda al sexo fuerte, es decir, el femenino, llega ‘Contradictorio’, la canción que mejor define al zaragozano en sus planteamientos vitales y creativos. Y es que si algo se ha caracterizado su carrera, desde los tiempos de conjuntos seminales (Apocalipsis, Rebel Waltz, Sidaharta Proceso Entrópico, La censura de los cuentos) pasando por el endurecimiento del rock de Héroes hasta discos reposados del cariz de Pequeño o Las Consecuencias, es que nunca sabes qué te va a deparar su música. Él mismo reconoció en el libro Diván, de entrevistas hacia su persona por parte de Javier Losilla, que no concebía el término bandazos de forma peyorativa, sino que lo consideraba una puerta a la experimentación, a probar nuevos estilos, diferentes técnicas. Alguien que no se lo ha puesto fácil nunca a la crítica o el grupo de acérrimos que le siguen en todas sus aventuras. Boguslavsky detalla la composición de la que es autor junto a Bunbury. “Contracorriente seguramente también es una de estas cosas que pasan y que tal vez tengo yo y empiezo a trabajar con Enrique. Yo, como sabes, trabajaba mucho con él, fluía mucho con él a nivel compositivo. Era muy fácil la manera que trabajábamos juntos. Viene de alguna idea mía que la tomamos y la desarrollamos. De ahí que tenga un porcentaje más significativa en la autoría”. Y otra vez se repite el tándem Bunbury-Boguslavsky en Planeta Sur, apología, ya lo dice su propio título, de los países que se rigen por esa denominación geográfica. Boguslavsky: “’Planeta Sur’ era una nana, como una canción de cuna que yo estaba componiendo para mi hijo Eric. Un día se le enseñé a Enrique y le encantó y me dijo puedo hacer algo con ella. Yo respondí que por supuesto, venga tío. De ahí sale un poquito la cosa de Planeta Sur.  La parte de la armonía de acordes, muy sencilla, y la melodía del estribillo”. Vitalidad y esas guitarras que tanto remiten al The Edge más experimental.

Los singles ‘Alicia (expulsada en el país de las maravillas)’ y ‘Salomé’ son de Bunbury. El último fue el primer sencillo que salió del disco, descolocando a los fans con ese trasfondo electrónico. De nuevo un alegato que habla de las mujeres. Una canción enérgica con un vídeo clip, dirigido por Jorge Ortíz, hermano de Enrique Bunbury y poseedor de un gran bagaje de documentales, que muestra el lado poliédrico de la composición, con un Bunbury que se ha cortado la melena para romper cualquier atisbo estético pretérito. Alicia, cuyo clip también dirigió su hermano, es una bella canción a una etérea rebelde sin causa, en forma de balada y que, en su abrupto desvanecimiento se llena de ruidos. Ambas canciones fueron número uno en Los 40 Principales.  A pesar que en la gira de Pequeño tocara de vez en cuando ‘Contracorriente’ y ‘Big-Bang’ transformadas, son ‘Salomé’ y ‘Alicia’ las que mayor tiempo han pertenecido en el repertorio a lo largo de los años. Curiosamente, en su última gira de once conciertos, no ha rendido homenaje a ninguna canción de Radical Sonora. La transformación de ‘Salomé’ registrada en el directo Pequeño Cabaret Ambulante es sorprendente. Copi al piano le da un toque más árabe y el Huracán ambulante ralentiza la canción con minimalistas arreglos hasta que explota el estribillo con los vientos presentes. Los movimientos corporales de Bunbury encima del escenario eran sinuosos, contrarios a la ráfaga de energía de la gira Radical Sonora. ‘Alicia ‘en muchas ocasiones ha contado con un preludio, unas cuantas líneas de alguna canción del gusto de Bunbury, por ejemplo ‘La estatua del Jardín Botánico’ de Radio Futura. Nunca está de más hacer un guiño a uno de los mejores grupos estatales de la historia.

