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JOHN MELLENCAMP – ‘Orpheus Descending’

No podemos hablar de una resurrección porque, sencillamente, nunca se fue.

Repasando la larga trayectoria del trovador de Indiana, nos encontramos con una de las evoluciones más coherentes y consecuentes del rock americano. Aún siendo un jovenzuelo con ganas de bronca y jaleo, en su corazón siempre existía espacio para contar y denunciar todas las problemáticas que le rodeaban.

John Mellencamp siempre utilizó sus canciones para exorcizar demonios y sacar a la superficie todo aquello que le preocupaba, y cuanto más éxito tenía más desnudaba las miserias del mundo. Sobre todo las más cercanas a su persona. Si en su juventud lidiaba con sus problemas con rabia y resentimiento, metiéndose en problemas de manera constante y llevando su rebeldía a niveles extremos, con el tiempo dirigió esa rabia a sus canciones. Hoy en día, cuando pasa de los setenta años sigue exactamente igual. Al fin y al cabo como él mismo dice, nadie cambia demasiado con el tiempo.

Sigue lastrado por sus múltiples problemas de salud, y a pesar de los sustos dados por su corazón que le mantuvieron en estado letárgico durante un tiempo, nunca dejó de estar activo. Continuaba componiendo,  pintar le relajaba y su voz, metamorfoseada por años de bourbon y nicotina sonaba más quebrada que nunca, pero también se erigía más madura, profunda y perturbadora.

Desoyendo los consejos de sus médicos, recuperó el gusto por las giras y en 2022 nos golpeó con Strictly A One Eyed Jack, para el que subscribe, uno de los discos más hermosos, transgresores y crudos de toda su carrera. Siempre le encantó profundizar en la música de raíces americana, y ahora en la madurez de su edad y sin tener nada que demostrar a nadie, exploraba en toda su extensión todo esa inmensa paleta de sonidos que iba desde el blues más oscuro, al jazz más intimista, pasando por supuesto por el folk, el country o el rock americano de raíces.

Cuando escuchamos ‘Hey God’, uno de los primeros adelantos de este nuevo álbum, no pudimos evitar sonreir de felicidad. Nuestro hombre seguía siendo el mismo forajido de siempre denunciando el sinsentido de las armas, la locura de las guerras que florecen día a día en cualquier parte del mundo. Una slide acompañaba a ritmo de country blues los versos donde la rota voz de Mellencamp prácticamente imploraba, «Hey Dios, sigues ahí, ¿Podrías bajar por aquí?«. Brutal. ‘The Eyes Of Portland’ es otro de los puntos fuertes. Íntima y sugerente, la crítica hacía esa hipócrita sociedad que exculpa su mezquindad con falsas oraciones y actitudes condescendientes hacia el prójimo, es casi hiriente. Rock americano de primera donde Mellencamp más acusador que nunca, nos deja sentencias que debemos destacar: «En esta tierra de abundancia donde nada se hace para ayudar a los que están vacíos». Se puede decir más alto pero no más claro.

Estamos de acuerdo en que sigue en plena forma. Los innumerables retos a los que nos enfrentamos como especie y esta locura global en la que parece estamos instalados, parecen haber espoleado la creatividad y la inspiración de un artista en estado de gracia. Si escuchamos ‘Amen’ nos volvemos a encontrar a esa persona que se niega a no reconocer su parte de responsabilidad de lo que pasa en el mundo: ‘Puedes echarle la culpa al tiempo o simplemente a un mal día, pero sabes que los malos tiempos llegaron para quedarse’ va recitando a ritmo de un pesado blues con un estupendo solo de guitarra final incorporado. El tema título suena menos oscuro, con esas acústicas chispeantes y optimistas y ‘One More Trick’ también suena esplendorosa con las guitarras acústicas reproduciendo maravillosas melodías mientras son apoyadas por violines y todo tipo de percusiones. Por un momento, incluso nos podemos llegar a trasladar a los tiempos de Big Daddy con un socarrón Mellencamp que va repitiendo, «Antes de irme, tengo un truco más bajo la manga».

No podemos hablar de una resurrección porque, sencillamente, nunca se fue. Pero lo que sí es absolutamente cierto, es que el nivel alcanzado por nuestro hombre en los últimos años es de órdago. Leí unas declaraciones suyas en las que reconocía el haber llegado al estado óptimo de su carrera.

Sin la preocupación y la presión de tener que obtener un hit o un álbum de platino, Mellencamp hace lo le viene en gana y la musa de la inspiración está ahí, bien preparada para rubricar con su presencia el gran momento del Mellencamp persona. Para finalizar un último consejo, escuchad el piano y la voz que nuestro hombre nos regala en ‘Understated Reverence’ al finalizar el día, con la calma y el descanso que da el haber terminado una jornada más. Creerás estar en el cielo.

ANDRÉS MARTÍNEZ