Genexus, el anterior álbum de Fear Factory, no me convenció en absoluto. Para un servidor, toda la energía renovada que Mechanize y The Industrialist consiguieron insuflar pareció desaparecer entre melodías excesivamente edulcoradas.
Tras él llegaron seis años de incertidumbre, con álbumes fantasma cuyos nombres ni recordamos, y cuando estallaron las batallas legales y los cruces de declaraciones (Christian Olde Wolbers tildó a Burton C. Bell y Dino Cazares de bipolar y pedófilo, sin especificar para quién iba dedicada cada una de estas lindezas), los crowdfundings y la marcha del vocalista (se ve que incluso llegó a las manos con Cazares), nada hacía presagiar que algo bueno pudiera salir de Aggression Continuum.
Pero ah, colega, la de vueltas que da la vida… De pronto ‘Recode’ te envuelve con toda su cinemática y te disipa cualquier duda o mal rollo que pudieras albergar respecto a los angelinos. Ideas claras, incluso sorprendentes dentro de su propia fórmula, y ahora sí, recursos orquestales plenamente ensamblados con su maquinaria industrial. Cancionaca, sobra decirlo.
‘Disruptor’ es un mazazo, insiste e insiste en su plan de martillearte las sienes, y hay que reconocerlo: contiene todo lo que hizo grande a esta banda. ¿Quieres más chicharra? Mucho cuidado, que ‘Aggression Continuum’ amplía la sensación de disco coral, perfectamente ambientado y detallista hasta la extenuación, y la combinación letal de las guitarras de Dino Cazares y la batería de Mike Heller (Malignancy) te pondrá la adrenalina por las nubes. Si demandas equilibrio, ‘Purity’ te lo va a dar bajando las revoluciones, que no la calidad. Lo mismo podría decirse de la penúltima ‘Monolith’, que nos muestra a esos Fear Factory más poperos, OK, pero que no desentonan.
Producido y remachado por Damien Rainaud (DragonForce, Once Human), contando con los teclados de Igor Khoroshev (exYes) y el programming en dos cortes de Rhys Fulber (Front Line Assembly), Aggression Continuum ha sido mezclado por Andy Sneap (Judas Priest, Accept, Megadeth, Killswitch Engage, Trivium…). La sensación de perfección acústica es generalizada, y es que, en ‘Fuel Injected Suicide Machine’, más te vale ajustar el volumen a un nivel moderado si no quieres tener que salir corriendo a por un equipo nuevo.
Cazares, el compositor y la mente pensante, ha estado escuchando djent, Fear Factory siempre han tenido una oreja puesta en qué se cuece en cualquier escena, y eso denota ‘Collapse’, una ofensiva dotada de una sonoridad y contundencia que te deja noqueado. Melodías de lujo en otro misil como ‘Cognitive Dissonance’, y como colofón, los casi 7 minutos y medio de ‘End Of Line’.
Es una pena que un discazo como éste haya salido en estas condiciones, con Bell entregándonos voces en diferido, ya fuera del combo, pero personalmente no estoy nada preocupado por el futuro del grupo, pues a la larga, en el mundo de la música no hay ninguna aspereza que el dinero no pueda limar, y menos aún si esa banda es estadounidense.
Si la humanidad está a punto de desaparecer, que sea al menos a ritmo de Fear Factory.
PAU NAVARRA