El móvil saca humo, de madrugada y durante la mañana. Todos los mensajes van en la misma dirección. Algo colosal ocurrió este 18 de julio de 2023. Se constató lo que venía siendo un secreto a voces: que Iron Maiden son la mejor banda de la historia, y que reinan sin oposición. Si queréis añadirle la coletilla ‘del rock’ o ‘del heavy metal’, a estas alturas ya no importa.

Lo son por varios motivos, pero para empezar podríamos enumerar que no hay formación mítica de pabellón o estadio con un presente musical tan ilusionante y relevante.

La banda inglesa se presentó en Barcelona con hasta cinco temas de Senjutsu, su último álbum. Dos de ellos superando ampliamente los 10 minutos de duración. Todas y todos sabemos qué ocurre entre el público cuando un grupo legendario toca material reciente: bajan las revoluciones, y ello incluso llega a nombrarse como el ‘momento meada o barra’. Pero con Maiden eso no pasa: la expectación no se resiente, pues éstas son tan notorias que pueden conseguir emocionar como un clásico. Citemos ‘Hell On Earth’ o ‘Death Of The Celts’ para más señas, aunque tampoco creo que haga falta recordar la fe inquebrantable que demostraron cuando se merendaron entero A Matter Of Life And Death por todo el globo.

El compromiso con su arte es algo que no se discute.

Encima, para la Doncella no existe el camino fácil. No hay atajos ni pragmatismo. Como ocurrió con el tramo final del tour Legacy Of The Beast, ‘Senjutsu’ podría volver a abrir su concierto, sería totalmente lícito dado que la gira The Future Past pretende rendir pleitesía a su nueva obra junto al eterno Somewhere In Time. Pero no. Como ya la escuchamos el año pasado, a tomar viento, y por el camino voy tan sobrado que también me cargo ‘Stratego’, el single más obvio y la opción más sencilla que podríamos encontrar en su enésima aventura en vivo.

Ya que sacamos a la palestra su sexto álbum de estudio, ¿qué me decís de sus giras temáticas? Si para Steve Harris y compañía los discos no son un mero pretexto para salir a la carretera a repartir los mismos hits una y otra vez, la elección de su repertorio también se sitúa entre lo excelente y lo sublime. Basta que servidor sueñe con que recuperen de una vez en directo su obra maldita para que al siguiente tour abran el melón con ‘Caught Somewhere In Time’, prosigan con ‘Heaven Can Wait’ o ‘Alexander The Great’, y te manden para casa en una nube mediante ‘Wasted Years’. Vaya si estáis reviviendo vuestros golden years, si incluso sois capaces de marcaros una ‘The Prisoner’ tan sumamente excelsa…

Yendo al apartado técnico, ¿qué podemos decir de Bruce Dickinson, por ejemplo? Si uno recupera los escasos vídeos que corren del Somewhere On Tour transcurrido entre el 86 y el 87, verá que su voz en la exigente ‘Caught Somewhere In Time’ ha mejorado casi cuatro décadas después, ¡y tras superar un cáncer que amenazó con apartarle definitivamente del micro! Épica, gente, aquí sólo faltaba la épica.

Por si alguien todavía no se ha enterado, en esta fastuosa carrera contrarreloj que se han planteado no habrá segundas oportunidades o medias verdades. Esta banda nunca se arrastrará por los escenarios; cuando vea que el nivel ofrecido a los suyos no es el óptimo o éste decaiga, anunciarán su último tour y dejarán el sagrado nombre de Maiden por todo lo alto. No habrá despedidas que duren un lustro o una década. Jamás pasaremos vergüenza ajena. Con los británicos es ahora o nunca, porque Eddie, siempre vigilante, solamente les permitirá finiquitar esta epopeya con letras de oro.

La fascinación que despiertan sus portadas, de disco o single, la posibilidad de seguir las distintas mutaciones que sufre su mascota desde su misma fundación, o sus constantes guiños a otras obras de culto de cualquier disciplina son otro punto a favor que coloca a Iron Maiden a otro nivel, y que también cimenta su inigualable carácter intergeneracional.

El coleccionismo con ellos nunca termina, el matrimonio es imperecedero, y ellos te lo premian con setlists ansiados, que parecían imposibles de recuperar.

También estamos en pleno mes Indiana Jones y no se me ocurre una expresión mejor para concluir este artículo. Como si estuviéramos en el Templo Maldito, con los británicos únicamente hallaremos “fortuna y gloria”, amigos y amigas, “fortuna y gloria”, porque es una enorme suerte ser contemporáneos del grupo más gigantesco que haya existido, y porque lo ofrecido sobre las tablas y los surcos sigue siendo una experiencia orgásmica, una elevación espiritual y religiosa.

PAU NAVARRA