Sucede muy a menudo que pensar demasiado las cosas es paralizante, porque ese analizar de más puede llegar a bloquear. Que se lo digan a Four Year Strong, que sufrieron una pequeña crisis creativa poco antes de entrar al estudio para grabar este Analysis Paralysis.

Los de Worcester, Boston recuerdan que tenían unas 40 canciones cuando se reunieron con el productor Will Putney (Every Time I Die, Knocked Loose) para grabar su anterior disco, Brain Pain, publicado en 2020. Y tan contentos quedaron con ese quinto largo que la presión para ofrecer algo nuevo realmente interesante pesaba como una losa sobre las espaldas de sus dos cantantes y guitarras Dan O’Connor y Alan Day, los principales compositores de la banda.

Un mes antes de la grabación se encerraron en casa de Putney y tras interminables charlas sobre música, sobre sus inicios, mientras iban pinchando sus vinilos favoritos, acabaron encontrando esa inspiración que se les resistía. Al final solo tenían que soltarse, supongo, sin ideas preconcebidas sobre ellos mismos, y atreverse con composiciones alejadas de su registro habitual como la inicial ‘Aftermath/Afterthought’, una pieza con tintes industriales rematadas con unas guitarras numetaleras dignas de Wes Borland, y la machacona ‘Paranoia’, que suena como si Turnstile versionara ahora un hit veraniego de Lit.

’Uncooked’ también bebe claramente del rock alternativo de finales de los noventas y la explícita ‘Rollercoaster’, con esas subidas y bajadas constantes, contiene en la parte final un guiño al ‘Love Rollercoaster’ de Red Hot Chili Peppers, aquella versión de la canción de Ohio Players que Kiedis y compañía aportaron para la banda sonora de la película Beavis and Butt-Head do America de 1996. Más sorprendente todavía es la última del disco, la sentida ‘How Do I Let You Go’, en la que emplean un modulador de voz como Bon Iver. Sí, habéis leído bien.

Dicho todo esto, el potente y refrescante Analysis Paralysis no me parece un disco 100% disruptivo, porque predominan los momentos y los elementos marca de la casa, como esas maravillosas e inconfundibles armonías vocales; y mucho menos se trata de un batiburrillo de ideas locas. Más bien, con este estupendo sexto largo, el tercero para el sello Pure Noise Records, la banda consigue poner al día eso que conocemos como Easycore [el subgénero que ellos mismos fundaron junto a New Found Glory y A Day To Remember a finales de los dosmiles] y todas esas sorpresas que he enumerado más arriba enriquecen (y mucho) el conjunto.

LUIS BENAVIDES