Julie Christmas nos entrega, 14 años después, la continuación de su debut en solitario The Bad Wife. En Ridiculous And Full Of Blood, un álbum de personalidad rutilante, nos ofrece un cuento de diez capítulos sobre la personalidad conflictiva del ser humano.
Para Ridiculous And Full Of Blood se ha rodeado de músicos de experiencia contrastada como el guitarrista/vocalista Johannes Persson (Cult Of Luna), el batería Chris Enriquez (Spotlights), el bajista y productor Andrew Schneider (Kenmode/Unsane), el guitarrista John LaMacchia (Candiria) y el teclista Tom Tierney. Una alineación para entregar un disco de lujo cuyo resultado es notable, una auténtica joya que traspasa géneros y derriba muros estilístico: pasarás del rock al post metal sin despeinarte, con arreglos industriales y pasajes cercanos al rock alternativo 90’s, con una naturalidad pasmosa, sin forzar nada. Todo fluye con absoluta facilidad, sin aspavientos y una sencillez sorprendente.
La visceralidad de ‘Not Enough’ arranca el disco a base de metralla calculada en la que se abre paso su timbre voz sensible y desesperada. ‘Supernatural’ -que sirvió de primer adelanto del disco- es una experiencia catártica en la que brillan la voz de Christmas y unos tempos de batería juguetones que casan a la perfección con la épica desarrollada por la guitarra y teclados. En ‘The Ash’ el timbre de voz te recordará a la Björk de Sugarcubes, moientras que el riff de ‘Thin Skin’, con cierto aire al metal alternativo de los 90 marinado con gotas industriales, se encuentra entre lo más básico sin renunciar a ese oficio veterano que destila todo el álbum.
También te toparás con piezas más directas y sin grandes despliegues instrumentales como ‘Kids’ o ‘Blast’, que aunque breves, muestran a las claras la personalidad traviesa de la neoyorkina, pero donde más brilla es en canciones como ‘End Of The World’ o ‘The Lighthouse’, con participación de Johannes Persson en la composición, en las que hace de gala de todos sus registros vocales. Son viajes in crescendo a lo Cult Of Lunaque explosionan como si fuera el día del juicio final, sumergiéndonos en una experiencia cinemática propia de los suecos. El paso lento casi de procesión ‘Seven Days’ cierra un álbum más que notable.
Reconozco que no conocí a Julie Christmas hasta la publicación del superlativo Mariner (2016) firmado a medias con los gurús suecos del post metal Cult Of Luna, y a juzgar por lo escuchado, es incomprensible que no se prodigue más en su faceta en solitario. Aquí hay canciones, sensibilidad e inspiración formando un viaje coherente e intenso.
JOAN CALDERON