Nada dura para siempre. Eso es algo que vas comprendiendo con los años, pero que igualmente no te previene ante discos que, no por esperados, dejan de resultar tostones. Se ve que no sólo exportamos jamón, pues la siesta ha llegado con fuerza a Suecia… Más concretamente, ha llamado con insistencia a la puerta de Grand Magus.
La banda quería una buena intro propia para iniciar sus directos y en eso se convertirá ‘Gold And Glory’. Justo después llega ‘Wolf God’, que ya cuando fue lanzada como single no me enamoró. Realmente, lo único que destaco sobremanera en este álbum es el portentoso trabajo realizado junto al productor Staffan Karlsson, quien les ha sacado un sonidazo tan nítido como poderoso, y la voz del también guitarrista Janne ‘JB’ Christoffersson, quien sigue brillando con luz propia. ‘A Hall Clad In Gold’ lo intenta pero no remata, demasiado manida, y cuando empiezas a cabecear, el de siempre, JB, te despierta con esa garganta privilegiada en ‘Brother Of The Storm’, la que a la postre se convertirá en la mejor canción del álbum. Para cuando el doble bombo de ‘Spear Thrower’ aprieta, esto ya no hay quien lo salve.
Te has puesto el pijama, el de Pluto, además, que tanto abriga, y te la sudan leves intentonas como esa ‘Glory To The Brave’ que nada tiene que ver con HammerFall. ¿Esto es heavy metal o un viaje del Imserso a una fábrica de zapatos en Arnedo? Parece que dure dos horas y son sólo 38 minutos. A Wolf God le falta toda la chispa que sí tenía el techo de Notre Dame.
PAU NAVARRA