Los podría haber conocido por el maldito algoritmo, como a tantas otras bandas que llegan a mis oídos, pero no. Mi historia con estos Inertia es mucho más bonita. Arranca hace unos días escuchando uno de mis podcasts musicales de referencia, más concretamente uno especializado en la maravillosa década de los noventa. ¡La magia de la radio, enlatada pero radio al fin y al cabo!
La propuesta de este cuarteto de Chiclana de la Frontera bebe directamente de la época dorada del grunge. Empezaron a tocar bastante más tarde, al menos bajo este nombre, pero la huella de Nirvana –las notas finales de ‘Pet Virus’ me parecen un delicioso guiño a ‘Heart-Shaped Box’- casi se puede tocar en su propuesta rabiosamente melódica. Como decía, hasta hace nada no tenía el gusto de conocerles a pesar de contar ya con una buena pila de referencias que ahora estoy disfrutando, en diferido. Nunca es tarde, dicen. Eso sí, el presente Organized Fun, parido en los estudios Grabaciones Sumergidas, es de largo mi favorita.
Escuchas los primeros trabajos de estos gaditanos y es obvio que la banda domina el abecé del grunge en su clave más punk rock y garajera -algo hay en ellos de los inagotables Mudhoney-, pero no suenan como una verdadera apisonadora hasta este Organized Fun, que por momentos parece inspirarse en Metz (‘Pet Virus’) y su buen hacer con las guitarras ruidosas y los ritmos machacones.
Si bien su anterior trabajo es muy meritorio, How To Build A Rocket, de 2017, los siete cortes incluidos en este nuevo disco suenan mucho más inspirados. Pienso en las adictivas ‘Wellington Kiew’, ‘Hell On TV’ y ‘Kooky’, una baladita envenenada con guitarras de la escuela Hot Snakes. Que sea un disco corto, sin relleno, también ayuda. La bofetada es más contundente.
LUIS BENAVIDES
