Nadie espera la muerte de un artista que está en la madurez de su existencia. Por eso cuando se supo la muerte de Pat Briggs, el superlativo cantante de Psychotica, el pasado 27 de diciembre por cáncer, la noticia fue devastadora.
Te levantas un día, enciendes el ordenador y de golpe la realidad te cambia el ánimo. Lo más impactante es que semanas antes Briggs nos iba contando detalles del ansiado cuarto álbum del combo, nadie sospechaba que estaba enfermo. Contaba con orgullo que entre los colaboradores contaban con el guitarrista Steve Stevens, más conocido por su trabajo con Billy Idol. De la espera impaciente a que se apague una llama que sobrevivió a casi todo… Eso me vino a la mente tras conocer la noticia. Ahora la llama es etérea, pero no por eso duele menos. Puedo escribir con una mínima autoridad sobre Briggs por convivir con él una breve gira de Psychotica en España, ver su actuación en el Azkena, entrevistarlo y chatear directamente con él o Ena Kostabi (guitarrista y compositor) con cierta frecuencia, sobre todo con el último.
Recuerdo que llevaban circulando noticias de ese álbum desde hace más de diez años, cuando el grupo publicó varios temas nuevos, algunos editados directamente en internet, otros en single. Se llegó a subir la portada. Briggs encima de un unicornio rosa portando una ametralladora y con un peinado mohawk en una pradera verde. Parecía que por fin Briggs, Ena Kostabi con su guitarra y Enrique C. Tiru-Vélez al chelo habían encontrado una forma de trabajar productiva, lejos de la disfuncionalidad que siempre se ha asociado a esta banda a la que se puede tildar con todo el sentido de maldita.
Psychotica fue una de las mejores y más incomprendidas bandas de culto de la era alternativa, cuando el zeitgeist grunge iba desapareciendo progresivamente en pos de otras propuestas alternativas que prometían un nuevo cambio de paradigma y terminaron siendo una excepción. En ese intervalo de excepción, el fin del siglo XX, Psychotica pudieron ser reyes, publicando dos sobresalientes álbumes y con un tercer disco, el de la consagración, no publicado por la ruina del sello que lo iba a sacar. Se quedaron con el vacío apabullante de la falta de éxito, y su cantante, se transformó en el pequeño príncipe que relataba en su canción, intentando lidiar como podía con sus demonios.
Pat Briggs, damas y señores, alguien tan fascinante que ni un libro voluminoso podría contener toda su esencia. Pienso en cómo podría describir la trayectoria discográfica de Briggs…Lo que fue, lo que podía haber sido, lo que nunca será. Una estrella absoluta adorada por medio planeta. Eso es lo que se merecía, no lo que obtuvo. Para los fans, Briggs está en todo lo alto de ese panteón del rock junto otras estrellas que fallecieron antes de tiempo. Con nombres como los de Amy Winehouse, Jeff Buckley, Kurt Cobain y demás artistas que se fueron de forma repentina.
Cuando se habla de escritores, se dice de algunos que su vida ha sido una novela mejor aún que su propia obra. En el caso de Briggs, su breve periodo en este Planeta fue excelso, lleno de luces y sombras, glamuroso y decadente. ¿Y su obra? Al fin y al cabo es por lo que lo conocimos. Sí, en este caso la obra estaba a la altura de la vida del artista.
Psychotica debutaron en 1996 con un álbum homónimo de extraña producción, más glam que electro rock, en el sello American Recording. Experimental, con melodías supremas, poseía un cancionero brillante, donde destacaba la operística voz de Briggs entre los demás instrumentos, con un guitar hero de la talla de Ena Kostabi realizando solos imprevisibles e infrecuentes en el rock, más cercanos a los de Robin Finck que Slash, por citar un ejemplo. El chelo de Cris le daba un toque hipnótico y exótico, igual que la colaboración en varios temas de la rapera de procedencia sueca Reeka. Gente importante de la industria como Moby, Douglas DeAngelis, Don Fury o Daniel Rey estuvieron involucrados. Para respaldar el álbum, aparte de hacer algunas fechas con Tool e Iggy Pop, se embarcaron en el Lollapalooza abriendo siempre en el escenario principal. Fue la polémica edición en que Metallica actuó. Polémica por la inclusión de un grupo totalmente instaurado en el mainstream en un festival que Perry Farrell impulsó para mostrar bandas alternativas y una forma de vida diferente, copiándole el concepto a Ian Astbury y su A Gathering of the Tribes. Psychotica se reunieron con Soundgarden, Screaming Trees o incluso Devo, de quiénes hacían una sobresaliente versión en el debut homónimo del ‘Freedom Of Choice’ de los de Ohio. En vez de Reeka les acompañaba como vocalista femenina Sophia Ramos.
