Cuesta creerlo viendo la discreta recepción de sus últimos lanzamientos, pero a principios de la década de 2010’s Howlin Rain eran una de las grandes sensaciones dentro del rock americano. Las buenas críticas de su segundo largo, Magnificient Fiend, provocaron que toda una eminencia dentro de la industria como Rick Rubin se animase a ficharles para American Recordings y editar su continuación, el estupendo The Russian Wilds.
A pesar del buen recibimiento por parte de prensa y público, el sello acabó deshaciéndose de ellos y su líder, Ethan Miller, vio como el resto de sus compañeros abandonaban el barco. Aunque consiguió rehacerse, su siguiente movimiento, el tristón y reposado Mansion Songs, pasó con más pena que gloria. Definitivamente su gran momento había quedado atrás.
Pero a pesar de que Howlin Rain sean a día de hoy una banda para los pocos fieles que les han seguido hasta aquí, eso no ha impedido que vuelvan a recuperar el pulso creativo con el que deslumbraron en el pasado. Sin ir más lejos, The Dharma Wheel sea seguramente el trabajo más concreto e inspirado que hayan entregado en casi una década.
Con tan solo seis cortes (todos ellos de generosa duración), está claro que Miller ha volcado los mejores ingredientes de esa receta que todavía sabe preparar tan bien. Psicodelia de aroma setentero, brochazos puntuales de funky, blues y esa querencia por el jam rock continúan a la orden del día. ‘Prelude’ hace honor a su título y aunque resulte algo prescindible, te va metiendo poco a poco en su particular ambiente.
Es en ‘Under The Wheels’ y ‘Rotoscope’ donde la reformada alineación demuestra que está a la altura de cualquier otra encarnación anterior de Howlin Rain. Vuelven los teclados, pianos y sintes para dar colorido a esos estallidos espontáneos de guitarras. Así mismo, una pieza como ‘Annabelle’ debería estar entre sus mejores baladas. Y como colofón final, ahí están los 16 minutos de ‘Dharma Wheel’ en los que improvisan una tormenta eléctrica que en directo se puede ir de madre para nuestro goce y disfrute.
Puede que ya a casi nadie le interesen y hasta algún fan les haya dado la espalda, pero la pasión que transmite Miller no ha menguado lo suficiente para que no sigamos disfrutando de su talento.
GONZALO PUEBLA