A estas alturas poco se puede decir del incombustible Matt Pike -para los despistados, también miembro de los enajenados fumetas Sleep- ni tampoco esperar un giro de 180º en su manera de entender la música o de vivir su vida, siempre al límite.
Su último disco salió en 2018, han pasado casi seis años. Estamos más jodidas que entonces, hemos salido igual de mierdosos de una pandemia mundial, hasta el punto de asistir a una guerra en Europa o ver con indiferencia un genocidio en Gaza. Pero quienes se mantienen en sus trece con inusitada convicción son High on Fire. A pesar de haber ganado el Grammy a la Mejor Interpretación Metal en 2019 por ‘Electric Messiah’, de que a Pike le amputasen un dedo del pie y de cambiar de batería (Coady Willis sustituye al fundador Des Kelsen) siguen imperturbables.
Cometh The Storm es una nueva colección de riffacos de guitarra graníticos, ritmos primitivos y voces cazallescas. Efectivamente, Matt Pike es inasequible al desaliento y una alma libre, algunos comparan su actitud con la del legendario Lemmy Kilmister, y quizás tengan razón. Mejorando el excesivo y redundante Electric Messiah y el autoindulgente trabajo en solitario Pike Vs The Automaton, este trabajo recupera las buenas sensaciones.
Nada mejor que empezar con ‘Lambsbread’ que ya aglutina todo lo que encontraremos en el álbum. Guitarras cavernícolas, un suave pasaje oriental aderezado con una pequeña jam, un solo de guitarra matador y la voz de Matt Pike rabiosa y afinada a base de orujo y aguardiente. Con paso pausado, pero firme, tienes la pesada y groovie ‘Burning Down’, y cortes trotones como ‘Trismegistus’ o ‘Tough Guy’ te arrastran por el suelo polvoriento con protagonismo para la batería.
En la pieza que da título al álbum, progresiva y de ecos sabbathianos, ponen toda la carne en el asador, con Pike cantando en registros más tranquilos hasta la explosión final y embarcándose en un viaje por el Medio Oriente pilotado por el bajista Jeff Matz de manera victoriosa. ‘Karanlik Yol’ sirve como un punto y aparte, dirigida por el baglama que le da un punto exótico y un respiro a la oleada incesante de riffs desbocados.
De la parte final del álbum destaca ‘Lightning Beard’ y su jam casi jazzística en el ecuador de la canción que transpira la libertad de los músicos sin dejar de lado la brutalidad del trío. También la mastodoniana ‘Hunting Shadow’ de atmósfera cósmica en la que desarrollos progresivos y más melódicos cogen el timón. Cierran con la más old school ‘Darker Fleece’, fangosa, dura y primitiva a partes iguales; una vuelta a los orígenes en toda regla.
Dela mano del mago Kurt Ballou, han construido un torrente musical colosal, inasumible para los mortales. 57 minutos que vuelan, se desvanecen, y se evaporan tan rápido como el martillo Thor. High On Fire son el índice de referencia del metal más pesado, el más estable y seguro. Son el patrón oro del metal del siglo XXI.
JOAN CALDERON