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KK’S PRIEST – ‘Sermons Of The Sinner’

Otra alegría en este año de ensueño para el heavy tradicional.

Con algo de retraso, un clásico ya en estos tiempos pandémicos, por fin llega a nuestras manos Sermons Of The Sinner, el primer esfuerzo de KK’s Priest, el nuevo proyecto del mítico guitarrista KK Downing. Su primera alineación tenía más de Judas Priest que la actual de la propia leyenda británica, apuntaron con cierta acidez algunos, pero por desgracia, el batería Les Binks ya no forma parte del grupo y es Sean Elg de Cage el que ahora ocupa el puesto tras los parches.

El joven A.J. Mills se ha adueñado de la otra guitarra, mientras que Tony Newton de Voodoo Six, viejo conocido también del universo Iron Maiden, se encarga del bajo, además de haber ayudado en la mezcla a KK antes de llegar al master de Ade Emsley. El otro gran protagonista del proyecto es el imponente cantante Tim ‘Ripper’ Owens, quien curiosamente se ha encontrado aquí con las canciones más genuinamente Priest que haya grabado en su vida.

Y es que, tras una intro tan old school como ‘Incarnation’ y la llegada de ‘Hellfire Thunderbolt’, uno de los principales bastiones del disco, muchas preguntas asaltarán a los fanáticos de los Dioses del Metal. ¿Qué hubiera ocurrido si Downing no hubiera abandonado la banda tras cabrearse con los planes de no finiquitar a Judas tal y como éstos habían prometido durante la gira Epitaph? Me flipa Richie Faulkner y la energía renovada que logró insuflar a Halford y compañía, ¿pero serían aún más buenos Redeemer Of Souls y Firepower gracias a su presencia? Eso ya nunca lo sabremos, los cruces de declaraciones, los gestos feos y el fichaje de Andy Sneap parecen haber cerrado esa puerta para siempre, pero igualmente, uno no puede dejar de pensar en ello a lo largo de este álbum.

Como decíamos, ‘Hellfire Thunderbolt’ deja el listón por las nubes nada más empezar a rodar el trabajo. Los agudos de Ripper te ponen a mil, pero lo que más destacaría está en la producción, con esas cuatro cuerdas de Newton tremendamente presentes. Ese detalle es el que te retrotrae a los 80, la década a la que obviamente se encomiendan KK’s Priest. ‘Sermons Of The Sinner’ es otro tema de categoría, contiene unos solos destacadísimos, y a pesar de que Downing sea el compositor, el sabor estadounidense es marcado, y no sólo por la procedencia de algunos miembros del grupo. Joder, yo es que pienso en Helstar y otras bestias del US cuando la escucho…

Voces dobladas de Tim en algo que intenta ser castellano a la hora de arrancar ‘Sacerdote Y Diablo’, y después, un riff que no puede ser más Priest. Es oscurilla, y épica, y vaya si mantiene el tipo en este inicio de obra fulgurante. Heavy metal sin aditivos, súper conservador. Gracias.

‘Raise Your Fists’ es simple, pero no por ello menos resultona. Parece un corte pensado para el directo, de estribillo instantáneo y orgullosas proclamas para hincharle el pecho a las legiones. Misma idea para ‘Brothers Of The Road’, pero con el nivel de chulería elevado al trillón. Bufff… Me tiene comiendo de su mano encuerada, ésta es para darle gas a la Harley. Te la enchufan antes de un bolo de Ross The Boss y corre la sangre sin que la banda haya pisado el escenario todavía. Entre mis favoritas de calle.

Lo que intenta ‘Metal Through And Through’ es loable, pero no acaba de dar en el clavo. Te pone las pilas con esos instantes con cierto aire al ‘Warriors Of The World United’, y luego sus posteriores desarrollos llaman la atención, pero lo dicho: en sus más de 8 minutos no considero que concrete tanto como pretende, aunque se agradezca el esfuerzo.

Con ‘Wild And Free’ vuelve la velocidad, Tony Newton continúa saliéndose, se suceden los paseos por el mástil… Y pese a su valía, no es tan inspirada, no consigue competir por la pole. Mismo caso que ‘Hail For The Priest’, canción que después de una intro con beats incluida, se abre paso con otra destacable ración de tachuelas y unos coros no exentos de brillantez; sin embargo, con unos rasgos algo trillados a estas alturas del plástico. ‘Return Of The Sentinel’ es un todo un guiño, pero ojalá. El último corte es el más discreto del pack, aunque de nuevo no podamos decir que sea deficiente… menos aún con Ripper reventando el micro de esa forma.

En resumidas cuentas, estamos ante un álbum transoceánico en materia metálica, que aunque obviamente beba mucho más de las Islas Británicas no se olvida de Estados Unidos, y que, pese a ir de más a menos, a mí me ha vuelto a dar una alegría en este año de ensueño para los lanzamientos de heavy tradicional.

PAU NAVARRA