Se supo del grupo en España gracias a la reseña del Lollapalooza 96 por parte de Popular1. No soy muy amigo del tópico que una imagen vale más que mil palabras, más aún siendo periodista, pero en este caso era cierto. Sorprendía su puesta en escena, con Briggs crucificado con una cruz cromada alrededor de bailarines con humo verde envolviéndole en algún momento de la actuación, vestidos de trajes que no sé ni cómo describir. Ciberpunk se me viene a la mente. Si queréis haceros una idea, el único clip promocional se lo dirigió el oscarizado director Jonathan Demme y da buena muestra de lo transgresora y llamativa que era no sólo la imagen del grupo sino su música, y cómo podía encajar perfectamente entre los fans de NIN y Garbage. Recuerdo que incluso localicé por EBay una camiseta del grupo y la compré. Aparecía casi todo el cuerpo de Briggs como en el vídeo, una imagen tan impactante para ese 1996 o el actual año como lo fue la de Bowie en la época de Ziggy.
¿Por qué el disco pasó desapercibido? No se hizo una buena promoción y la logística fue terrible. Los cedés no llegaron a tiempo a las tiendas ni en los stands del festival. Todo ese público que alucinaba viendo sus actuaciones no pudieron hacerse con una copia del álbum. Por aquel entonces su “fan” más célebre ya estaba tomando buena nota de ellos. Hablo de Brian Warner, cuando Marilyn Manson aún eran un grupo.
Despedidos del sello, se fueron a Zero Hours, donde publicaron Espina en 1998, un disco más cercano al rock gótico, con el citado Douglas DeAngelis en la producción y la portada hecha por el hermano de Ena Kostabi, Mark, autor de las tapas del ¡Adios amigos! de los Ramones y de los Illusions de Guns, entre otros. Pasó sin pena ni gloria, mientras Marilyn Manson publicaban con gran éxito de ventas Mechanical Animals que poseía un concepto de neo glam estilo Bowie claramente inspirado en Briggs y los suyos. Mirad fotos por internet y veréis que no miento. O rescatemos una declaración de Pat Briggs: “Cuando creé Psychotica, mi primera idea era crear un personaje sin género, extraer el género de la estrella de rock, que no fuera ni masculino ni femenino, y presentarlo de esa forma para ver cómo reaccionaba la gente”.
Si aún les quedaba un último revolver en la recámara, Psychotica lo dispararon con la grabación de Pandemic, un disco de diez, producido por John Fryer (This Mortal Coil, Love & Rockets) con texturas industriales y un concepto bastante más comercial, sin perder por ello su identidad o su dignidad. Fichados por Art Monkey Records, el sello fue a la quiebra y jamás salió el disco. La lista de posibles singles es prácticamente todo el álbum, aunque si hay que destacar alguno sería Ocean of Hunger. Tal como se soñó Psychotica en las calles de Nueva York, el sueño se rompió en mil pedazos. La superlativa lista de canciones de su trilogía quedó para unos escasos melómanos. ‘Barcelona’, ‘What Is God’, ‘Ice Planet Hell’, ‘Little Prince’, ‘Ding Dong Dead’, ‘Too Late’, ‘Pandemic’, ‘Fool’s Gold’….temas excelentes que han quedado como uno de los repertorios más brillantes y jodidamente olvidados de la historia. Afortunadamente, a veces hay segundas oportunidades.
La vida personal de Pat Briggs antes de Psychotica fue lo que se dice la de un hombre hecho a sí mismo, abanderando propuestas incendiarias en clubes neoyorquinos y angelinos, siendo el frontman y voz de RU Ready y Shelter NY. Después de la primera época de Psychotica, apenas se supo gran cosa. Sí que cuidó de su amiga y alma gemela Carrie Hamilton hasta que esta falleció de cáncer. Se escucharon muchos rumores. Si había vuelto a hacer la calle como cuando era adolescente, si se había hecho adicto a las drogas, si iba a ser el nuevo cantante de Velvet Revolver. Ena Kostabi me comentó que “Pat se escondió de todo el mundo. Atravesó muchos problemas personales. En cierto sentido, creo que quería purgar su vida de la presencia de cierta gente, y lo ha conseguido”.
