HEALTH nos regalan un blíster de 12 píldoras industriales, en las que se decantan por el mecanicismo metalúrgico, el gusto por las buenas canciones y la oscuridad como elemento común.
Para contextualizar debidamente este Rat Wars hay que explicar que el trío de Los Angeles tiene dos líneas de trabajo: álbumes de la banda propiamente dicha y otros en los que los remixes y las colaboraciones son las protagonistas, englobados bajo la serie DISCO; hasta ahora han sido cuatro trabajos en los que han participado desde Perturbator, Vessel, Full of Hell o Jpegmafia. La diferencia sustancial radica en que los primeros son más cohesivos y tienen más sentido de conjunto. Por lo tanto, hay que entender a Rat Wars como continuación de VOL. 4 :: Slaves Of Fear y no de su anterior entrega doble DISCO 4.
Vístete de negro, ponte los auriculares, apaga las luces, enciende las estroboscópicas de tu habitación y déjate llevar por sus ritmos discotequeros que remiten a los ochenta más oscuros. Lo disfrutarás al máximo. No se me ocurre mejor manera de evasión de nuestras vidas perras.
En Rat Wars encontramos temas que se decantan por los medios tiempos casi góticos, progresiones electrónicas casi raveras y alguna que otra referencia al metal industrial más tradicional. Sin embargo, el aroma más predominante es el de Nine Inch Nails en su vertiente más tecno y mecánica. Hablamos de HEALTH y eso es sinónimo de que alguna aparición estelar hay. Aquí contamos, entre otras, con Godflesh en ‘SICKO’ o el riff de guitarra del Lamb of God, Will Adler, en ‘Children of Sorrow’, un pepinazo industrial old school.
Con la inicial ‘Demigods’ demuestran por donde van a ir los derroteros del álbum, medios tiempos mecánicos, siniestros y de una contundencia indiscutible. ‘Unloved’ es un temazo con inclinaciones pop depechemodianas. En el lado de la contundencia industrial tenemos ‘Future Of Hell’, el trallazo ‘Crack Metal’, en el que la música y voz parecen ir cada uno por su lado, el contraste de la voz suave con la contundencia musical da un buen resultado. ‘Ashamed’ podría haber sido una pieza épica que no consigue atrapar del todo. ‘DSM-V’ es una aproximación muy poco disimulada a Rammstein, con un riff de guitarra adictivo y fases darkwave, muy resultón.
Pese a sus buenos momentos, la sensación es que HEALTH siempre se quedan a las puertas de hacer algo grande, pero no acaban de romper la frontera de lo bueno a lo excelso. La duda de si al final conseguirán superar los limites de género sigue en el aire.
JOAN CALDERON
