Aunque últimamente cuando habla Rick Rubin parece más un gurú new age que un productor musical, en una de las entrevistas que ha dado para promocionar su nuevo libro The Creative Act: A Way Of Being, dijo algo bastante interesante.
Explicaba que cuando alguno de los artistas con los que ha trabajado se sentía bloqueado, le limitaba las opciones para forzarle a encontrar una salida a un problema sencillo. Por ejemplo, que utilizara solo dos acordes o compusiera sobre un ritmo predeterminado.
Es posible que después de cinco discos e innumerables singles y EP’s, Fucked Up sintieran la necesidad de imponerse algún tipo de reto para estimular su creatividad. De ahí salió la idea de componer y grabar un álbum en un solo día. De ahí salió One Day.
Con esa premisa, cada miembro fue añadiendo sus partes por separado con el único límite de no dedicarle más de 24 horas. La base de las guitarras se grabaron en diciembre de 2019 en los Candles Studios de Toronto junto al ingeniero Alex Tamble, posteriormente durante enero y febrero de 2020 añadirían baterías y bajos, y finalmente Damian Abraham grabaría las voces. Para ser totalmente honestos, igual podrían haberlo llamado One Day + Extra Hours, pero bromas aparte, se hiciera realmente en un día o en treinta, su sexto álbum es otro gran trabajo por parte de los canadienses.
A lo largo de su carrera, Fucked Up han demostrado no ser la típica banda de punk o hardcore, nunca han tenido miedo de incorporar todo tipo de influencias, desde el indie, al pop, la psicodelia o el progresivo, aunque aquí parecen haberse centrado en su faceta más rock y melódica en una decena de canciones que destacan por lo pegadizas que son.
Arrancando y terminando con las más punkarras ‘Found’ y ‘Roar’, entre medio encontramos la pizpireta ‘I Think I Might Be Weird’, donde suenan como Dexys Midnight Runners haciendo una jam con Vampire Weekend, o himnos donde nos sorprenden con pequeños detalles casi AOR como ‘Broken Little Boys’, o las muy Cheap Trick ‘Falling Right Under’ y ‘Nothing’s Immortal’, o esa estupenda ‘Cicada’ que podría encajar perfectamente en un disco de Bob Mould. Si alguna vez te había dado pereza entrar en su mundo, te aseguro que estos temas entran solos.
Aunque en las letras abordan diferentes temas como la toxicidad masculina, el amor o la nostalgia por la escena punk de la que salieron, el mensaje subyacente es el de aprovechar el tiempo y vivir el momento. No se me ocurre mejor manera que hacerlo escuchando este disco.
JORDI MEYA
