Espero que a pesar de que Feeder lleven tiempo fuera de los focos mediáticos, estés leyendo esto, porque al fin y al cabo Torpedo, sin ser un disco brillante, tiene sus momentos interesantes y merece una escucha atenta.
Vaya por delante que llevo siguiendo la carrera de Feeder desde aquel Confort In Sound de 2003, un disco irrepetible por muchos motivos, empezando por la tragedia previa a la composición del mismo con la muerte de su batería Jon Lee. No quisiera extenderme demasiado en esta introducción, pero a lo que voy: siempre he pensado que tocaron techo con este fascinante largo grabado bajo las órdenes del exigente Gil Norton (The Pixies, Foo Fighters) y a partir de aquí solo han firmado discos correctos, con más o menos acierto, ninguno excelente. En este sentido, encaré Torpedo sin altas expectativas, pero con la esperanza de encontrarme un buen disco de rock alternativo. Y, ni más ni menos, es lo que te dan.
‘The Healing’ arranca con una preciosa, pero quizá demasiado manida sección de cuerdas y dura seis largos minutos, algo poco habitual en su dilatada carrera en un punto equidistante entre el posgrunge y el britpop. Con todo, resultará ser una de las mejores composiciones de la nueva tanda. La entiendo como una llamada a la unidad frente a la adversidad, al sumar esfuerzos para frenar un desastre ecológico evidente. El mensaje, a pesar de lo apocalíptico del asunto, es esperanzador: “El mundo que conocemos está sangrando, pero todavía tenemos tiempo”. Gran canción.
El tema que da nombre al disco resume mejor su contenido al mostrar las dos caras de la banda co-liderada por Grant Nicholas y Taka Hirose, la más dura y la más melódica, con versos oscuros y estribillos luminosos. El juego de contrastes del vistoso collage de la portada, con una estilizada nadadora y seis motores de turbina, no puede ser una casualidad.
En este largo, el número 11, los galeses explotan al máximo esta dualidad, que les acompaña prácticamente desde su formación en 1994, cuando su música era considerada pop metal, y en ocasiones suena algo forzada. Pienso en ‘When It All Breaks Down’ -o cómo destrozar un estribillo muy pegadizo- y la metálica y casi nu metalera ‘Magpie’, que quiere sonar temible y resulta poco convincente.
Dicho esto, junto a las citadas ‘The Healing’ y ‘Torpedo’, también salvaría una pieza vigorosa con núcleo pop como ‘Decompress’, la balada marca de la casa ‘Hide And Seek’ y, sobre todo, la juguetona ‘Walls Of Silence’, aderezada con unos detalles ‘biffyclyrescos’ que marcan la diferencia.
Puntuaciones al margen, celebro que Feeder sigan sacando discos correctos y les felicito por ello, que no muchas bandas con un largo recorrido pueden decir lo mismo.
LUIS BENAVIDES