Si para cualquier banda sobrevivir más de una década se puede considerar todo un logro, llegar a publicar la friolera de nada menos que veinte álbumes de estudio es poco menos que una utopía. King Gizzard & The Lizard Wizard pueden presumir de haber tachado de la lista ambas casillas en tiempo récord.
Desde que en 2012 debutaran con 12 Bar Bruise, los de Melbourne no han parado ni un segundo de trabajar. Su incontinencia creativa, la capacidad de metamorfosearse en cada nueva entrega, unas presentaciones en vivo incontestables y un espíritu totalmente independiente han acabado por convertirles en una de las formaciones más fascinantes de su generación. Y para quienes aún somos capaces de seguir el endemoniado ritmo de producción que llevan, lo mejor es ver que no hay síntomas de que esto vaya a parar.
Como es norma en ellos y obviando el anecdótico Made In Timeland publicado a comienzos de este pasado marzo (una prescindible y absoluta fumada de dos cortes ambientales en media hora), ya tenemos en nuestras manos la enésima entrega del sexteto australiano cuando apenas han transcurrido diez meses de su referencia inmediatamente anterior. Un Butterfly 3000 que, aún considerándolo personalmente como el primer tropiezo serio de su carrera, no se podía negar que volvía a abrir la enésima puerta de un sonido en constante expansión.
Sin embargo, y tal vez por tratarse de algo tan señalado como su vigésimo trabajo de estudio, más que un nuevo paso adelante Omnium Gatherum se presenta como una especie de compilación de buena parte de los terrenos que han explorado en los últimos años. De hecho, uno tiene la impresión de encontrarse ante lo que podría ser un Gumboot Soup Vol. 2, aquel disco en el que incluyeron varias piezas descartadas de sus otras cuatro referencias editadas en 2017. Una macedonia sonora con la que saborear (casi) todas las caras de su poliédrico universo.
Abren la lata con una ‘The Dripping Tap’ que si no fuese porque ya cuentan con varios clásicos de la talla de ‘Robot Stop’, ‘Rattlesnake’ o ‘Crumbling Castle’, me atrevería a afirmar que se trata del mejor opener de su carrera. Hay que tenerlos bien puestos para empezar con una jam salvaje de 18 minutos pasadísima de vueltas con las guitarras rugiendo como solo ellos saben hacerlo. Mejor aún es comprobar cómo manejan todo ese caos para llevarte hacia el éxtasis total y absoluto.
Tras semejante chute de adrenalina intravenoso, nos sirven un analgésico llamado ‘Magenta Mountain’ que bebe directamente de lo mostrado en Butterfly 3000. Sintetizadores de aroma oriental que profundizan en su lado más psicodélico. Un contraste que se irá sucediendo según avancemos en la escucha. Porque al contrario de lo que suele ocurrir en la mayoría de sus obras, aquí la idea de un concepto global brilla por su ausencia.
Del soft soul de ‘Presumptuous’ y ‘Red Smoke’ saltamos al heavy metal con la abrumadora ‘Gaia’ o ‘Predator X’ (ambas sospechosas de haber nacido durante la grabación de Infest The Rats’ Nest. Tan pronto te hacen bailar con el pop amable de ‘Candles’ como juegan a hacerse pasar por los Beastie Boys con ‘Sadie Sorceress’ en su primera incursión dentro del hip-hipo. Cualquier cosa es posible en Ominum Gatherum, como que fundan su vertiente melódica con la más guitarrera en ‘Evilest Man’ consiguiendo otro de los momentos destacados de estos ambiciosos 80 minutos.
En su contra hay que señalar que en ciertos momentos da la sensación de ser un pastiche inconexo montado a base de descartes. Pero ahí reside parte de su encanto: el dejarse llevar como si estuvieses haciendo zapping por el Gizzverso. Algunos pensarán que esta podría ser una buena puerta de entrada a su mundo, pero sinceramente creo que será más disfrutable si ya estás familiarizado con su propuesta.
En una época en la que los artistas nos bombardean con singles cada pocos meses, King Gizzard & The Lizard Wizard hacen lo propio reivindicando el LP con un formato aún vigente con el que captar la atención del público. Así es como han conseguido armar una discografía inmensa en todos los aspectos construida álbum a álbum. Deseando estoy de escuchar los próximos veinte.
GONZALO PUEBLA