La hemeroteca no falla, y este 2021 marca el escalofriante 30 aniversario desde que Face To Face se crearon. Tres décadas de punk californiano con denominación de origen, que hubiera merecido mejor suerte de la que han tenido.
El porqué Trever Keith y su banda no están en el Olimpo de bandas junto a Green Day, The Offspring o Rancid es uno más de esos misterios sin resolver que existen en el mundo de la música. Si no lo han hecho ya, no lo van a conseguir, pero al menos Face To Face no han desfallecido en el empeño de seguir haciendo buenos discos, donde su personalidad es cada vez más acentuada e indiscutible. Si tienen detractores, que es posible que alguno haya, dirán que siempre suenan igual y que No Way Out But Trough es más de lo mismo, pero siempre hay chispazos que hacen que cada disco del cuarteto justifique su existencia.
Como es de esperar la voz de Keith sigue siendo uno de sus grandes toques de distinción, de la misma manera que lo son esas líneas de bajo omnipresentes de su fiel Scott Shiflett, pero nada de eso serviría si las canciones no fueran, de nuevo, de un nivel sobresaliente.
La formula sigue funcionando a pleno rendimiento y bastan estribillos como los de ‘A Miss Is As Good As A Mile’ a ‘Ruination Here We Come’, la energía de una pieza como ‘Vertigo-Go’ o esos aires post punk que cierran el álbum con ‘Farewell Song’, para saber que se le podrá acusar a Trever Keith de muchas cosas, pero nunca de poner el piloto automático a la hora de crear un nuevo álbum.
Hacer canciones independientemente de su vida comercial, sin importarle si las escucharan cien personas o un millón, es donde radica gran parte de una magia que, de momento, sigue intacta.
RICHARD ROYUELA