‘Servidor de Nadie’ es una briosa pieza de rock industrial, defendiendo la autonomía de pensamiento frente a la dictadura de la razón común. En el single ‘Infinito’, del disco Pequeño, apareció ‘Servidor de Nadie’ en su supuesta versión maqueta, que he citado antes. Despojada de toda la apabullante electrónica, conducida por un Bunbury con guitarra acústica, es una buena señal de las diferentes lecturas que se pueden hacer de una canción por su instrumentación y su tempo. En cuanto al tempo nos podemos remitir a ‘La Chispa Adecuada’, que en el disco Avalancha era una balada y en el recopilatorio  de Héroes del Silencio Rarezas un medio tiempo. ‘Servidor de Nadie’ está firmada por Bunbury.

‘Despacio’ adentra a Bunbury al trip hop de Massive Attack, Portishead o UNKLE que firman todos los miembros. El azteca de oro desvela su creación. “Pasa más o menos lo mismo que con ‘Big-Bang’, de esas canciones que se dan de la improvisación, de estar jugando. Ese jam, a hacer los grooves, a crear esa atmósfera”. Bunbury canta frente la celeridad de lo actual por realizar los actos con minuciosidad y lentitud, sin ser por ello devengas en decadencia. ‘Polen’ es, como ‘Opio’, una defensa de los estupefacientes. Una canción en medio tempo que perfectamente podrías imaginar en Héroes añadiéndole un solo del maestro Juan Valdivia. Boguslavsky dice que “aunque no aparezco en los créditos sí estoy en el registro de derechos de autor, fue más que nada por ese arreglo tan distintivo de la canción. Armonía y melodía son completamente de Enrique pero este riff (tararea el riff de la canción) que es como un hook, un gancho de la canción, fue un trabajo que fluyó de manera muy bonita. De forma muy espontánea y está reflejado en el espíritu del disco lo bien que trabajamos y lo bien que funcionó a nivel musical”.

Llega ‘Nuev’e, homenaje a la pareja del artista en ese momento. Copi le dijo a Juanjo Ordás que “queríamos darle un aire impresionista y moderno”. Canto al amor, a la pasión, a su musa, es uno de esos temas que han quedado incomprensiblemente en el Leteo. A principios de este año, Bunbury hizo una rueda de prensa por zoom con varios periodistas, entre los que estaba quien escribe este artículo, para hablar del último concierto que se iba a dar en el estadio La Romareda. La sorpresa la puso un colega que simplemente le preguntó si iba a tocar ‘Nueve’. Bunbury, sorprendido y con una sonrisa, contestó que difícilmente iba a entrar en las canciones elegibles del concierto. La despedida la marca ‘Alfa’, que, de nuevo Copi en entrevista con Ordás comentó que “surge de una idea melódico-armónica mía, pero queríamos destruir para volver a construir. Me costó muchísimo deshacerme de lo inicial para llegar donde lo hicimos”. En ‘Alfa’ aparte de Copi y Bunbury, participa en su composición también Gacias. Es deconstrucción, reafirmando la definición de Copi, pero pisando otra vez el trip hop en un texto reflexivo.

Qué impacto tuvo en prensa o en otros músicos. Cojamos dos ejemplos. A Joan S. Luna, director de Mondo Sonoro, le hago una extensa entrevista sobre Héroes, e inevitablemente, cae entre las cuestiones Radical Sonora. “Me gustase más o menos Radical Sonora entiendo perfectamente el golpe de timón de Enrique Bunbury en aquel momento. Necesitaba distanciarse de la presión de los años con la banda. Al haber apostado tanto por el hard rock en “Avalancha”, Héroes habían dejado fuera muchas otras influencias y son esas las que el cantante deja fluir con libertad en Radical Sonora. Obviamente, la jugada no salió bien en un primer momento. Recuerdo pasar de ver a Bunbury cantando frente a miles y miles de personas con Héroes a verle actuar en Barcelona en una sala más bien modesta presentando este disco. Pero siendo francos, es un álbum que no había vuelto a escuchar desde hacía por lo menos una década”. El músico Carlos Ann, que ha trabajado en dos álbumes conjuntos con Bunbury (Bushido y Panero), aparte de otras asociaciones con el zaragozano, es tajante en su reflexión. “A mí me impactó cuando decían que era un disco de música electrónica. Yo estaba muy metido en la música electrónica. No lo  era. Simplemente habían puesto algunos instrumentos electrónicos, Era un disco de canciones rock que podían haber estado en Héroes, pero se hizo un tratamiento más sofisticado. Desde ese punto de vista me pareció muy acertado y hacia donde iban los tiempos, como U2 con Achtung Baby y demás. Es un disco más de procesamiento de los instrumentos que de cultura electrónica. Es un disco con muy buenas canciones”.

