John Mellencamp siempre ha sido un forajido. Pero ni su célebre rapidez de puños, su carácter hosco, sus hábitos poco saludables o sus líos de faldas han podido nunca vencer a su facilidad insultante de fabricar hits.
Esta larguísima colección de números uno, unidos a un sobrenombre algo ridículo, siempre han provocado algún recelo en los sectores más talibanes y mirahombristas del entorno musical de la llamada americana. Despojado de temas en los charts desde hace décadas, un hombre sabio con parche de pirata ha sacado un disco maravilloso. Un trabajo en el que, por encima de todo, encontramos música con mayúsculas.
¿Es este el mejor disco de John desde el Mr Happy Go Lucky? En mi opinión sí. Es más entretenido que el sobrevalorado No Better Than This y más variado que el reivindicable Freedom’s Road.
‘I Always Lie to Strangers’ nos presenta a los dos protagonistas del disco, su voz esculpida por un millón de Camel sin filtro, y la perspectiva, no siempre optimista, que se tiene del mundo desde la vejez. Y es que Mellencamp ha dejado de cantar a los héroes de la clase trabajadora, prescindiendo, para ello, de la épica del estribillo usando una rica y brillante variedad de estilos de la América que mejor conoce. Algo muy parecido a lo que hizo Tom Waits en el genial Mule Variations. Es innegable la influencia del de Pomona en el segundo corte y en la oscura ‘Gone So Soon’, una preciosa canción que incorpora el jazz con gran acierto.
‘I Am a Man That Worries’ o el tema homónimo son puro folk encabronado en los que destaca el uso de violines afilados lanzados como puñales, estos violines vuelven a a aparecer, de forma más sugerente, en la sensual y negroide ‘Sweet Honey Brown’, quizás el tema más Stones que nunca haya grabado el de Indiana.
La sencillez folk de ‘Chasing Rainbows’ nos prepara para ese déjà vu que es ‘Lie to Me’ o cómo retroceder 30 años en la máquina del tiempo y escuchar a Mellencamp cediendo protagonismo a un riff que es puro Human Wheels.
Uno de los grandes reclamos del disco era la colaboración en tres temas de Bruce Springsteen, otro que sabe como nadie lo que es tener que ganarse una credibilidad lastrada por la fama. Su primera aparición es haciendo coros en la reconocible ‘Did You Say Such a Thing’ que no por menos sorprendente deja de ser un temazo de rock vacilón. Más poso deja ‘Wasted Days’ donde ambos vuelven a ejercer de portavoces de una América que ha crecido y madurado con ellos, la canción con más vocación de himno de las doce. Los 142 años que suman entre los dos están presentes en ‘A Life Full Of Rain’, tema que cierra el álbum y epílogo perfecto, no sólo a este trabajo, sino a la carrera de las dos personas que mejor han retratado a América.
Excelente comeback de alguien que nunca se fue. John Mellencamp vuelve a erigirse en portavoz de una generación. Lo fue de los chicos que debían abandonar sus estudios, también de los trabajadores que no llegaban a fin de mes, de los granjeros abandonados por su país, y a buen seguro ahora lo será de los yayoflautas decepcionados por el sistema. Gracias Cougar por seguir ahí.
LLUÍS PUEBLA