Hypeados por la prensa británica, Heriot nos ofrecen una colección de 10 temas a cuchillo, que van del metalcore más oscuro al metal industrial, donde los riffs afilados sesgan tu yugular sin piedad.
Originarios de Swindon, Inglaterra, están formados por Erhan Alman (guitarra), Debbie Gough (voz y guitarra), Jake Packer (voz y bajo) y Julian Gage (batería). Un combo cohesionado y robusto que desde su EP de debut Profound Morality (2022), para la discográfica Church Road Records (sello nunca suficientemente valorado), han demostrado un gusto por la brutalidad, la aparente simpleza de sus composiciones (spoiler: no lo son) y el riff musculoso al estilo de Code Orange, referencia inevitable, ya que guardan muchas similitudes en su sonido.
Devoured By The Mouth Of Hell es su debut para una major (Century Media) con un gusto por lo abismal, lo primitivo y el riff, donde hay espacio para las cajas de ritmos que emanan compases oscuros resultando un sonido siderúrgico. Sin embargo, donde te ganan definitivamente, es cuando sacan a relucir esas guitarras demenciales, pesadas, entrecortadas, con una furia a la voz digna de los tiempos nauseabundos que corren. Se mueven en una especie de medios tiempos machacones y eternos, que te harán perder la noción del tiempo como la inicial ‘Foul Void’ o la final ‘Mourn’, ejemplos claros de esa fuerza brutal, triunfando sin discusión en la veloz y abrasiva ‘Harm Sequence’.
Como contrapunto más atmosférico-industrial están la “balada” ‘Opaline’ o la claustrofóbica ‘Solvent Gaze’, con las que no acabas de saber hacia dónde quieren ir, pero disfrutables al 100%. La voz femenina de Debbie, combinada con una ambientación inquietante te evocará a la Chelsea Wolfe más vaporosa, como en la tenebrosa ‘Lashed’. La mejor definición de Heriot en un solo tema, donde encuentras calma/tormenta, atmósferas y brutalidad final es en la lograda ‘Visage’, de lo mejor del disco.
En el lado menos positivo de la balanza, la ausencia de estribillos y la reiteración de estructuras en las canciones, puede llegar a agotarse, pero no es nada nuevo en el género. En términos generales, es un buen debut, de una banda segura de sí misma y que en el futuro nos va a ofrecer grandes momentos de disfrute. Mimbres hay, pero también margen de mejora.
JOAN CALDERON