Hubo un tiempo en que en los círculos más cerrados del death metal sólo se hablaba de Grave Miasma. Mucho ha llovido desde entonces, teniendo en cuenta que su álbum de debut cuenta ya con ocho años y que hace cinco del EP Endless Pilgrimage.
Entre apariciones esporádicas pre-pandémicas en los escenarios, amagos de disolución, demos y muchos rumores es cuando Abyss Of Wrathful Deities ha surgido entre nosotros, siendo un segundo disco largamente esperado, que no sabíamos ni siquiera si vería la luz, y que nos recupera a los Grave Miasma más envueltos en el secretismo, acentuando y de qué manera esa vertiente black de sus canciones retorcidas, sólo para iniciados. Si hacía falta alguna justificación para el culto que se ha formado en torno a ellos durante su carrera, la encontrarás sobradamente aquí.
“Arraigado en la adoración de los misteriosos ritos funerarios tibetanos y los pasajes chamánicos hacia otros mundos”, lo nuevo de los británicos necesitaba del toque magistral a los mandos de Jaime Gomez Arellano, productor que ha grabado, producido y masterizado esta obra de coordenadas densas y profundas en sus Orgone Studios.
Si hay una banda que me viene a la cabeza escuchando este trabajo es Balmog, quienes también han recurrido a Gomez Arellano para su próximo álbum, aunque el inicio de ‘Rogyapa’ puede remitir a Morbid Angel, también ‘Ancestral Waters’, y los ceremoniales de ‘Under The Megalith’, ‘Demons Of The Sand’ o ‘Kingdoms Beyond Kailash’ podrían encauzarse dentro de la tradición Watain.
En definitiva, mucho black death en Abyss Of Wrathful Deities, un álbum indómito que nunca tira por el camino fácil, que tiene en los punteados su arma secreta y que esparce niebla por ahí donde pasa, dejando páramos yermos que apestan a podredumbre y magia negra.
PAU NAVARRA