Esta última década de Incantation ha sido francamente buena. Vanquish In Vengeance, Dirges Of Elysium y Profane Nexus demostraron que esta leyenda del death, con 31 años a sus espaldas ya, todavía tenía mucho por desollar. Además, si algo pudimos celebrar muchos es esa tendencia cada vez más marcada de bajar los tempos, aprovechar el temible y cadavérico vozarrón de John McEntee y caer en el doom más ominoso y viciado.
Es por eso que, lo que más me ha sorprendido de Sect Of Vile Divinities, su decimosegundo largo, es tener que ensalzar precisamente lo contrario: sus canciones más rápidas. Con ‘Propitiation’ a la cabeza, los primeros temas apuntan maneras, pero al llegar a ‘Guardians From The Primeval’ el disco gana enteros. Ni 2 minutos y medio para que una sucesión de riffs retorcidos te empalen. Casi el mismo caso en ‘Chant Of Formless Dread’, aunque tampoco hay que perderle la pista a momificaciones como la destacadísima ‘Black Fathom’s Fire’, en la que hay de todo, la prehistórica ‘Ignis Fatuus’ o a ‘Scribes Of The Stygian’ y ‘Shadow-Blade Masters Of Tempest And Maelstrom’, ambas de conseguidos aires ritualísticos y arcanos. Aplastado te va a dejar ‘Unborn Ambrosia’ con su medio tiempo y acelerón súbito, y qué decir de la última ‘Siege Hive’.
Por si había alguna duda, con esta canción final los estadounidenses certifican que han querido volver a sus raíces y a la oscurísima tralla por la que son venerados. Una obra que va de menos a más, imagino que al sentirse paulatinamente aupada por todos esos seres malignos de diversas culturas que, corte tras corte, han sido invocados.
PAU NAVARRA