A estas alturas ya no albergamos dudas: Full Of Hell están locos de atar. Desde que se fundaran en 2009 los estadounidenses han ido rompiendo nuestros esquemas poco a poco, significando Trumpeting Ecstasy su punto de no retorno internacional y la apuesta por un sonido más death. Y ahora que llega el quinto álbum Garden Of Burning Apparitions dos años después de Weeping Choir, uno puede pensar que ya está, que se acabó, que resulta harto complicado volver a azotarnos el trasero con tretas igual de originales y creativas… pero boom, nos cae encima otra burrada. Toman aire en el corte inicial y venga, sálvese quien pueda.
Cargando contra el odio y el miedo que propugnan las pútridas religiones organizadas como mecanismo de control social, Full Of Hell van a cuchillo durante sus típicos algo más de dos decenas de experimentales minutos, y creedme: ni ellos ni nosotros vamos a precisar mucho más.
No es complicado acordarse de unos Cephalic Carnage escuchando la abominable ‘Asphyxiant Blessing’ o ‘All Bells Ringing’, con ese toque de jazz enajenado, riffs rocambolescos y el bajo de Sam DiGristine replicando líneas piradas, y de hecho, tampoco son territorios que no hubieran explorado antes, pero definitivamente, que seguimos siendo maltratados por los de Pennsylvania queda bien clarito con sus clásicos, que no menos temidos, lapsos de noise cáustico ‘Derelict Satellite’ y ‘Non-Atomism’. La primera citada, además, se alarga más allá de los 3 minutos, y te vas cagar en sus muelas, palabra.
La devastación se abre camino con ‘Burning Apparition’, un desquiciante rompe-nucas de los que escuecen, y el siguiente espasmo nervioso, ‘Eroding Shell’, tampoco se anda con chiquitas precisamente. 53 segundos, válgame Dios… Cabe destacar la cantidad de detalles desconcertantes que embarullan estas canciones, acentuando más la idea de que, en este cuarteto, las almendras no andan muy finas.
Durante ‘Urchin Thrones’, donde dan rienda suelta a todo su talento desplegando una melodía infernal que no esperas, una sombra rara que parece ser un saxo nos recordará a Napalm Death, puesto que tampoco son tantas las bandas grind que hayan tirado de ese recurso. Lo más curioso llega cuando ‘Reeking Tunnels’, un chapuzón al noise rock, también nos recuerda a la leyenda de Birmingham en sus últimas obras.
‘Industrial Messiah Complex’ está pasada de rosca, es un flipe, y ‘Celestial Heirarch’ nos despide con saña y oficio, contando además con cierto guiño sonoro que puede recordar a sus colegas Code Orange. Cualquier seguidor de ambas formaciones lo adivinará con facilidad.
Cuando pase toda esta cochinada de la pandemia, veremos si Full Of Hell han neutralizado su asignatura pendiente: conseguir shows con continuidad entre canción y canción, logrando trasladar el vandalismo de sus discos también al directo. Una vez eso ocurra, podremos hablar de idilio completo con ellos.
Puristas del grindcore, huid.
PAU NAVARRA