Quien más quien menos ha tenido que plantearse el debate sobre la separación entre la obra y el artista cuando alguien a quien admira se ha visto envuelto en un escándalo o una situación reprobable.
Pero, lo admitamos o no, nuestra vara de medir, o la asunción de esa contradicción respecto a nuestros valores, depende precisamente del grado de admiración que uno sienta. ¿Es posible renunciar al placer de disfrutar de una gran obra por muy mala persona que sea su creador? En el caso de Ronnie Radke, líder de Falling In Reverse, la respuesta es fácil, pues su música es tan chunga como él.
Desde haber sido condenado por haber participado en un asesinato en 2006, a ser acusado de abusos en varias ocasiones, a agredir a fans por llevar una camiseta de su antigua banda (Escape The Fate), a hacer comentarios tránsfobos en las redes, el historial de Radke es una red flag gigante para cualquiera que quiera acercase a él, cosa que no ha impedido que la popularidad del grupo no haya parado de crecer a lo largo de los años.
Lo que también parece evidente es que Radke se siente muy cómodo en este papel de malo de la película. Como si se hubiera creído que Slim Shady era alguien real y no un alter ego de Eminem, en sus letras alardea, pero también se presenta como una víctima, de los intentos de cancelarlo. «Soy el malo, tengo bagaje. Estoy jodido, estoy dañado. Mis opiniones, te ofendes. Soy un gilipollas, deja de fingir», canta en ‘Bad Guy’, una de las muchas canciones en las que se sitúa como protagonista y que lo hace un personaje totalmente cansino. Si a eso le añadimos que su música es un batiburrillo de metalcore, nu metal, hip hop y pop que parece creado por IA, resulta suficiente para que escuchar Popular Monster pueda calificarse de suplicio.
Haciendo gala de un eclecticismo mal entendido, Falling In Reverse piensan que pasar del country pop punk de ‘All My Life’, en la que participa Jelly Roll, al metalcore rap de ‘Ronald’, donde colaboran Alex Terrible de Slaughter To Prevail (otro tío igual de cuestionable) y Tech N9ne, al pop alternativo de ‘Voices In My Head’, en la línea de los Fall Out Boy más comerciales, o que meter voces guturales porque sí, puede resultar gracioso, pero solo dejan en evidencia sus ganas de pillar allá donde pueda.
Reconozco que el solo de piano en ‘Trigger Warning’, con un ritmo marcial a lo Marilyn Manson, me ha sorprendido por original, y que el flow del que hace gala rapeando a toda velocidad en ‘Watch The World Burn’ tiene mérito, pero no evitan que el naufragio sea total.
DAVID GARCELL
