Es en el heavy metal más clásico que HammerFall hallaron el camino de la redención. Eternamente ligados a la escena power de finales de los 90, Oscar Dronjak y compañía se han ido fijando cada vez más en los titanes de toda la vida para salir a flote en los momentos más bajos, sobre todo cuando parecieron creativamente muertos durante la etapa Infected.
Es por eso que a los suecos ya no les pedimos permanentemente doble bombos a destajo, y es por eso también que cada vez bordan más los medio tiempos. Cuanto más heavies, parece que mejores HammerFall tenemos, así que sólo nos queda disfrutar de la presente etapa de los escandinavos.
‘Never Forgive, Never Forget’ sirve para comprobar que todo está en su sitio, que Dominion va a presentar un sonido de lo más potente, que los solos apuntan a la cabeza y que, efectivamente, para la voz de Joacim Cans no pasan los años. No es la mejor apertura que les recordamos, pero para levantarnos de la silla ya está el corte que da nombre a la obra.
La mayor virtud de ‘Dominion’ es que es de todo menos innovadora. Es la canción metálica que todas las bandas han intentado y muy pocas han conseguido. Pasma con qué facilidad la han armado y el tremendo impacto que tiene en tus orejas y ese puño que se te dispara hacia el cielo. Grand Magus, ahí tenéis lo que le falta a vuestro Wolf God. Qué temazo, la virgen…
‘Testify’ llega con otra trepidante dosis de cuero y tachuelas, con esos coros viriles aumentados para la ocasión. Luego, en ‘One Against The World’, un sorpresivo interludio te retrotrae inmediatamente a Iron Maiden, y es que resulta imposible no pensar en ‘Fear Of The Dark’ en cierto momento. Este corte emerge como el híbrido perfecto entre ambas formaciones.
‘(We Make) Sweden Rock’ parece creada para capitanear sus próximas apariciones en vivo y, cómo no, el ecuador del trabajo lo marca la power ballad ‘Second To One’, con intro a piano marca de la casa. No es nada del otro mundo, aunque ya permaneceremos entretenidos hasta el final con esa ‘Scars Of A Generation’ que se dispara, la instintiva ‘Dead By Dawn’ o una ‘Chain Of Command’ que te carga las pilas de veras.
Lejos de sus clásicos o (r)Evolution, pero por fortuna, también a años luz de Infected o No Sacrifice, No Victory. Lo nuevo de HammerFall no se codeará con sus mejores trabajos, pero sí encontrará su sitio entre la clase media de su discografía. 26 años después de su fundación, a mí me vale.
PAU NAVARRA