“Esperamos que te haga sentir bien. Si no lo hace, el problema lo tienes tú”. Así ha vendido el travieso Jeff Rosenstock su cuarto trabajo de estudio, No Dream, aparecido prácticamente por sorpresa, pues unos meses antes parecía haber matado su proyecto solitario con la publicación de uno de sus directos en la sala Bowery Ballroom de Nueva York bajo el nombre de Death Rosenstock (finalmente se ha convertido en algo así como el nombre de su banda de apoyo).
El músico y activista underground, líder de proyectos tan elocuentes como Bomb the Music Industry!, empezó su trayectoria en solitario en el 2015 con un trabajo más indie rock como We Cool? y ahora vuelve a sus orígenes con una nueva entrega mucho más fresca y, sobre todo, punk rock como No Dream. El nuevo disco está formado por canciones cortas y directas, algunas por debajo del minuto de duración (la inicial ‘NO TIME’, ‘Monday At The Beach’), con una propuesta afín a los primeros discos de Joyce Manor (‘Nikes (Alt)’, ‘The Beauty of Breathing’) y con sugerentes reminiscencias a los Weezer más rabiosos (el solo y la parte de los coros de mi favorita ‘Scram!’ podría pasar por una versión moderna de ‘El Scorcho’).
Todo el disco -a excepción de alguna parte adicional- fue grabado en directo en una enorme sala bajo la supervisión de su hombre de confianza, Jack Shirley (Deafheaven, Gouge Away, Super Unison), también responsable del sonido del fantástico POST-, un trabajo conceptual, muy influenciado por el contexto político en Estados Unidos, escrito poco después de las elecciones que convirtieron a Trump en el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Las cosas en su país no han mejorado precisamente. Al contrario. El negacionismo de Trump, que igual te niega el cambio climático o el derecho de los inmigrantes que te subestima una pandemia, está destruyendo el sueño americano. La típica casa de los suburbios que ocupa la portada, en proceso de descomposición por un sol de justicia, no puede ser más explícita.
“Todos lo sabemos pero no sabemos qué hacer. ¿Qué podemos hacer?”, canta en el corte que da nombre al disco, uno de los más críticos. Jeff, con su mordiente habitual, clava sus incisivos en todos estos asuntos sin caer en las clásicas proclamas de izquierdas y sin perder la sonrisa.
LUIS BENAVIDES