No ha sido la primera, pero de algún modo Taylor Swift ha abierto la veda para que muchos artistas se animen a regrabar parte de su catálogo o al menos sus trabajos más significativos. Sea con la excusa de no quedar conformes con grabaciones pasadas, ganar algo de tiempo hasta la salida de un nuevo disco, o (lo más probable) recuperar el control sobre los derechos de sus obras, es una práctica que estamos viendo con mucha frecuencia en los últimos tiempos.
Si el año pasado fueron Thrice quienes reconstruyeron un álbum clave dentro de su carrera como The Artist In The Ambulance, ahora le toca el turno a Incubus pasarle la ITV a Morning View, su disco más comercialmente exitoso. Aquel con el que a comienzos de siglo terminaron por desmarcarse del circuito nu metalero abrazando sonidos alternativos a la par que accesibles para todo tipo de públicos. Los dos millones de copias que lograron despachar en su día son la prueba de que la jugada les salió muy bien.
Por eso mismo se entiende que la decisión de regresar al estudio (la primera vez con su nueva bajista Nicole Row ya como miembro oficial tras salida amistosa de Benn Kenney) para darle otra vuelta a las mismas canciones dos décadas después tiene más que ver con el contrato recién firmado con Virgin que por la necesidad de corregir errores pretéritos. Al fin y al cabo, la versión original publicada en 2001 ha aguantado el tipo con el transcurso de los años luciendo un aspecto envidiable a día de hoy. Sea de un modo u otro, los californianos han querido aprovechar la ocasión para darle un toque ligeramente distinto a unas composiciones que ya eran perfectas de por sí.
Recrear una serie de gemas de la talla de ‘Wish You Were Here’, ‘Just A Phase’ o ‘Warning’ habría sido pan comido para unos musicazos como ellos. Así pues, es de agradecer que se lo hayan currado un poco para que encontremos algunas sorpresas inesperadas en forma de nuevos arreglos y secciones que no figuraban anteriormente. Por ejemplo, ‘Nice To Know You’ se reinicia con una introducción añadida que podría tomarse como un extra que también suelen ejecutar en sus conciertos aportando mayor calidez si cabe. Lo mismo ocurre con la bellísima outro reimaginada de ‘Echo’ donde Mike Einziger se explaya a las seis cuerdas, el sintetizador que hace acto de presencia en ‘Under My Umbrella’ o el riff final ralentizado de ‘Circles’.
Lo único a lamentar es que estas variaciones sean meramente puntuales, ya que el resto de pistas permanecen prácticamente intactas tal y como las recordamos. Ni la pegada de ‘Have You Ever’ y ‘Blood On The Ground’, ni la exquisitez pop de ‘Are You In?’, ni los scratches Chris Kilmore repartidos por todo el tracklist, ni la ambientación envolvente de piezas como ‘11am’ y la orquestal ‘Aqueous Transmission’, han desaparecido. Si acaso, reseñar que la voz de Brandon Boyd suena, lógicamente, un pelín más añeja y experimentada, demostrando que aún sigue siendo un cantante de primerísimo nivel.
Podríamos decir que Incubus han superado la reválida con nota, aunque intuyo que muy pocos cambiarán este Morning View XXIII por la copia primigenia que guardan en la estantería desde hace varios lustros. Y es que salvo que te pique mucho la curiosidad o que seas un fan completista, no será necesario que vuelvas a pasar por caja. En cualquier caso, confiemos en que todo este ejercicio de nostalgia sirva de punto de partida para el siguiente disco en el que ya han empezado a trabajar de cara a ser editado en 2025.
GONZALO PUEBLA
