Después de pasar por algunos momentos realmente bajos -recordemos su fallido reencuentro con Ross Robinson y sus acercamientos al dubstep- Korn volvieron a recuperar el pulso coincidiendo con la vuelta del guitarrista Brian ‘Head’ Welch en 2013. Con The Nothing, su tercer álbum desde entonces y decimotercero en global, el grupo de Bakersfield vuelve a dejar constancia del buen momento por el que están pasando. En lo musical, claro, porque en lo personal es otra historia.
El año pasado Jonathan Davis perdió primero a su madre y luego a su esposa, y esas dos muertes marcan totalmente el contenido del disco. El cantante ha reconocido que usó la grabación como una especie de terapia personal, tomándose hasta cuatro meses para escribir sus partes aislado del resto. Ya en el primer tema, ‘The End Begins’, en el que vuelve a sonar su famosa gaita, le escuchamos sollozar «¿Por qué me dejaste?» y a lo largo de sus trece canciones encontramos múltiples referencias a su difícil trance. Davis nunca ha tenido problema en exponer sus sentimientos, pero hacía tiempo que no se mostraba tan vulnerable. En el interludio ‘The Seduction Of Indulgence’ incluso parece que reviva los abusos sexuales que sufrió de niño y que ya relató en su famosa ‘Daddy’.
Pero si a nivel de letras estamos ante un disco oscuro, triste y desesperanzador, sorprende que The Nothing sea un trabajo tan melódico. Sus característicos riffs graves suenan con extrema potencia (el productor Nick Raskulinecz le ha pillado definitivamente el truco a su sonido), pero el álbum está repleto de estribillos y partes de lo más pegadizas como en ‘Cold’, ‘You’ll Never Find Me’, ‘Gravity Of Discomfort’ o esa ‘Can You Hear Me’ que recuerda a la versión que Fear Factory hicieron de ‘Cars’ de Gary Numan.
Pese a que conocemos de sobra su sonido, se agradece que la banda todavía sea capaz de ofrecer un tema como ‘This Loss’ con un inesperado puente a ritmo de vals. Y es que aunque a veces pareciera que Korn hubieran optado por la cantidad antes que la calidad, sobre todo comparados con algunos de sus coetáneos, The Nothing prueba que estos perros viejos todavía pueden enseñarnos algunos trucos nuevos.
DAVID GARCELL