En 2004, Mickey Ribera, gran amigo y quien le introdujo al periodismo musical a quien escribe esto, consiguió hacerle una entrevista por teléfono para Popular1. Fue todo un shock volver a saber de Pat Briggs. Pocos años después Mickey lo volvió a entrevistar, esta vez en persona en Los Ángeles. Unos pocos meses después Pat y Ena se reencontraron en la ciudad de los Lakers y decidieron reactivar Psychotica con Enrique. Se reeditó Pandemic de forma poco profesional, siendo disco del mes en enero de 2009 en Popular1.
Mickey Ribera organizó una gira en noviembre del 2019 con Mae Kurtz de telonera, artista a la que por aquel entonces yo era su mánager. Una cita en Barcelona y otra en Madrid. Aparte de publicitarse en el Popu, en Ruta66 nos dejaron poner un cuarto de página con el cartel del concierto sin cobrarnos nada. Gracias Jorge. Antes del concierto llamé a Jordi Meya, y le comenté si le apetecía ir a cubrirlo para RockZone o simplemente estar. Me dijo que sí. En la sala de Barcelona reconocí a Jordi a unos cinco metros y nos saludamos. No sé cómo me reconoció, pero lo hizo. Trece años después aún seguimos en contacto y siendo amigos, algo difícil en la prensa musical, os lo puedo asegurar. Vayamos al asunto….
Llego a Barcelona y Mae me deja su ático en las Ramblas para quedarme mientras esté en Barcelona. Mickey, Mae y yo nos encontramos con Pat y Enrique y nos fuimos a tomar unos tragos. La imagen tan extravagante de Pat no condicionó nada porque esa fecha, fin de octubre, coincidía con Halloween. Pat y Enrique fueron toda amabilidad. Me hizo gracia cuando Pat comentó que Halloween para él era un día más y no entendía cómo la gente sólo se quitaba los prejuicios a nivel de estética precisamente esa festividad, teniendo en cuenta que a él le daba igual la fecha para presentarse con su ropa acorde a su gusto sin importarle opiniones ajenas. No necesitaba ninguna excusa para ser él mismo. Pasemos a la sala Zac Club al siguiente día. Mae y su banda prestaron no sé si unos amplificadores a Ena. Había cierto nerviosismo. Acudieron menos personas de las que creíamos que iban a asistir. El concierto de Mae me gustó bastante.
Cuando empezó Psychotica, con Ena a la guitarra eléctrica, Cris con el chelo y Pat reluciente con una especie de vestido de boda hindú blanco, me quedé en shock. Todo el concierto se podría tildar de fascinante. Ver a Pat fue como ver a Elvis Presley, Freddie Mercury, Peter Murphy, Andy Wood, Chris Cornell o Ian Astbury por primera vez. Poned el frontman que más os guste del rock. Hay gente que tiene presencia escénica y gente que no. Pat la tenía, y eso ayudado de su privilegiada garganta hizo del concierto algo inolvidable. Antes de los bises ayudé a Pat a quitarse parte de una especie de extraño top-camiseta de rejilla. No podía haber empezado mejor. Escribí en la reseña del Popu que “la ciudad condal tardará años en asistir a un espectáculo-concierto tan intenso, emocionante, diferente en su concepción. Tres hombres, que bien podrían protagonizar cada uno por su cuenta un biopic excesivo y dramático, conjuntados bajo un ente, Psychotica, con el que consiguen fusionar arte y vida en un todo inefable”.
La fecha siguiente, en Madrid, fue muy, muy diferente. La actuación de Mae no me gustó nada, y Psychotica fueron otra cosa… siendo honesto, para mí fueron Pat Briggs y Psychotica, no Psychotica. Pat dio un buen concierto pero en mi subjetiva opinión dejó en un segundo plano a sus compañeros. El escenario no era demasiado grande y Briggs interactuó bastante con el escaso público que acudió. Tenía algo peor la voz e hizo medio espectáculo sólo con un taparrabos de cuero. Fue interesante, epatante, diferente. Como ver un show de los que Briggs hacía en los clubes en los que fue programador. No me pareció que a Ena le terminara de gustar esa actitud. Gastamos la noche madrileña en un club de travestis. Servidor se fue con Mae y su banda a dormir al hostal. Pat, Enrique Mickey y el comando que habíamos formado terminaron amaneciendo y desayunando antes de que el cantante y el chelista se reunieran con Ena en el aeropuerto para volver a Estados Unidos.
Del concierto en Barcelona salió un DVD que dirigió Sergio del Río. La actuación de Madrid hizo que una revista de arte y ensayo le diera la portada a Briggs con un artículo escrito por la dramaturga ya consagrada con un premio Max María Velasco.
