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HATEBREED – ‘Weight Of The False Self’

Ni el coronavirus puede con ellos.

Las bandas clásicas, y vaya si Hatebreed ya lo son, entre otras cosas se caracterizan por tener un estilo propio reconocible al instante. AC/DC, Iron Maiden, Rammstein, Madball… Como podría ocurrir en los álbumes de cualquiera de ellas, un par o tres de segundos de ‘Instinctive (Slaughterlust)’ resultan más que suficientes para saber que estás ante el octavo trabajo de los tíos más duros de Connecticut.

‘Let Them All Rot’ y ‘Set It Right (Start With Yourself)’ son muy animadas, te llenan de energía, pero igualmente la titular ‘Weight Of The False Self’ se las zampa. Cuerda bien gorda, patadas a la tibia, y que el animal de ZEUSS haga el resto a los mandos. Cuidado con ese down tempo que la concluye, porque tiene muy malas intenciones.

La épica ‘Cling To Life’ apuntala la idea de que estamos ante un notable álbum de los de Jamey Jasta, aunque para los más fanáticos conviene señalar que, una vez más, no se acerca a Satisfaction Is The Death Of Desire, Perseverance o The Rise Of Brutality. Para llegar a eso necesitaríamos una pócima mágica, ese revitalizante mítico que todo ser humano ansía, pero en cambio, en el variado y robusto Weight Of The False Self contamos con una perlita como ‘A Stroke Of Red’, un temazo thrasher ultra molón que sorprende de veras, una cuchillada de hardcore old school como ‘Dig Your Way Out’ o incluso, contra todo pronóstico, ganamos en velocidad con, por ejemplo, el tridente final formado por ‘The Herd Will Scatter’, ‘From Gold To Gray’ e ‘Invoking Dominance’.

Hay que pinchar este disco a un volumen criminal. ZEUSS sigue sentando cátedra a la hora de romper muelas. Cuatro años después de The Concrete Confessional, los estadounidenses demuestran almacenar rabia para rato, gritando a los cuatro vientos que la experiencia es un grado y un motivo de orgullo. Sí, otro más.

Las tortas se han vuelto más sabias, a ratos previsibles tras tantos años lidiando en el campo de batalla, ¿pero no son tortas al fin y al cabo? ¿Y acaso no estamos hablando de Hatebreed? Además, cuando uno ya peina canas, éstas se vuelven fuleras. Ni el coronavirus puede con ellos.

PAU NAVARRA