En algún momento a finales del siglo XX se creó la ilusión que las bandas de rock debían durar para siempre. Personalmente, señalo la gira ‘Steel Wheels’ que The Rolling Stones iniciaron en agosto 1989 como el punto que iluminó a los músicos y la industria sobre esa posibilidad. A pesar de que Mick Jagger y Keith Richards tenían solo 46 años, a ojos del público parecía asombroso que a esa edad todavía tuvieran fuerzas para seguir tocando. Cómo han cambiado las cosas desde entonces…
Todo esto viene a cuento porque Fate & Alcohol se ha anunciado como el disco de despedida de Japandroids. El dúo canadiense formado por Brian King y David Prowse lo deja tras 18 años de carrera, aunque la sensación es que la banda ya llevaba medio muerta desde hacía bastante tiempo. Su anterior trabajo Near To The Wild Heart Of Life salió en 2017 y tras su gira de presentación, prácticamente habían desaparecido. De hecho, han anunciado que no van a dar ni un solo concierto para promocionar este cuarto álbum.
Todo apunta a que este final por la puerta de atrás ha sido decisión de King, ya que Prowse ha asegurado que le encantaría seguir tocando la batería por todo el mundo, pero en cualquier caso, creo que es la decisión correcta. Como demuestra Fate & Alcohol, Japandroids ya han dicho todo lo que tenían que decir y, difícilmente, superarán algún día la manera cómo lo dijeron en su celebrado Celebration Rock (Polyvinyl, 2012). Y no pasa nada. Ojalá más bandas fueran más honestas a la hora de evaluar sus propias limitaciones y se retiraran antes de seguir simplemente por inercia.
Las circunstancias vitales cambian. King vive ahora en Michigan y va a ser padre, mientras Prowse sigue en Vancouver, las juergas interminables que se pegaban en sus primeros años, seguramente ahora les dan una pereza enorme solo de pensarlas, y cualquiera que haya entrado en la vida adulta, sabe que las relaciones, sean profesionales o sentimentales, salvo excepciones, tienen fecha de caducidad.
Fate & Alcohol nos ofrece la posibilidad de llevarnos un último recuerdo de su buen hacer para facturar temas de rock sencillo y directo. Las ansias de abrir su sonido en Near To The Wild Heart Of Life han quedado atrás,y aquí vuelven a centrarse en canciones a medio camino entre Hüsker Dü y The Replacements, con guitarras al 10, baterías vigorosas y coros que mejor parecen cuantas más cervezas lleves en el cuerpo. Ninguna te va a cambiar la vida -en realidad el hype que les rodeó en su momento cumbre siempre me pareció exagerado- pero ‘Eye Contact High’, ‘Chicago’, ‘Fugitive Summer’ o ‘A Gaslight Anthem’ justifican que, ni que haya sido por un momento limitado, Japandroids hayan existido. DEP.
JORDI MEYA