Para la gira Bunbury hizo dos variantes, la acústica y la eléctrica. Es imposible no pensar en una hipotética aportación del resto de miembros de Héroes si las canciones giran en torno a una guitarra acústica. En su otro tratamiento, Bunbury añadía versiones (‘El Jinete’ que le enseñó Andrea Echeverry de Aterciopelados o el tango ‘Confesión’) y relecturas de algunos temas de Héroes, que respetando la línea vocal, adaptaba a sus nuevas sonoridades. Se podría señalar cierto paralelismo con Dylan, que lleva años confundiendo a quienes compran una entrada para verlo y no son capaces de reconocer ningún clásico de los que toca. La revisión de Héroes fue un tema espinoso en la gira. Las elegidas fueron ‘La Carta’, ‘Flor de Loto’, ‘En brazos de la Fiebre’ y ‘Tesoro.’ Señalada fue la fecha del seis de febrero de 1998 en el Pabellón Príncipe Felipe de su ciudad. Más que un prometedor inicio de carrera, aquello, por el público, parecía una conjura contra Bunbury, como si de Judas Iscariote se tratara. Ante los gritos de Héroes y los silbidos, Bunbury terminó dando una patada a un amplificador y diciendo que le habían jodido la noche. Decidió no tocar más temas de Héroes en las fechas hispanas. En el 2007, meses después de la gira de retorno de Héroes, hablé con Joaquín Cardiel de ese asunto. “Creo que era algo que Enrique podía hacer perfectamente y debía si quería, realizar esas versiones diferentes. Me pareció mal la actitud de la gente de no entenderlo”.

Radical Sonora no sólo se ciñe al disco y a su gira. En los singles, aparte de remezclas, había caras B excelentes: ‘Hale-Bopp’, ‘Liberat’, ‘La Prueba’….o sus adaptaciones de James Brown, Bowie y los Beatles T’urn my Loose’,  ‘Look Back in Anger’ y ‘Come Together’. Fue una época sino sobresaliente, de notable alto en la carrera de Bunbury, y que sólo ha podido acariciar a un nivel creativo excelso con ‘Pequeño’ y ‘Las Consecuencias’. O al menos esa es mi perspectiva, no sintiendo conexión con sus otras obras. Dado que no parece que vaya a salir una caja de Radical Sonora como sí se han publicado de Pequeño, Flamingos o este año seguramente El viaje a ninguna parte, es imprescindible para entender todo hacerte con tres bootlegs. “Caminando por corrientes” muestra un concierto ante el sempiterno en su entusiasmo público bonaerense, del noventa y ocho. Live in Ecuador es lo que indica, con Molotov uniéndose al concierto en la versión de James Brown y varios extras de sesiones acústicas en radios. Finalmente, Rarezas. No confundir con otro bootleg de igual título que reseña las cuestionables colaboraciones que el aragonés ha realizado ni con el recopilatorio de Héroes. El Rarezas de Bunbury al que me refiero extrae su contenido inédito de los singles del álbum, algún acústico y tributos a Police y Dylan.

Este año que se ha reeditado en vinilo (formato en el que se estrenó en la caja Obras Completas), sólo queda una última instrucción antes de pinchar el doble vinilo, y es la que puso Bunbury en los créditos de Radical Sonora en su formato cedé o casete. “Líese un buen canuto de hachís, escúchese a un volumen muy alto, muy a oscuras y preferiblemente cuando se esté muy solo”.

IGNACIO REYO