Viendo la cara todavía imberbe de Jim Adkins cuesta creer que Jimmy Eat World lleven 25 años de carrera a sus espaldas. Pero escuchando Surviving, su décimo álbum ya, queda claro que como banda, pero sobre todo como personas, han entrado en la madurez.
En sus letras, Adkins se muestra como alguien que por fin le ha pillado el truco a la vida, dejando atrás demonios, complejos y depresiones del pasado. «No escondas tu cara, lo que eras antes, no tiene porque seguir siendo tú nunca más», canta justo en el inicio del álbum. Una reafirmación vital (quizá de ahí el título del disco), no exenta de nostalgia, que también se traduce en lo musical, con alguna novedad y abundantes guiños a las diferentes facetas mostradas en su catálogo.
El disco empieza con la propia ‘Surviving’ con un riff de guitarra insólitamente rockero que se prolonga durante todo el tema, y aunque a la que entra la voz y el bajo empezamos a entrar en terreno conocido, la intensidad no para de subir. En una línea parecida la sigue ‘Criminal Energy’ con un elaborado trabajo de las guitarras y un estribillo más melódico. Entre las dos acaban formando uno de los arranques más potentes de su discografía y sugieren que quizá la banda está dispuesta a darle un poco más de caña de la que venían ofreciendo últimamente.
Pero ya sabemos que Jimmy Eat World son los buenos de la clase y a la segunda cerveza necesitan parar, no sea que la cosa se les vaya de las manos. Es ahí cuando empiezan a asomar temas más poperos como ‘Delivery’, montada sobre un rasgado de guitarra acústica, la modernilla ‘555’ o ‘One Mil’ que coge la dinámica del grunge light de finales de los 90. Por suerte para ellos, haciendo este tipo de temas más comerciales también son bastante cracks.
En las pegadizas ‘Lover Never’ (que ya habían lanzado como single en 2018) y ‘All The Way (Stay)’ nos encontramos con esos temas de pop rock que tan bien les salen, ésta última con un estribillo similar al de ‘Kill’ y que acaba en una fiesta con palmas, coros femeninos y un inesperado solo de saxo. Para el final nos dejan las más experimentales ‘Recommit’ y ‘Congratulations’, con un ritmo exótico y un final casi metalero, que en directo puede funcionar, pero que no acaba de llevarte a ningún lado.
Un nuevo disco de Jimmy Eat World siempre será bienvenido, pero como sus últimos trabajos, Surviving ofrece muy buenos momentos, pero no acaba de rematar la faena.
JORDI MEYA