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KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD – ‘L.W.’

A estas alturas, la noticia sería que hubieran lanzado una obra decepcionante.

Entiendo (aunque no comparto en absoluto esa posición) a quienes empiezan a estar cansados de King Gizzard & The Lizard Wizard. Su nivel de productividad discográfica es tal que hace que no sólo ya sea complicado sumergirse en el vasto universo que han sido capaces de edificar en apenas diez años, sino que el mero hecho de seguirles el ritmo suponga un auténtico reto sólo para valientes.

Pero si como un servidor eres fan desde hace tiempo de esta pandilla de locos australianos que sufren de incontinencia creativa, encontrarte con un grupo así es un regalo impropio de estos tiempos. ¿A quién no le gustaría que una de sus bandas favoritas estuviera publicando constantemente material nuevo y además en uno de los momentos de mayor inspiración de su carrera, tal y como se hacía en los 60? Yo lo tengo claro: mientras sean capaces de mantener el nivel, adelante.

A estas alturas, la noticia sería que los de Stu Mckenzie hubieran lanzado una obra decepcionante. Sin embargo, siguen en racha. Tan solo tres meses después K. G. aparece ahora su otra mitad, L.W.. Una continuación de esa segunda exploración en la música microtonal tras el esencial Flying Microtonal Banana de 2017 y que han llevado mucho más lejos en esta nueva aventura.

El ruidoso final que escuchábamos en ‘The Hungry Wolf Of Fate’ enlaza directamente con el arranque de ‘If Not Now, Then When?’ cuando, tras unos instantes de confusión, se cambia radicalmente de tercio. Del intenso doom metal con el que despedían el primer volumen se pasa a una especie de ritmo funky entrecortado capitaneado por un Clavinet y McKenzie cantando en falsete. Un registro hasta ahora inédito en ellos. Como si les estuvieran diciendo a Tame Impala cómo se debe jugar a su propio juego.

Pero rápidamente las tornas vuelven a girar con ‘O.N.E.’, dando la sensación de que el álbum despega definitivamente, agarrando con fuerza las guitarras microtonales e instaurando el tono que se mantendrá a lo largo del mismo. En ese sentido, L.W. se descubre como una obra menos sorprendente que su aventurero predecesor. ¿Quiere eso decir que estamos ante un disco inferior? En absoluto.

Por si no tuviera suficiente con su proyecto paralelo The Murlocs, Ambrose Kenny Smith sigue justificando cada intervención que hace frente al micro. En ‘Supreme Ascendancy’ además de las voces, sus teclados de fantasía ponen color a una de las composiciones más brillantes de esta entrega, al igual que en ‘See Me’. ‘Static Electricity’ y ‘Ataraxia’ reinciden en la influencia oriental a través de las guitarras, apostando por la lisergia más reflexiva. 

Como buen disco-espejo, ‘K.G.L.W.’ clausura nuevamente con otra andanada de sludge-doom tirando de un catálogo de riffs metaleros que hará las delicias de cualquier metalhead. Algo que sería impensable en un mismo álbum que cuenta con un primer tema como ‘If Not Now, Then When?’, pero que dentro del Gizzverso pueden coexistir en perfecta armonía.

Puede que llegue algún día en el que King Gizzard & The Lizard Wizard comiencen a flojear, que sus álbumes sean cada vez menos interesantes y hasta predecibles, o que directamente pierdan la cabeza y vendan su traseros al mainstream. Nada es imposible en este extraño mundo en el que vivimos. Pero hasta entonces, sigamos disfrutando de una de las bandas definitivas de su generación.

GONZALO PUEBLA