Por mucho que el nivel haya aumentado exponencialmente en prácticamente cualquier región de nuestra geografía, la escena de Esukal Herria continúa siendo una fuente inagotable de la que no paran de surgir nuevos talentos.
No son los únicos, pero de Kohatu ya dimos buena cuenta de su primer álbum hace unos años. Aquel Oskolak registrado en los Westline Studios de Juan Blas mostraba a un grupo con un potencial todavía por terminar de pulir, pero que ya daba pistas de tener intenciones muy claras y definidas en la parcela estilística. Algo que vienen a reafirmar cuatro años después con un nuevo plástico.
Grabado en esta ocasión entre Zestoa y Hendaia bajo la supervisión de Alain Martínez (Qverno), el ahora restablecido como trío regresa a la palestra con Anabasari Deiadar. Un Llamamiento Al Caos que esconde un doble sentido. Por un lado, el revelarse contra un sistema capitalista que nos consume día a día al tiempo que exige un ritmo constante de producción. La otra cara es la de la pelea interna de cada individuo por superar sus propios miedos, errores e inseguridades en busca de salir adelante.
Si el contenido de sus letras esconde mucho digno de analizar, en contraposición su música resulta primaria, directa y cruda. Piezas como las iniciales ‘Gure Kontra’, ‘Errealitatearen Pertzepzio Galdua’ o ‘Sarean’ hacen buena aquella máxima del “menos es más” que tanto predicaron los maestros Berri Txarrak. De los de Lekunberri también han heredado el gusto por los riffs de stoner (me juego lo que queráis a que Payola está entre sus álbumes favoritos). Hay guitarras crujientes, con algunos arreglos interesantes, pero primando la potencia sin necesidad de sobreproducirlo todo en exceso.
Según avanzamos, van apareciendo diferentes dinámicas y recursos. ‘Bitakora’ es un mediotempo bien trabajado dónde las melodías ganan un mayor peso, cosa que se mantiene en ‘Jauzia’ a pesar de su trote punk. Y es que los contrastes se suceden también en ‘Errautsak’, un poema musicado de Alejandra Pizarnik en el que pasan de un riff metalero a una estrofa de cadencias casi funkys combinado con un estribillo de los que atrapan. Eso sin dejar de lado el poderío con el que arremeten en ‘Ni Baten Itzala’ y ‘Dagokiguna’. Está última con Aiert de Dube y Fou de Puta Purpurina como invitados a las voces.
Con Anabasari Deiadar el conjunto de Berriz sigue dando pasos en la dirección correcta para convertirse en uno de los secretos a descubrir dentro del circuito underground vasco. Y a pesar del salto ejecutado en este segundo disco, algo me dice que todavía les queda por dar uno aún mayor en el futuro. Hagan bien en seguirles la pista.
GONZALO PUEBLA