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KING GIZZARD AND THE LIZARD WIZARD – ‘Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms And Lava’, ‘Laminated Denim’, ‘Changes’

Otro año muy intenso dentro un Gizzverso que sigue en expansión.

Ya lo advertí en el podcast que les dedicamos hace unos meses: que King Gizzard & The Lizard Wizard anunciaran que iban a lanzar otros tres nuevos discos antes de que acabase 2022 era motivo suficiente para que sus fanáticos montasen el fiestón padre y que los pobres plumillas nos echásemos a temblar ante la que se nos venía encima. Que posteriormente confirmasen que esas tres nuevas referencias iban a aparecer en un plazo de apenas tres semanas a lo largo del Flightmes de octubre, directamente era para pedirse una excedencia de la vida en general.

Para ponernos un poco en situación y contexto, la última vez que los australianos se atrevieron a lanzar un órdago similar fue en 2017. Sin lugar a dudas, ese fue el año de su explosión. Pasaron de ser todo un secreto dentro del garaje psicodélico underground a convertirse en una de las formaciones más excitantes del momento gracias a una frenética hiperactividad que les llevó a publicar cinco álbumes en tan solo doce meses. Una proeza que les colocó definitivamente en el mapa.

Desde entonces, la banda ha seguido con el mismo ritmo imparable hasta alcanzar la cifra de 23 discos de estudio (al menos hasta la fecha, porque si te despistas un segundo lo mismo ya te están editando el siguiente) tocando diversos palos. Rock progresivo, folk, metal, jazz, western, música microtonal, dream pop… Un universo difícil de abarcar pero del que es complicado salir una vez te has metido de lleno. Y para muchos, esos cinco trabajos editados en 2017 fueron su bautizo de fuego dentro del Gizzverso.

Cinco años y otros tantos álbumes después, lo que nos han querido proponer Stu Mackenzie y su pandilla en este 2022 es algo todavía más arriesgado. De nuevo han sido cinco las obras que hemos podido escuchar de los aussies durante el año en curso. Solo que tras la prescindible fumada de Made In Timeland y el eclecticismo poliédrico de Omnium Gatherum, King Gizzard han decidido ponérnoslo aún más complicado a quiénes intentamos seguirles el ritmo. Como si no les dedicásemos ya tiempo suficiente.

Y ahí reside, desde mi punto de vista, el principal escollo en la enésima aventura de una banda que ha malacostumbrado a su seguidores al más difícil todavía. Pretender que la gente te preste la atención suficiente como para sentarse a escuchar tres discos tuyos en apenas unas semanas cuando el tiempo escasea y las novedades discográficas se van acumulando, es un acto tan valiente como egoísta. Más aún teniendo en cuenta que el contenido de estas tres nuevas entregas es cualquiera cosa menos fácil de digerir.

Con un total de casi dos horas y media de duración, someterse a una sesión completa con los tres álbumes del tirón es un acto suicida incluso para los más acérrimos. Ahora que el ejercicio de sentarse a escuchar un álbum dedicándole toda tu atención es una forma de consumo cada vez menos habitual, ellos te sueltan una triada de una tacada. Si encima tenemos en cuenta que esta vez han centrado la lupa en su vertiente más progresiva y por momentos lisérgica, nos encontramos ante algo así como el C2 del Gizzverso. Café solo para los muy cafeteros.

La primera entrega, Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms And Lava es la más dura de todas. Según han declarado, se trata de su álbum más colaborativo, creado a partir de jams y en el que los miembros del grupo han ido intercambiándose los instrumentos. Que el corte más breve de los siete aquí incluidos no baje de los seis minutos, da una idea del tipo de obra ante la que nos enfrentamos. Cada canción es un viaje que sabes como empieza pero no hacía dónde te va a llevar.

Con un personalidad cercana al free jazz (hay muchos arreglos de teclados, flautas saxos…), van desplegando todos su abanico de recursos dejándose llevar sin ataduras de ningún tipo. Se les vé disfrutar con total libertad… tal vez hasta demasiada. Y es que si bien títulos como ‘Ice V’, ‘Magma’ o la joya de la corona que es la impresionante ‘Iron Lung’ (podría situarla como su mejor composición si no fuese porque ya cuentan con al menos una decena de temas igualmente alucinantes) les muestran en la cima de su propio juego, otros como ‘Mycelium’ o ‘Lava’ no resultan tan atractivos, haciendo que bajes la guardia en más de un instante. Probablemente sea el disco más sólido de esta tanda, pero no puedes evitar abrumarte ante semejante cascada de estímulos. Con algún que otro corte menos entraría mejor.

Curiosamente el siguiente tomo, Laminated Denim, se siente realmente como una prolongación natural de su hermano gemelo en lugar del sucesor espiritual de Made In Timeland como ha sido presentado. Por suerte, nada tiene en común con aquella marcianada experimental salvo que vuelven a repetir el esquema de dos piezas de quince minutos clavados cada una. Un poco en la línea de Quarters (2015). La primera de ellas, ‘The Land Before Timeland’, se hace agradable mostrando la cara amable del conjunto, subiendo y bajando ligeramente las pulsaciones sin llegar a explotar hasta el tramo final en el que van tornando hacia una psicodelía tenebrosa.

Por contra, ‘Hypertension’ es desde el inicio mucho más aventurera e incisiva, progresando en intensidad según avanza. Sin duda, es otro de los cortes a destacar dentro de esta trilogía. Siendo ambas canciones con bastante miga, su “brevedad” en conjunto resulta más fácil de asimilar que Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms And Lava, aún habiendo podido formar parte de un mismo paquete pues, como decimos, guardan intenciones similares.

Finalmente, Changes es el que más historia guarda tras su concepción. En un primer momento, el tema principal debía haber formado parte del multiproyecto de 2017, pero no lograron finalizarlo a tiempo tal y cómo a ellos les hubiera gustado. Ha tenido que pasar un lustro para que finalmente vea la luz dando pie a un álbum completo a raíz de desarrollar una idea tan simple como un cambio de acordes. Jugando con la transición de Re Mayor a Fa Mayor, cada corte ha sido creado a partir de extractos de la canción titular.

Sobre la base parece un planteamiento extravagante, pero escuchando el resultado, no lo es tanto. A excepción de ‘Change’ (otra extensa andanada de trece minutos con varias suites que recuerdan a Sketches From Brunswick East (2017) culminando de forma gloriosa), el resto de piezas apenas resultan tan interesantes, quedando eclipsadas por el tema-madre. Y a pesar de que ‘Astroturf’ y el manto de sintes de ‘Gondii’ tienen su rollo, no son tan llamativas como para acudir al disco con cierta frecuencia.

Así pues, podríamos valorar que entre tanto material King Gizzard & The Lizard Wizard han entregado algunos momentos realmente brillantes, pero al mismo tiempo se han pasado de frenada. De haber compilado las cinco mejores canciones aquí presentes, es posible que estuviéramos hablando de uno sus mejores trabajos, lo cual ya es mucho. Confiemos en que tras este festín decidan darse (y darnos) un respiro en el estudio por una temporada para acabar de asimilar otro año muy intenso dentro un Gizzverso que sigue en expansión. Si alguien echaba en falta algo de locura imprevisible en el último disco de The Mars Volta, aquí tiene de sobra para saciarse.

GONZALO PUEBLA