Recomendaciones para disfrutar de este disco al máximo: ábrete una cerveza, líate un.. lo que quieras, y pon el volumen a tope. Porque puede que después de algunos sustos serios con su desmadrado estilo de vida y los jugueteos de su vocalista Zac Carper con la heroína, Fidlar ya no quieran ser los reyes de la fiesta en la escena punk de Los Angeles, pero desde luego su música sigue siendo ideal para divertirse a tope.
El título de su tercer álbum da una idea de la libertad que se han dado para crear esta coctelera musical. El pistoletazo de salida lo da ‘Get Off My Rock’ que suena como una jam entre Beastie Boys y Beck con sonidos de perros ladrando y gallos cacareando por ahí en medio. La buena onda sigue con ‘Can’t You See’ y la pachanguita de ‘Be Myself’, pegadiza a más no poder. El rollito blues glam de ‘Flake’ podría estar bien, pero suena demasiado a los Black Keys de la última época. En ‘Alcohol’ recuperan el estilo más crudo de sus inicios, pero a continuación nos descolocan con un blues funky instrumental, ‘Almost Free’, y la stoniana (o Primal Scream en versión Stones) ‘Scam Likely’ con sección de vientos y todo.
La romanticona ‘Called You Twice’, cantado a dúo con K. Flay, les pone el toque pop mientras que en ‘Too Real’ sacan su lado más abrasivo. Si ‘Kick’ te hace entrar en un mal viaje, ‘Thought.Mouth’ te saca de él combinando calma con un estribillo guitarrero muy chulo. No es un disco mejor por culpa su inconsistencia, pero entretenido lo es un rato.
JORDI MEYA