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GRETA VAN FLEET – ‘Starcatcher’

Lejos de sentirse incómodos con la etiqueta de clones de Led Zeppelin, hacen bandera de ello.

Desde la irrupción en nuestras vidas de ChatGPT, el debate sobre cómo la inteligencia artificial afectará el mundo de la música está en boga. En los últimos meses hemos podido a escuchar a Kurt Cobain ‘cantando’ ‘Celebrity Skin’ de Hole, a Liam Gallagher en un disco ‘perdido’ de Oasis, o un ‘dueto’ entre Drake y The Weeknd fabricado gracias, o por culpa, de esta tecnología.

Es muy posible que alguien que hasta ahora no hubiera estado en contacto con Greta Van Fleet y escuchase por primera vez Starcatcher, pudiera llegar a pensar que se trata de un encargo bajo la premisa de crear un nuevo álbum de Led Zeppelin en base a la información recogida en su discografía. El sambenito de ser unos clones de la legendaria banda les ha perseguido desde sus inicios, pero llegados a su tercer álbum, está claro que el cuarteto de Michigan lejos de sentirse incómodos con la etiqueta, hacen bandera de ello.

En Starcatcher insisten en acudir a los elementos que todo el mundo identifica con Zeppelin: una voz aguda, arpegios de guitarra acústica combinados con solos eléctricos, una batería que retumba (la de ‘Sacred The Thread’ recuerda tanto a la de ‘When The Leeve Breaks’ que casi parece un chiste privado), letras llenas de épica y misticismo… pero como pasaba en el anterior The Battle’s At Garden Gate, parece que Greta Van Fleet solo se hayan fijado en la vertiente más progresiva de los británicos. Mucho ‘No Quarter’ y poco ‘Black Dog’.

De nuevo, prácticamente todos los temas son medios tiempos, y el único corte en el que parece que, por fin, vayan a desmelenarse, el frenético ‘Runway Blues’, se termina a los 75 segundos, porque al parecer al cantante Josh Kiszka no le gustaba lo suficiente como para terminarlo. Eso sí, al menos la producción de Dave Cobb (Jason Isbell, Chris Stapleton, Slash), menos ampulosa que la que hizo Greg Kurstin en The Battle’s At Garden Gate, ayuda a que canciones como ‘The Falling Sky’ (con solo de armónica incluido), ‘Meeting The Master’, ‘Frozen Light’ o ‘Farewell For Now’ entren mejor.

Quien los haya odiado desde el principio, no encontrará aquí ni un solo motivo para redimirles, y no les culpo. Sin embargo, como ya me ocurrió con sus otros trabajos, me he vuelto a sorprender disfrutando bastante con esta oda cósmica setentera sin pies ni cabeza de la que ¡ojo! ya han dicho que les gustaría hacer una película. Si Spinal Tap eran una parodia ficticia de los dinosaurios del rock, sin pretenderlo Greta Van Fleet se han convertido en una versión seria en carne y hueso de Spinal Tap. Solo por eso, ya merecen existir.

JORDI MEYA