Por los pelos, pero a dos días de que terminara el año, Eternal Sleep cumplieron su promesa de publicar un nuevo disco en 2022. A excepción de dos temas lanzados justo en la nochevieja de 2021, hacía seis años que los de Pittsburgh andaban callados.
Es verdad que su vocalista Joseph Sanderson ha estado ocupado al frente de la banda Unreal City, pero para quienes se quedaron prendados de su debut The Emptiness Of… la espera se ha hecho larga. No vacilaré diciendo que es mi caso, porque estaría mintiendo, pero un vez hechos los deberes, me imagino que quiénes ya les conocían deben haberse llevado una buena sorpresa. Y es que si en su primer trabajo apostaban por un agresivo y ruidoso hardcore con algunas influencias post metal tipo Neurosis, en Desperate Prayer Blues le han dado una vuelta incorporando muchas más melodías. Es algo que ya apuntaron en ‘Against The Wall’, uno de los temas que lanzaron hace un año, y que vuelve a aparecer aquí junto a ‘There Above’, en el que sonaban algo así como unos Fu Manchu pasados de vueltas.
Cualquier sospecha de que con este enfoque más melódico la banda pretenda tener más posibilidades comerciales queda eliminada por la labor del productor Arthur Rizk (guitarrista de Cold World y Eternal Champion, que ha grabado con Power Trip, Pissed Jeans o Show Me The Body) conservando su sonido sucio y crudo. Combinando riffs machacones con otros de más disonantes, y alternando tempos rápidos con otros más pesado de raíz sludge, Eternal Sleep te mantienen en vilo en todo momento en temas como ‘Standard Virgin Beach’ o ‘An Honorable Death’ en los que te atropellan como un rodillo, mientras que en otros como ‘Real Shame’ ‘Speak/not Speak’ recuerdan a los temas grungeros de Code Orange con algunas melodías a lo Alice In Chains.
La intro y el interludio instrumentales que dan nombre al disco y evocan a un crepúsculo en el desierto acaban por reafirmar de que estamos ante algo que se sale de lo habitual en cuanto a metalcore se refiere.
DAVID GARCELL