Ni habían editado todavía su anterior disco y ya estaban anunciando el siguiente. Así funciona la imparable maquinaria de King Gizzard & The Lizard Gizzard. Su ritmo de producción se asemeja al de una cadena de montaje, con la diferencia de que en lugar de ofrecer siempre el mismo producto, los australianos se reinventan en cada nuevo episodio.
Después de haberse disfrazado de banda de blues-rock sureño en Fishing For Fishies, esta vez han optado por irse al otro extremo. Como suele ocurrir en muchos de sus discos, Infest The Rats’ Nest explora de alguna manera una faceta que ya habían dejado entrever previamente. En este caso, los australianos se han dejado llevar por su lado más metalero, aquel que se podía apreciar en Murder Of The Universe, sólo que dándole una vuelta de tuerca para que todo cobre un nuevo sentido.
Cogiendo el thrash de los 80 como base, los Gizz se disponen a pasarnos por encima gracias a la muralla que construyen sus tres guitarristas y una dupla de baterías a la que por fin le sacan todo el jugo, con un Stu McKenzie en su registro vocal más cavernoso. Los riffs de ‘Planet B’, ‘Organ Farmer’ y ‘Self-Immolate’ parecen sacados del mismísimo Reign In Blood, aunque conservan ese timbre marciano tan suyo cuando desatan a la bestia.
Eso sí, no todo es metralla sin cuartel. Bajo esa apariencia aguerrida, el disco esconde detalles que lo enriquecen, como el deje hard-blues hacia el final de la sabbathiana ‘Superbug’, la armónica spaghetti western que se cuela en ‘Perihelion’ (estribillazo, por cierto) o las puntuales escalas arábigas de ‘Venusian 1’.
Pero lo mejor de todo es saber que mientras estás leyendo esto, lo más probable es que ya tengan entre manos su próxima locura. Seguramente no tardaremos mucho en escucharla.
GONZALO PUEBLA