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IRON MAIDEN – ‘Senjutsu’

La leyenda inglesa continúa legando melodías excitantes.

A Iron Maiden les basta con menos de un minuto y medio de su nuevo disco para demostrar a escépticos y herejes que andan a cientos de años luz de estar acabados. La misma ‘Senjutsu’ abre su decimoséptimo álbum y qué épica, señores y señoras, qué épica. La dupla compositiva Smith/Harris trabajando a pleno rendimiento, y cuando sueltan sin miramientos el estribillo, alucinas. Una maravilla que muestra a las claras que los sintetizadores van a jugar un papel importante aquí. Evidentemente no estamos ante un Seventh Son Of A Seventh Son, pero vaya si se harán notar en el disco.

‘Stratego’ ya la habíamos catado, aunque no por eso mola menos. Gran single, y como nos olíamos, uno de los temas con más brío del plástico. La leyenda inglesa se dirige hacia su medio siglo de existencia y continúa legando melodías excitantes, incluso sorprendentes. Cabalga, cabalga Steve Harris al bajo ante esas guitarras que le ha servido Janick Gers. Debo reconocer que echo en falta más canciones como éstas en los álbumes que el sexteto ha entregado desde que volvió Bruce Dickinson, más netamente heavies, porque como evidencia ‘Stratego’ o ‘The Reincarnation Of Benjamin Breeg’ de A Matter Of Life And Death, si quieren, pueden.

Turno para otra vieja conocida, ‘The Writing On The Wall’… y me sigue dejando algo frío. “Jethro Maiden”, que soltó alguno con bastante mala idea el día de su estreno… Es hard rockera, sí, pero sobre todo me quedo con los solos y las cuerdas vocales de Dickinson. Si alguien albergaba alguna duda sobre su posible rendimiento en este disco, sobre todo tras escuchar algunas canciones del directo en México editado el pasado año, en Senjutsu desde luego nadie diría que éste haya pasado por un cáncer de lengua.

Steve Harris vuelve a adueñarse del timón y firma en solitario ‘Lost In A Lost World’, un corte intimista, más reconocible dentro de su etapa contemporánea, aunque de inicio bastante insólito. No sé vosotros, pero puestos a comparar álbumes dobles, a estas alturas a mí esta nueva obra ya me ha enganchado más que The Book Of Souls. También es cierto que, por mucho que lo he intentado, nunca he acabado de conectar con su anterior trabajo, pero eso ya dice mucho de lo inspirados que siguen Maiden en la actualidad.

Nos alcanza ‘Days Of Future Past’, la más corta del pack, y yo me acuerdo de Kevin Shirley. No lo puedo evitar, y bueno, también un poco de Harris, que por algo coproduce… Si hay algo a echarle en cara a Iron Maiden en esta segunda etapa con Bruce es lo excesivamente pulcros, limpios y genéricos que suenan los seis discos que ya han lanzado en esta centuria. Sinceramente, creo que con algo más de distorsión, grumo y garra, muchas de estas canciones ganarían enteros. Todas y cada una de las obras que lanzaron entre 1980 y 1998 tenían su propia personalidad sónica, pero 21 años después, ya doy esta batalla por perdida.

Gers y el sempiterno cuatro cuerdas vuelven a dar muestras de entenderse sobremanera en la escritura por medio de ‘The Time Machine’, una canción con todo el progresivo que quieras echarle, y cuando la emotiva y señorial ‘Darkest Hour’ termina, realmente tienes la sensación de que el álbum ha echado el cierre del todo. Pero no, claro que no… Es como si, a modo de regalo, la banda hubiera decidido cederle la última media hora larga de disco al bajista, ahí, con tres cancionacas de ésas de las suyas, bien tochas. It’s Harris time, folks!!

‘Death Of The Celts’ cuenta con un desarrollo general previsible, básicamente sabes perfectamente qué va a ocurrir hacia su ecuador, pero igualmente consigue destacar de una forma notable. En cambio, ‘The Parchment’ sí consigue agarrarte por ahí donde tú sabes. Joder, sí: el Antiguo Egipto está de vuelta, pero por si alguien se flipa demasiado, cabe recalcar que ni por asomo estamos ante una ‘Powerslave’ o ‘Rime Of The Ancient Mariner’. Eso no haría falta ni decirlo, peña. Con sus casi 13 minutos tiene tiempo de aburrirte un poco, pero luego de encandilarte, o de hacerte vibrar con ese duelo de solos… Cada vez que te enfrentas a ella, te gana un poco más.

Para terminar, ‘Hell On Earth’ despacha una de las mejores colecciones de coros y estribillos de un álbum perfeccionista hasta la extenuación. Es una canción absolutamente Maiden, con Harris haciendo retumbar paredes, Dave Murray, Adrian o Gers turnándose al mástil, a ver quién le saca más brillo, y Nicko McBrain, más que correcto en todo el recorrido, secundando con esa soltura tan singular.

Si un día pinchando The Number Of The Beast se me apareciera el Diablo y me ofreciera vender el alma a cambio de afrontar la senectud con la mitad de buena forma y claridad de ideas que presentan Iron Maiden en 2021, firmaría sin pestañear.

PAU NAVARRA