El nombre de los protagonistas de esta reseña hace referencia a una novela post-apocalíptica publicada en 1954, y en su sexto trabajo He Is Legend se inspiran otro libro, esta vez basado en hechos reales: I’ll Be Gone In The Dark. Así, el presente White Bat es un disco conceptual que gira alrededor de un violador en serie que actuaba en los años setenta en California y era conocido como el Asesino de Golden State.
La autora, Michelle McNamara, consiguió despertar de nuevo el interés por el caso, generó nuevas pistas y el presunto autor fue finalmente detenido casi cuatro décadas después. ‘Talking stalker’, ‘Resister resist her’ y ‘Boogiewoman’ recrean algunos de los pasajes más truculentos de esta historia y los posibles pensamientos del espantoso asesino, algo así como una mezcla entre Jack ‘el destripador’ y Ted Bundy.
Ya en el primer corte, el que da nombre al disco, la banda presenta al terrorífico criminal. Y produce escalofríos escuchar a Schuylar Croom cantar aquello de «no hagas ruido, no mires mi cara» y «me llaman murciélago blanco y me gusta bastante», entre carcajadas malévolas de fondo.
Sin duda, White Bat es el disco más siniestro y cruel de la banda de North Carolina, conocida antaño como una banda de rock cristiano con letras positivas. Musicalmente el disco mantiene, con matices, la línea marcada por sus dos últimos trabajos, Heavy Fruit y sobre todo Few, su debut para la disquera Spinefarm. Es decir, manejan como nadie ahora mismo el hard rock con groove sureño, riffs gordos y punteos endiablados en la onda de Every Time I Die y The Damned Things; pero también saben armar buenos medios tiempos (‘Uncanny Valley’, ‘The Interloper’) y tienen melodías pegadizas para dar y regalar.
LUIS BENAVIDES