Al año siguiente iban a repetir tanto en Madrid como Barna y en consecuencia entrevisté Ena en RockZone para la sección de conciertos previstos. Se tuvo que cancelar todo. Entraron en esa especie de letargo. Esa temporada solía hablar bastante con Ena del tema. Ena y Briggs rompieron el letargo enrolándose para una gira por Estados Unidos. Un estudiante de cine se apuntó con ellos en el coche para hacer un documental. El chaval terminó harto y sacó un mediometraje. Si lo veis, entenderéis por qué dejó el proyecto de documental. Briggs no había tenido una vida fácil y de vez en cuando actuaba como un LSD, término que me enseño Kostabi. Lead Singer’s Disease. De vez en cuando, por cualquier circunstancia que no le gustara sin darse cuenta parecía que boicoteara su propia carrera, ya de por sí difícil con los impedimentos que la industria le puso. Dicho esto, reincido que la vida de Briggs no fue fácil ni antes ni después de este tour. Era un artista total, una auténtica diva, con todo lo que conlleva. Tuvo días de vino y rosas mezclados por otros de inmensa tristeza. Era una persona con una sensibilidad única. Sentía como pocos han sentido. Era un romántico a la vieja usanza, como si Greta Garbo y Oscar Wilde hubieran tenido un hijo de profesión cantante y heredando el talento de sus progenitores. Tras la gira norteamericana se tomaron un descanso Ena de Pat, y Pat de Ena.
Pat grabó y publicó por internet su debut en solitario, un álbum industrial con su magnífica voz y toda la instrumentación hecha por ordenador. A su manera, era su Mr. Bad Guy o su She’s The Boss. A raíz del disco salió en This Is Rock.
Siempre había comentarios sobre por qué el festival Azkena no los traía. Hubo cierta indignación en el grupo al saber que habían llevado a Toilet Boys, coetáneos suyos con muchísima menos presteza musical. Finalmente, gracias en parte a Borja Ochoa de Eribe, el Azkena los trajo en el 2017. Una hora antes de que actuaran parecía que de un momento iba a sonar ‘The Boys are back in Town’. Nos juntamos la vieja camarada de Psychotica, es decir, Mickey, el incombustible Raúl Esteban y Joan Baez. Vinieron con un bajista. Lo primero que hizo Pat al saltar al escenario, esta vez vestido de forma más glam, fue dedicarle el concierto a Chris Cornell que se había suicidado meses antes. Dieron un recital más que notable teniendo en cuenta que usaban sonido de batería programada. Sin duda fueron el grupo revelación de ese certamen en el Azkena. Tras el concierto nos reencontramos todos. Pat, Ena, Enrique, el nuevo bajista, Mickey Ribera, Raúl, Isa…. En el tiempo que estuvimos juntos en el Azkena, cómo simple anécdota, entre Mickey y Pat y el bajista me dejaron sin paquete de cigarrillos. Como era de esperar, les pusieron bien en las reseñas de todo medio de prensa que cubrió el festival. También mucha gente tomó consciencia del poder como frontman y vocalista de Pat. ¿Por la noche tocaron The Cult? Creo que sí. Mickey y Enrique se fueron a ver conciertos juntos, y yo me despedí de Pat que se fue a descansar al hotel pensando que lo volvería a ver en breve. Tras esa actuación creía que el grupo podía tener ya los suficientes fans como para hacer una gira por aquí con batería y bajista y toda la logística necesaria.
A pesar de salir en su momento en la Rolling Stone, si hubo una prensa musical que dio a Psychotica el mérito y respeto que merecieron fue la de este país. Enrique Bunbury quedó asombrado cuando le pasé algunos vídeos provenientes de la actuación en Barcelona, llegando a expresar que “Briggs me parece un cantante y frontman excepcional”.
Escribiendo este artículo pienso en Mickey Ribera, que no sólo fue el que nos descubrió a muchos a Pat, sino que llegó a ser amigo íntimo del cantante que tanto nos marcó con su arte. Al fin y al cabo, el cuerpo se desvanece mientras el arte sobrevive, y Dios sabe que Pat Briggs era puro arte…Y ese arte lo podremos recuperar siempre escuchando su voz.
El 6 de marzo de se celebrará en Nueva York un acto en homenaje a Briggs, en el club The Box. Si el mundo fuera justo Wembley se llenaría por Pat Briggs. Qué más da cómo sea el mundo. Celebremos que fuimos coetáneos y conocimos a una leyenda en vida. Larga vida al Pequeño Príncipe, larga vida a Pat Briggs.
IGNACIO REYO