Pocos debuts hechos aquí en los últimos años me han impresionado tanto como el de Gyoza. En 2017, este cuarteto barcelonés apareció de la nada con un álbum potentísimo que mostraba una seguridad y desparpajo impropios para tratarse de unos recién llegados.
Por no hablar de un explosivo directo ganado con las tablas que solo te dan el haber ofrecido cerca de un centenar de conciertos. Dispuestos a demostrar que lo suyo no fue flor de un día, ahora vuelven con un Early Bird que nos trae todo lo que nos encandiló de su primer trabajo. Esa facilidad para sacarse de la chistera unos riff crujientes por los que muchas bandas de stoner venderían a sus madres permanece intacta gracias al respaldo que da la acertadísima producción de Santi García. Ahí está el festín de guitarrazos que se pegan en ‘Killing Goode’ y la más melódica ‘Veins’, poniendo a prueba nuestras cervicales. Pero Gyoza son muchísimo más que energía desatada y disponen de varias vías para canalizarla.
Así pues, en ‘Up Where They Belong’ van creando una tensión que aumenta con sutiles arreglos electrónicos hasta que te encuentras con la banda pasándote por encima con una furia inusitada. ‘Glitch’ juega con la dualidad atmosférica y la ferocidad de unos Deftones, al tiempo que ‘In My Room’ te va atrapando con un groove de lo más sexy al estilo de Queens Of The Stone Age. Y con ‘Requiem For A Lie’ siguen incorporando nuevos recursos al explorar senderos a medio camino entre el math y el post rock (ojo a los detalles que va dejando su base rítmica por todo el álbum).
Desde ya mismo, uno de los discazos nacionales de la temporada.
GONZALO PUEBLA